“¦ mis venas no terminan en mí,
sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida,
el amor,
las cosas,
el paisaje y el pan,
la poesía de todos.
Roque Dalton, poeta salvadoreño
(14 de mayo 1935 ““ ejecutado el 10 de mayo de 1975)
Una semana después, el 2 de marzo, los feligreses se sorprendieron al ver que un monaguillo sostenía el auricular de un teléfono cerca de la cabeza, como siguiendo los movimientos de la boca del arzobispo y arrastrando un cable de 50 metros que los técnicos de la emisora destruida habían preparado ante la urgencia de su mentor.
Desde el altar, Romero explicó: “Quiero expresar también un agradecimiento muy grande a la solidaridad que en forma tan abundante sigue llegando con motivo del atentado contra nuestra emisora YSAX. Ya he expresado mi gratitud para esta emisora que está transmitiendo hoy, Radio Noticias del Continente, de Costa Rica”¦ También sobre todo me agrada la forma espontánea con que su representante aquí en El Salvador acudió a prestar un auxilio, mientras que muchas de nuestras emisoras de El Salvador se han dejado vencer del miedo”¦ Yo comprendo, y no los culpo, el riesgo de servir a la verdad en un mundo donde se paga mejor la mentira”¦”
A los pocos minutos de producido el atentado el corresponsal de la radioemisora de onda corta costarricense con la que Montoneros rompió el cerco informativo tendido por Estados Unidos y sus dictaduras sobre Latinoamérica y el Caribe, informó del suceso a los responsables periodísticos en San José quienes le pidieron que transmitiera su solidaridad al arzobispo y, sin demasiada expectativa, le indicaron que ofreciese el servicio de sus ondas para transmitir en directo las homilías dominicales.
Antes de una hora el teléfono volvió a sonar en las oficinas de RNC, sus directores sintieron el impacto de saber que Romero no solo agradecía el gesto sino que pedía arrancar “lo antes posible”. Sería el primer domingo de marzo, cuando su palabra se escuchase en todo El Salvador “y de ahí a Centroamérica y llegaba hasta Colombia y Venezuela. Nos internacionalizamos, pues”, como explican, con orgullo, los técnicos que hicieron el “enlace muy artesanal”. Bromean al recordar que el “monaguillo tenía que sostener el auricular tanto rato que se le dormía la mano, con aquellas homilías que hacía, que eran de hule”¦”, se estiraban como la goma.