BAM
El martes 4 de mayo a eso de las cuatro de la tarde, recibí un mensaje del BAM en el que se me informaba que “Operaciones de tarjetas de débito” me cobraba Q.600.oo. Llamé para saber por qué y me indicaron que en esa sección no respondían y que les enviarían un correo electrónico de mi parte para que me dieran la explicación del caso. Al día siguiente insistí tres veces más por teléfono, y lo mismo: no respondían y les enviaron otros tantos correos electrónicos, sin respuesta.
Fui a la agencia del BAM de la séptima avenida y novena calle de la zona 1, y lo mismo: no respondieron y enviaron otro correo electrónico en vano. El jueves llegué a la agencia central del BAM, en la séptima avenida de la zona 9 y, luego de algunas reticencias, un empleado suspicaz me envió con Zoraida Martínez, “Líder de servicios”, quien, después de un buen rato subió a la inexpugnable oficina de “Operaciones de tarjetas de débito”, de donde me mandaron decir que el 17 de diciembre de 2019 (hace casi año y medio) yo había usado un cajero automático que ―aseguré― no me había pagado y que había enviado el correspondiente reclamo, por lo cual el banco me había restituido el monto, pero que “ahora” el cajero informaba que sí me había pagado. Comprobé en mi banca virtual que el trámite se había hecho y recordé que un cajero defectuoso de una cafetería en la Avenida Elena y 12 calle “A” de la zona 3 se “tragó” mi tarjeta, no me pagó y estuvo “trabado” por varios días. Cuando hice el reclamo dijeron que reportarían mi tarjeta como “extraviada” para poder darme una nueva. Al repetir que no la había extraviado, sino que se la había “tragado” el cajero, me dijeron que el sistema no tenía esa opción y que sólo la podían reportar como “extraviada”. Según vi en mi banca virtual, el cobro por la nueva tarjeta fue debitado.
Es muy extraño que casi año y medio después, la explicación que le dieron a la “Líder de servicios” del BAM fue que “el cajero acababa de indicar que sí me pagó aquellos Q. 600.oo y que sin embargo yo los reclamé”, omitiendo que la locuaz máquina se “tragó” mi tarjeta y que pagué por una nueva según la falsedad de que la había extraviado. Arguyo: si el cajero me hubiera pagado ¡YO NO HABRÍA HECHO RECLAMO ALGUNO! Además, ¿por qué el cajero “habla” casi año y medio después de los hechos? Sospechoso, ¿no? Ni modo, mi pura mala suerte.
Dynamic Fitness
Quise volver a nadar y me inscribí en este gimnasio. Me pidieron mi número de tarjeta de débito y firmé un Acuerdo de Membresía. Me dijeron que descargara una aplicación a mi teléfono para reservar los días y horas de la semana en que llegaría a nadar. Asistí tres semanas de abril y vi que el sistema de reservas es una farsa porque la gente llega a cualquier hora, la piscina se satura y no se puede nadar en sus estrechos carriles. Cuando quise cancelar mi membresía me dijeron que eso sólo se podía hacer entre el 5 y el 25 de cada mes, pero que si pagaba Q.50.oo me “congelarían” el débito automático de mayo a mi tarjeta hasta que llegara a hacer la cancelación. Así procedí y el 5 de mayo fui a ello y me mostraron que la letra chica del Acuerdo decía que si no cumplía con 12 mensualidades debía pagar Q.400.oo. Así lo tuve que hacer.
Lo fraudulento del caso es vender un servicio de piscina según la farsa de la reservación de día y hora para usarla cuando la gerencia sabe que está saturada y que es imposible nadar en ella. Ni modo. No me ahogaré en esa poza. Sólo apechugaré mi pura mala suerte.