Cuántos pretendidos santos o demonios fracasan miserablemente en su intento de estar a la altura de lo que no pueden ser porque no tienen ni la vocación ni las aptitudes para ello
La pregunta cándida suele ser ¿por qué no se unieron todos los pueblos indígenas contra el invasor extranjero? Y la respuesta es más desangelada de lo que podría esperarse. Porque creyeron que venciendo a su enemigo inmediato podrían recobrar su autonomía
La bulla de las actuales movilizaciones no resultará en la caída del esperpéntico Giammatei por más que CNN y algunas agencias oficiales gringas clamen del diente al labio por la restitución del fiscal de la FECI
No en balde la sentencia socrática “Sólo sé que no sé nada” se suele interpretar en esta era
de la posverdad y del total relativismo posmoderno como una invitación a la ignorancia, la
estulticia y la molicie.
Ya no hay luchas entre derechas e izquierdas, sino sólo entre dos derechas: la que todavía sueña con exterminar a las izquierdas, a los indígenas y a la “diversidad sexual”, y la que compró no sólo el derecho de enarbolar las reivindicaciones de estos tres grupos sociales
Fue en esta era cuando Blancanieves se asoció con la Bruja Malvada y ambas fundaron una corporación a la que llamaron Blanvada Inc., la cual vendía (revueltos) el Bien y el Mal como simulacros de lo que los habitantes del mundo debían o no hacer por su bienestar
La política interna actual de mi país acusa, pues, una pugna intraderechista e intraoligárquica sin oposición estratégica. ¿La izquierda? Bien, gracias, al fondo a la derecha.
Autonomía y elecciones limpias para expulsar de ella al arzuismo
Si la facción oligárquica dionisista ―junto a su coro de oenegés progres y “moderadas”― se...