El gobierno de El Salvador acudió el año pasado a la ONU a fin de que intermediara con la oposición política a fin de lograr lo que llaman "acuerdos de segunda generación", es decir, en las áreas económicas y sociales, para procurar el desarrollo nacional a largo plazo. Se habla de tales acuerdos dado que la ONU medió para que finalizara la guerra civil en 1992.
Ardión, en declaraciones dadas a la prensa local, aseguró que "el diálogo es una aspirina para encontrar el camino y finalmente llegar acuerdos estratégicos de Nación, que den cabida a las aspiraciones distintas de un país y donde estén incluidas las nuevas generaciones".
"Me parece que lo primero que hay que hacer es un acuerdo en materia económica, resolver los problemas coyunturales sobre fiscalidad, sobre las pensiones, todos estos problemas que están incidiendo y que inhiben las inversiones", afirmó el diplamático salvadoreño.
El pasado 14 de febrero arribó Ardión a este país centroamericano que está atravesando una grave crisis fiscal originada, según analistas locales, por la falta de acuerdos entre las principales fuerzas politicas, al alto grado de evasión y elusión fiscal, así como por la falta de inversiones.
El mediador apunta que en sus reuniones con los que serían los protagonistas del diálogo: el gobierno, líderes políticos y sociales, se deben abordar grandes temas economicos-sociales y político, entre estos, la búsqueda de acuerdos en el legislativo.
Finalmente Ardión apuntó que "es un mandato semestral" el que tiene, pero aclara que "Hemos tenido que hacer una especie de ruta y nos pretendemos, al final del mes de marzo, tener ya una evaluación de cuál es el sentimiento general y hacer las propuestas formales, producto de las consultas que hayamos hecho".
La ONU intermedió desde 1989 a 1992 entre el gobierno de Alfredo Cristiani y la guerrilla izquierdista, que protagizaban una guerra civil desde 1980. En enero de 1992 se logró un acuerdo político para terminar el conficto armado, desmilitarizar al país y abrir el camino democrático.