jueves, 5 diciembre 2024

¿Sin agua? Imposible

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Sr. Marco Fortí­n, no puedo acostumbrarme a vivir con la escasez de agua. Dí­game su experiencia y si Ud. ya se acostumbró.  Asumo que en su casa entonces viven con el agua racionada y se levantan en la madrugada a llenar un par de barriles o huacales; también que las buenas prácticas de cómo ahorrar agua se fomentan dí­a con dí­a y probablemente dentro de poco tendremos un manual derivado de ello, que nos enseñe a los salvadoreños a administrar tan precioso lí­quido. SI no es así­ y en su casa se disfruta de agua continua y del gusto de abrir un chorro a cualquier hora y ver caer el agua a raudales, entonces no se justifica su comentario.

Créame que sus palabras me sonaron hasta irónicas, cuando constato que otras empresas o proyectos habitacionales gozan de agua en exceso, que un campo de golf de primer mundo disfruta de tanta agua que su grama natural luce tan perfecta y sana. Yo solo puedo ver la tierra seca de mi patio donde la hierba ya se secó por falta de riego constante, que el agua cae en mi zona tres o cuatro veces al mes, y que en la comunidad la gente que tiene sus recursos  prefiere perforar sus pozos y tomarla sin restricción. Yo no tengo esa posibilidad, y como muchos salvadoreños he confiado en que la institución que Ud. dirige hará lo que compete, distribuyendo el lí­quido vital donde se necesite, de forma equitativa, confiando en que  por ser institución del estado velarán porque todos sin excepción recibamos agua  de manera periódica.

No puedo creer que un funcionario del estado diga que nos debemos acostumbrar a vivir con escasez de agua. Solo falta que el Director de la PNC diga que nos acostumbremos a las muertes diarias y a la horrible violencia que nos rodea, o que el Ministro de Economí­a diga que las extorsiones es la nueva tendencia de emprendedurismo o microempresa.

No puedo acostumbrarme tampoco a ver que la población se tome las calles y nos impida llegar a tiempo a nuestro trabajo o que los cipotes lleguen tarde a su escuela o colegio. ¿Se imagina el esfuerzo de padres y madres lavando con un huacalito y un poquito de agua el uniforme de sus hijos y que lleguen tarde o no los dejen entrar porque una manifestación o toma de calles les impidió llegar a tiempo? ¿Se imagina la frustración de esos papás  y mamás? ¿O los baños de esas escuelas o colegios, que suspendan clases por falta de agua?

Ironí­as de la vida: hay dotación de alimentos para las escuelas pero no pueden prepararse porque no hay agua. ¿Y cómo estarán haciendo los hospitales o unidades de salud? ¿Los almacenes y comercios? ¿La señora, cabeza de familia, que sobrevive de su venta de fresquitos o de lavar ajeno? O sea, por donde se considere se nos está violentando el derecho a la vida, a la educación, a la salud, nuestros derechos más fundamentales.

Ud. dice en sus declaraciones recientes que el problema es de tuberí­as con más de 40 años de antigüedad (en algunos medios leí­ 80 años), que la construcción de colonias como Alta Vista, han impermeabilizado el terreno pues hay 38 mil casas en dicho sector y por ello solo se aprovecha el 10% de agua lluvia.  También afirma que la gente mucho desperdicia y que no estamos educados para cuidarla, y que el presupuesto que ahora pide es para paliar la situación, asignando pipas o tanques en las comunidades más necesitadas.

A mi juicio su plan contingencial es  extremadamente inmaduro y apresurado. No es dando un vaso de agua como se solucionará el problema. Las empresas constructoras de colonias o residenciales, o las grandes empresas de bebidas deberí­an en primera instancia de proveer de pozos para cubrir la demanda. Que se incluya la instalación de plantas de tratamiento de aguas residuales también. Si no los construyeron al inicio de su obra o producción  pues ahora es el momento. Si no hay forma de que paguen por el agua que explotan pues que devuelvan al pueblo de alguna manera sus millonarios beneficios.

En cuanto a programas educativos su gestión, Sr. Fortí­n, inició hace 7 años, tiempo más que suficiente para haberlos implementado y ver resultados, y no ha ocurrido así­. O sea, de quién es la responsabilidad de no haberme educado en el cuido y ahorro del agua. En cambio lo que veo es prisa por apagar fuegos superficiales, mas no ahondar en el problema. Se necesita trabajo en equipo incluyendo otras carteras de estado, como educación, economí­a, medio ambiente (con agresivas y constantes campañas de reforestación, por ejemplo).

Sr. Marco Fortí­n, no me puedo acostumbrar a la escasez de agua cuando la distribución no es pareja. Haga lo suyo y atienda con ética, responsabilidad y diligencia el problema de los salvadoreños. Ud. es salvadoreño. Entonces Ud. también tiene ese problema.

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Mercedes Seeligman
Mercedes Seeligman
Columnista Contrapunto
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