Un día así nomás, el Chele Italo se fué mojado para el norte (por 1985).
El Chele Italo era “el hombre” de la esquina. El era quien conseguía la mota y se la daba a los otros vagos, que fungían como “vendedores minoristas”.
Entre estos vagos vendedores estaban el Purito, el Sargento, El Seco (ya no me recuerdo de su nombre), obviamente yo y una camada más de gente, entre ellos algunos realmente criminales. De hecho, toda esa raza están muertos, unos de cirrosis, otros violentamente, otros por la pega de zapato.
Los toques de mota (una lata, media lata) los poníamos bajo piedras en la calle y cuando un cliente compraba simplemente se le decía en cual piedra estaba su toque.
Es importante indicar que la mentada esquina (4a Avenida Norte y 10a Calle Pte de Santa Ana) significaba para mí como un territorio heredado, aún cuando yo ya ni vivía en las cercanías. Mi papá y sus hermanos y toda la raza de su época crecieron en la misma esquina donde pasaban esquiniando décadas atrás. Ellos pasaban escuchando y tocando música, hablando y fumando (me imagino)… ya mi generación hacía eso pero también vendía mota, aunque nadie era músico ni intelectual, todos éramos vagos. Yo era el más joven de todos.
El Chele Italo y yo éramos la segunda generación pues él vivía frente a la casa donde mi papá creció. Yo viví un tiempo en ese barrio. El Chele eso sí, era un poco mayor que yo. Una de sus hermanas era novia de uno de mis tíos en su juventud.
Italo Graniello no era de familia pobre. Además era medio rubio y ojos claros, en su momento asistió a colegios de prestigio donde van los hijos de ricos. Pero se cagó completamente en su vida.
En fin, al poco tiempo el Chele Italo regresó (o lo regresaron), aparentemente sí había llegado a Los Angeles, pues traía ropa gringa (pantalones recontragrandotes y hablando aún con más caliche, y con nuevas palabras.). Ropa al estilo “de los cholos del norte” pasaba diciendo.
Esos que el Chele estaba imitando, eran los latinos vagos mojados (o sus hijos) de Los Angeles, tipos vagos que en los EEUU al igual que en El Salvador se agrupaban a esquiniar y a conspirar. Aún no eran “maras” pero estaban exactamente en el proceso de organizarse como tales.
Tanto así, que nosotros en la calle conocíamos a esos vagos en los EEUU como “los cholos del norte”, no como los nombres que hoy se dan.
Yo intenté hablar varias veces con el Chele Italo varias para que dejara ese tipo de vida. No quiso cambiar.
El Chele Italo murió hace un tiempo, creo de cirrosis. En una cuneta en la calle terminó. Igual que su padre el bolo zumbero “El Zorro”. Vidas desperdiciadas.