Salvadoreño. Fundador del Laboratorio de Investigación y Acción Social contra la Impunidad, así como de Víctimas Demandantes (VIDAS). Columnista de ContraPunto.
"Nicaragua había sido el país más pacífico y seguro de la región, con un crecimiento económico importante… hasta ese 18 de abril del 2018": Benjamín Cuéllar.
"Triste realidad la nuestra, si seguimos creyendo que nos salvará alguna deidad omnipotente de estas; así prolongaremos la revolcada nacional en el mismo lodazal de violencia e injusticia social": Benjamín Cuéllar.
"En febrero del 2020, ante la inminente aprobación de una regulación que favorecía a los perpetradores ‒vetada luego por Bukele‒ reivindicamos la creación de espacios comunitarios para sanar heridas, en el marco de la llamada justicia restaurativa": Benjamín Cuéllar.
"Se dice que en una familia, los padres y las madres educan a su descendencia con el ejemplo. En una sociedad eso corresponde a las autoridades, pero en la nuestra siempre ha ocurrido lo contrario": Benjamín Cuéllar.
Fue desde entonces y no después que todos y todas, pues, nacimos como dijo el poeta: medio muertos. Por eso, también, Dalton le cantó a “Anastasio Izalco, Lempa Aquino”: Benjamín Cuéllar.
"Todos los gobiernos de la posguerra, sin excepción, le fallaron" a las mayorías populares salvadoreñas; "todos han sido, entonces, una gran decepción", dice Benjamín Cuéllar.
"Roque pidió que interrogáramos 'a la noche de la patria' para que esta nos dijera 'lo amargo de los días que vienen'. Y vienen… El 'pobrecito poeta', ciertamente, sigue vigente".
"El bukelismo sabe que en cuatro años se viene otro mundial. Clasificados automáticamente los tres países anfitriones la tiene servida y ya comenzó a anunciar los millones de dólares que destinará para lograr la tan ansiada clasificación": Benjamín Cuéllar.
Recibí varias amenazas públicas y privadas mientras trabajé con los jesuitas José María Tojeira y Rodolfo Cardenal acompañando a otras víctimas de violaciones de sus derechos humanos ocurridas antes, durante y después de la guerra
"Hay que apostarle a una diferente y beneficiosa movilización popular que promueva la convivencia respetuosa basada en vigencia innegable de los derechos humanos, desde abajo y hasta arriba".
Cuéllar sostiene que el “enemigo interno” será "la protesta de la gente a la que el Estado de derecho no le ha servido en la práctica para mejorar su condición; lo será cuando salga a las calles a reclamar, agobiada e indignada, con el estómago deshecho".
Sigue pues en nuestra tierra la comilona de tiranuelos en la cual, parafraseando al par de cubanos irrepetibles, estos se sientan hundiendo “su mano ensangrentada en el manjar del mártir muerto”