Por Alessia Genoves
“¡Sois hijas de Dios!”, dijo el Papa Francisco Bergoglio a un grupo e mujeres transexuales que llegaron a visitarle al Vaticano, Roma. El mensaje del vicario de Cristo se ventiló en una de las audiencias generales, que tienen lugar los días miércoles de cada semana. Sin embargo, la declaración sería contrastable respecto a la postura en contra de la “ideología de género”, un término reciente al que asocia a las demandas sociales por la reivindicación de los derechos de personas transgénero y transexuales.
“Dios te hizo así y te ama así”, fueron declaraciones similares que el Papa dedicó a las personas homosexuales, tras la visita de un correligionario chileno, quien denunció un abuso sexual a manos de un sacerdote de la Iglesia latinoamericana, hechos recurrentes por los que ha sido denunciada la Iglesia Católica que contrastan con el mensaje tradicional que se opone a la reivindicación de los derechos de las personas homosexuales. “Sabes Juan Carlos, eso no importa. Dios te hizo así. Dios te ama así. El papa te ama así y debes amarte y no preocuparte de lo que dice la gente”, dijo el Papa a la víctima.
TRANS: “Son hijas de Dios”
«La primera vez las chicas salieron llorando. Me dieron la mano y salían “Le dí la mano al Papa y me dio un beso…”. “¡Sois hijas de Dios. Allá tu vida… Las sigue queriendo así como son”, relató el Papa Francisco, durante la última Reunión General celebrada éste viernes 4 de agosto. Aquel encuentro provendría de la comunidad francesa de Geneviève, y fue promovida por las monjas de la región de Facault, para visitar la Santa Sede.
“Si la Iglesia no tiene ésto que Jesús les enseñó, la iglesia no es iglesia”, concluye el Sumo Pontífice, en la discusión de que la apertura universal de Jesús al ser humano. “Jesús nos enseña a no tener límites”, sentenció el Papa, en su interpretación del mensaje de Cristo, que puede citarse en el Nuevo Testamento, el Evangelio de Cristo.
“Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, se cita en el versículo 8, del Capítulo 8 del Nuevo Testamento (NVI, 1999, 2015). En el mismo, Jesús confrontaría a un grupo de sacerdotes que apelaron a la Ley de Moisés, para lapidar a una mujer conocida como María Magdalena, por cometer el pecado de adulterio. Tras su intervención, Cristo consultó “Mujer, ¿dónde están?[a] ¿Ya nadie te condena?”; a lo que Magdalena contestó “Nadie, Señor”. Acto seguido, Jesús le contestó: “Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar”.
El mensaje de las Escrituras se puede interpretar como un indulto que Jesús compartió a María Magdalena. Sin embargo, reafirmaría la Ley de Moisés. Por otra parte, hay que hacer notar que ni la homosexualidad ni la transexualidad están proscritas en el Decálogo; más sí han sido condenados en otros episodios bíblicos, entre ellos, el Pentateuco (también escrito por Moisés), contra prácticas sexuales entre personas del mismo sexo.
Los “hijos de Dios”, ¿y los derechos trans?
Bergoglio ha rendido declaraciones personales a favor de miembros de su feligresia, que forman parte de la diversidad sexual y genérica. Sin embargo, ha expresado también su rechazo por los derechos humanos a las personas transexuales, para identificarse con su sexo auto-percibido. De hecho, sus declaraciones oscilan entre el rechazo y la aceptación, siendo ejemplo de éste último margen el de los derechos maritales de las personas homosexuales; es decir, a establecer una unión conyugal/matrimonial reconocida por la Iglesia.
“La gente homosexual tiene derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tiene derecho a una familia. Nadie debería ser expulsado o sentirse miserable por ello”, dijo el líder de la Iglesia en la Conferencia que rindió en la fecha del 21 de octubre de 2020. “Lo que tenemos que crear es una ley de unión civil. De esa manera están cubiertos legalmente, Yo defendí eso”, agregó el Vicario de Cristo.
Sin embargo, Bergoglio ha compartido mensajes controvertidos sobre los derechos humanos de las personas transgénero y transexuales, en el curso de su papado. De hecho, descalificaría algunas de las consignas con el término ya citado de “Ideología de Género”, al que se referiría como un proyecto “colonizador exportado desde Europa” y que, según él y la comunidad que le respalda, “vacía el fundamento antropológico de la familia”, al prescindir de las “diferencias de sexos”. Sin embargo, el mismo Papa contradeciría su promoción por el matrimonio civil igualitario, donde las diferencias de sexo desaparecen, por tratarse de uniones homosexuales legalizadas.
Pese a las controversias, el Papa sostiene que “denunciar la ideología de género no implica negar la ayuda o compañía a los homosexuales”. Éstas declaraciones las daría tras su retorno de Azerbaiyán hacia Roma, donde después indicaría que “en esa maldad hoy se hace en el adoctrinamiento de la teoría del género”, al denunciar un hecho presunto en el que un niño quería ser “una muchacha”, tras haber sido inducido a creerlo por lo libros de la currícula educativa.
Invariablemente de las posturas del Papa, las Declración Universal de los Derechos Humanos establece que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados cómo están de razón y consciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” (art. 1). El reconocimiento al derecho a la identidad de género impera sobre el credo religioso en los países seculares, tal y como se observa en al menos 90 países del mundo que sí reconocen el cambio de género, aunque en su mayoría con “requisitos prohibitivos”; es decir, que deben constatar su sexo a través de una pericia médica que lo confirme, tal y como tuvo lugar en El Salvador, con los casos de la abogada Karla Guevara y el agente de seguridad Aldo Peña, pero que aún no se reafirma en sus documentos de identidad.
