viernes, 26 abril 2024
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Retrato de una dictadura moderna

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La notoriedad con la que avanza el movimiento Nuevas Ideas supone una amenaza para el sistema de partidos actual, en el que se atisba una supuesta polarización partidaria resumida en la dicotomí­a “izquierda y derecha”. Una polarización discursiva en la que no se establecen mecanismos (desde la izquierda oficial) para la transformación de la sociedad, sino una serie de medidas de asistencia social que no se acompañan de polí­ticas económicas que activen el agro o la industria en nuestro paí­s, tampoco se ha potenciado una reforma fiscal progresiva, sino todo lo contrario, en la última década ha prevalecido la complicidad de los dos partidos mayoritarios en lo que a temas económicos y fiscales se refiere, el distanciamiento de ambos se ha delimitado estrictamente al plano polí­tico partidario y en algunas ocasiones a temas especí­ficos como la reforma al sistema de pensiones, que terminó siendo una oportunidad perdida, en la que se volvieron a poner de acuerdo para cambiar algo sin cambiar nada substancialmente. 

Por tanto, no es de extrañarnos que emprendan juntos una cruzada para inhabilitar a Nayib Bukele, valiéndose de prácticas antidemocráticas al viejo estilo de las dictaduras militares en las que únicamente se les permití­a la participación polí­tica a quienes representaban en mayor o menor medida los intereses de los carteles empresariales que ostentan el poder económico y polí­tico, mismos carteles que ahora ningunean antojadizamente el TSE dilatando lo más posible el conteo de firmas requeridas para constituir oficialmente al movimiento Nuevas Ideas en partido polí­tico electoral, esta demora fue prevista para asfixiar los tiempos establecidos por el TSE para la realización de internas de los partidos polí­ticos, de tal manera que Nuevas Ideas no podrí­a inscribir a su candidato presidencial en tiempo, a consecuencia de este bloqueo se toma la decisión de participar en coalición junto a Cambio Democrático, y justo cuando se pensaba que las institucionalidad de nuestro paí­s prevalecerí­a, los magistrados del TSE se pronuncian cuasi de inmediato respecto a la noticia de coalición entre de CD y NI, manifestando descaradamente su pretensión de impedir la candidatura de Nayib Bukele, lanzando un claro mensaje a nuestra endeble democracia, en el que los que no respondan a las directrices de ese grupúsculo de magnates no serán bienvenidos en la contienda electoral, demostrando además la incompetencia de su partido polí­tico ARENA, en tanto que se les vuelve casi imposible ganar estas elecciones en las urnas.

ARENA representa la organización criminal que más daño le ha causado a nuestro paí­s, y lo demuestran a menos de tres meses de haber asumido la mayorí­a parlamentaria en la Asamblea Legislativa, primero aprobando la construcción del nuevo edificio legislativo, al tiempo que ignoraban la petición del nuevo hospital Rosales, acto seguido promueven una seria amenaza contra nuestro derecho fundamental al agua, en una intentona privatizadora en lo que concierne a la administración del vital lí­quido, todo esto mientras reprimen brutalmente una manifestación pací­fica convocada por las autoridades de la principal casa de estudios de nuestro paí­s, en la que participaron más de tres mil personas, que luego fueron reprimidas por el personal de seguridad de la AL, por órdenes del presidente de la misma, Norman Quijano, denotando con esta infame orden su carácter represivo y dictatorial. Esto aunado al abuso y despotismo con el que actúan con los recursos de la Asamblea Legislativa, recetándose vacaciones pagadas para ir a ver el mundial, irse de viaje a Colombia o recetarse $11,428.57 de fondo circulante para la presidencia de la Asamblea Legislativa.

ARENA no solo es un peligro para las arcas del Estado, sino también para nuestras libertades como ciudadanos. El bloqueo contra Nayib Bukele, auspiciado principalmente por ARENA, supone una verdadera afrenta contra nuestro Estado de Derecho y nuestras libertades constitucionales, pues no solo se pone en juego la candidatura presidencial de Nayib Bukele sino el derecho de elegir y ser electo que tenemos como ciudadanos, independientemente si se comulga o no con Nuevas Ideas y Nayib Bukele, este es el momento en el que los demócratas debemos enarbolar la bandera de libertades que tanta sangre le costó a nuestro pueblo en décadas pasadas.

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El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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