Por José Arnoldo Sermeño Lima.
Es un hecho incontrovertible que en diversos momentos de la historia de una nación la prensa ha ejercido una influencia importante; sea a favor o en contra de procesos, planteamientos o personajes. El rol de los medios de comunicación y el de las personas que los poseen o los dirigen o quienes ahí trabajan, ha contribuido a hacer hitos históricos en la defensa o en el descubrimiento de la verdad, en unos casos. Sin embargo, en otros han ejercido un papel negativo contra personas o causas justas, o a ocultar la realidad.
La mayor parte de la prensa escrita y comercial salvadoreña ha sido señalada por diversos sectores de haber callado y acallado la verdad. Para el caso que nos ocupa, en la segunda mitad del s. XX muchas veces distorsionó los hechos por medio de los cuales se intentaba transformar el orden establecido que se oponía a todo cambio, cegándose a la necesidad de este último vista desde cualquier ángulo: sea para satisfacer los derechos y necesidades más elementales de los sectores desposeídos o, desde la óptica empresarial, por la necesidad que la mayor parte de la población cuente con capacidad de consumo, lo que dinamiza a toda economía.
En estos artículos nos centraremos en el rol de la prensa escrita en un caso particular: la cobertura que hizo a Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez, que -habiendo tenido un desempeño conservador durante buena parte de su vida religiosa-, al acceder al arzobispado de San Salvador coincidió con violentas represiones a los sectores populares por el poder constituido, lo que le hizo reaccionar y transformarse en defensor de los mismos. Esa prensa no contribuyó a investigar los hechos denunciados por el arzobispo ni a apaciguar los ánimos que se cernían sobre el prelado, sino que más bien abrió sus páginas para diferentes opiniones que ayudaron a caldearlos en su contra.
No puede decirse que toda la prensa jugó ese papel. Como ejemplo ilustrativo, Monseñor Romero fue asesinado oficiando misa en el primer aniversario del fallecimiento de la señora Sara Meardi de Pinto, madre del periodista Jorge Pinto, quien jugó un valiente rol denunciando los atropellos que la población sufría en los años 70. Su casa fue cateada varias veces por las fuerzas gubernamentales; y las oficinas de su periódico, El Independiente, fue víctima de bombardeos hasta que le destruyeron la imprenta. Entonces no puede generalizarse ni incluir en una categoría genérica a toda la prensa.
Después de su beatificación y posterior canonización, Monseñor se convirtió en un ícono universal, y después de su asesinato las críticas y ataques desaparecieron como por arte de magia en los medios de comunicación nacionales; a pesar de que -en vida- él estuvo sujeto a ataques y desprestigio por diversos sectores de la sociedad salvadoreña e incluso de personeros nacionales e internacionales de su misma iglesia. Los lectores(1) podrán observar en estos artículos algunos de los ataques que él recibió en la prensa, aunque obviamente de ello no puede hacerse mecánicamente una relación de causalidad con su asesinato; pero tampoco puede descartarse que hayan influido en caldear los ánimos en su contra.
A pesar del ataque de sus detractores, la misión del prelado le proyectó a nivel universal, gozando de respeto y solidaridad por parte de diferentes sectores, incluyendo a otras religiones que le visitaron o le invitaron a ir a compartir con ellos su pensamiento, cosa que no siempre logró realizar por los compromisos que tenía en El Salvador, especialmente con la población más humilde. Recibió múltiples reconocimientos, incluyendo doctorados honoris causa, como el emitido por la universidad Georgetown, en Estados Unidos (1978); o por la universidad de Lovaina, en Bélgica, un mes antes de su asesinato. Fue propuesto al premio Nobel de la Paz en 1978 y 1979, a propuesta del Parlamento del Reino Unido. Después de su asesinato, la religión anglicana le seleccionó en 1998 entre los diez mártires del siglo XX; mientras que la iglesia católica le declaró beato en 2015 y santo el 14 de octubre de 2018, en ceremonia presidida por el Papa Francisco.
Trataremos de ser lo más objetivos posible. Sin embargo, el autor no oculta su respeto y admiración por el santo. Contrapunto publicó el relato de nuestro encuentro con el Prelado, así como mis vivencias durante sus exequias. (2)
Valgan las siguientes precisiones: La mayor parte de la información que se expondrá procede de los periódicos La Prensa Gráfica (LPG) y El Diario de Hoy (EDH), los de mayor circulación en el país durante esa época. Por otra parte, al mencionar solamente el término “iglesia” se estará haciendo referencia a la católica; y -cuando así se indique- dentro de ésta, a la que sustentó a Monseñor Romero en el marco de su fe.
Las críticas y ataques a Monseñor en los periódicos tomaron diferentes formas: noticias, artículos en sus páginas editoriales, campos supuestamente pagados -o con formato de tales-, algunos firmados por personas reconocidas en el país (3) pero en otros casos aparecían nombres que más parecen seudónimos o, peor aún, en ciertos casos estaban firmados por personas evidentemente inexistentes, como por ejemplo: simplemente “Josefo”; así, sin apellido. (4)
Asimismo, si bien dichos rotativos publicaron campos en contra del prelado, firmados por organizaciones que interactuaban para esa época en la política nacional (5); el nombre de otras deja planear dudas sobre su existencia real (6), o si todos los miembros de tales entidades verdaderamente estaban de acuerdo con atacar al ahora santo.
Si bien centraremos la mayor parte de las referencias principalmente en los nueve meses previos a su asesinato, no dejaremos de echar algunas miradas a etapas que precedieron ese lapso, para situar el ambiente prevaleciente en la época.
Él tuvo siempre muy clara su misión evangelizadora dentro de su religión, lo que le granjeó antipatía de los sectores dominantes de su época, que no le perdonaban su pensamiento solidario y racional: “Hay que combatir el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para que alcance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda verdad evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres” (homilía del 2 de abril de 1978). Esas palabras tienen cierta semejanza con lo expresado el 16 de octubre de 2006 por el embajador de Estados Unidos, Douglas Barclay, en la sede de FUSADES: “…las personas y los empresarios deben pagar los impuestos que deben…Los salvadoreños deben pagar sus impuestos. No hay espacio para gorrones que le roban la posibilidad de un mejor futuro para sus conciudadanos”. (7)
O su homilía del 15 de octubre de 1978: “Aquí nos está dando Cristo la respuesta a una calumnia que se oye muy frecuente: ´¿Por qué la Iglesia sólo le está predicando a los pobres? ¿Por qué la Iglesia de los pobres? ¿Que acaso los ricos no tenemos alma?´ ¡Claro que sí, y los amamos entrañablemente! y deseamos que se salven, que no vayan a perecer aprisionados en su propia idolatría, les pedimos espiritualizarse, hacerse almas de pobres, sentir la necesidad, la angustia del necesitado”.
La elite de ese tiempo trató de presentarle como cercano a la oposición política, a pesar de que el Santo supo mantener siempre su independencia y criticó a quien se alejaba de los preceptos de su religión en ambos lados del espectro político, pues debe subrayarse que dicha oposición también fue objeto de sus críticas y, en el caso de la que estaba armada, a sus críticas le replicaron en volantes y en su radio clandestina; o tomándose templos, lo que Monseñor Romero siempre trató de revertir negociando para que los desocuparan; a pesar de que en su Diario íntimamente señalaba su comprensión, ante la imposibilidad que tenían en esa época de manifestar su descontento de otra forma.
Por otra parte, a partir de su martirio, la oposición de aquella época ha hecho intentos, sin base alguna, de extenderle carné de pertenencia; a pesar de que Monseñor siempre se desligó con claridad de cualquier cercanía política o ideológica con ellos.(8) Asimismo, en el otro extremo del prisma político algunos sectores también han tratado de hacer borrón y cuenta nueva con el ahora santo. (9)
(1) En lo correspondiente a la variable género, en estos artículos se ha adoptado la opinión de expertos gramaticales que señalan que mencionar cada género es correcto sólo cuando el masculino y femenino son palabras diferentes (como mujeres y hombres, damas y caballeros, etc.). De lo contrario, indican que el plural en masculino implica a ambos sexos. Asimismo, señalan que el participio activo de un verbo incluye a los dos sexos, sin requerir precisión individual para cada uno: por ejemplo, el participio activo del verbo “militar” es “militante”, por la persona que milita; la de “migrar” es “migrante”, por la persona que migra; la de “estudiar” es “estudiante”, por la persona que estudia; etc.
(2) https://www.contrapunto.com.sv/mis-recuerdos-sobre-la-muerte-de-monsenor/
(3) Por ejemplo: Sidney Mazini V., “¿Cuál Iglesia Perseguida?” (EDH,24/03/1977, pp. 6 y 9); José L. Salcedo Gallegos, “Agitación, Subversión, Insurrección” (LPG, 19/04/1978, p. 35); Gloria Mercedes P. de Bolaños, Carlos López Sandoval y Alfredo Mena Lagos, “Ya basta…” (EDH, 9/10/1979)
(4) Valgan como ejemplos: “Actitudes Paralelas: los dos Romero” en LPG, 15/12/1979, pags 35 y 66; “Venir por lana y salir trasquilado” en LPG, 17/12/1979, pags 37 y 72.
(5) Por ejemplo: Consejo de Coordinación Nacional de FARO (siglas del “Frente Anticomunista de la Región Oriental”): “¿Un ´Nuevo Credo´”? {publicado simultáneamente el 31 de mayo de 1977 por LPG (p. 54) y EDH (p. 57)}; o la Cruzada Pro Paz y Trabajo: “Carta Abierta a Monseñor Arnulfo Romero” (LPG, 22/12/79, p. 40].
(6) Ejemplo: Sociedad Cristiana Salvadoreña: “Sembrando Vientos y Cosechando Tempestades”, publicado simultáneamente el 26 de mayo de 1977 en LPG (p. 51) y EDH (p. 52); Asociación Católica Libertad o Esclavitud: “¿Es esta la Casa de Dios o la casa del odio y la violencia?”, LPG, 22/05/79, p. 31; Sociedad Cristiana Salvadoreña: “¿Siguen sembrando tempestades los curas?”, EDH, 14/05/77, p. 45; Caballeros de Cristo Rey: “Agua bendita para la lucha de clases”, publicado simultáneamente el 06/06/77 en LPG (p. 32) y EDH (p. 50)
(7) FUSADES, Infórmate, Carta Informativa, Edición Especial, Octubre 2006
(8) Ver, por ejemplo, entrevista de La Prensa Gráfica, 17/02/1979, p. 61
(9) LPG dedicó dos separatas conmemorando los 25 años del asesinato de Monseñor:
a. Enfoques, 20/03/2005, Año 7, No. 354: 25 años preguntando por Romero, 16 páginas
b. Revista Dominical, 27/03/2005, Año LXXXVIII, No. 2,302: Camino al Cielo, pags 2 a 4.