Mi madre vivía con su familia en una habitación del Mesón Ruiz en Sonsonate, propiedad de mi abuelo paterno, a la par de la habitación que utilizaban los miembros de la familia Ruiz cuando llegaban a pasar unos días a esa ciudad; a ella le gustaba el que fue mi padre, pero él era rico y mi madre pobre, hija de un artesano (talabartero); ella tenía un pretendiente adinerado que vivía en un municipio cercano, la había visitado esa tarde, bajo la mirada inquisidora de mi abuela Magdalena; cuando el pretendiente se despidió ella salió al patio central del mesón en dirección del servicio higiénico común, se encontró con el que fue mi padre, se intercambiaron unas pocas palabras en voz baja, cerca de donde estaban dos caballos en que él había llegado, acompañado de un mozo; cuando oscureció, ella salió nuevamente al patio, se encontró con el que fue mi padre y se la llevó a vivir a una finca de propiedad de su padre en el Departamento de Ahuachapán; a las tres semanas, él se fue a joder por varias semanas con sus amigos ricos , dejándola abandonada; ella no regresó con sus padres porque le habían mandado a decir que la desconocían como hija y porque estaba embarazada, yo era el feto que se desarrollaba en su vientre.
Por alguna razón mi abuelo paterno le tenía mucho cariño a mi madre y tenía mucho poder económico, político y social en San Pedro Puxtla; él me mandó a inscribir con su nombre y apellido, como hijo ilegítimo de su hijo; durante mis primeros siete años de mi vida él se preocupó por la salud de mi madre y de su prole (yo y dos bellas hermanitas); se hizo cargo de mi educación; cuando estaba a punto de terminar mi bachillerato, empezó los trámites con el Banco Hipotecario para la creación de un fideicomiso para financiar mi educación universitaria en España, hacer las inversiones necesarias para establecer mi oficina profesional y realizar mi matrimonio; mi padre se dio cuenta de esos trámites y le reclamó a mi abuelo, le dijo que le diera el dinero y que él se encargaría de mi educación universitaria, si mi abuelo insistía en enviarme a estudiar a España, no me daría la firma para autorizar mi salida al extranjero; el conflicto familiar se hizo más explosivo por las amenazas de muerte que hizo mi padre a mi abuelo; mi abuelo falleció, en su último testamento me dejaba suficiente patrimonio para mis estudios universitarios y vivir cómodamente el resto de mi vida; mi padre, tíos y tías se pusieron de acuerdo para hacer desaparecer ese testamento y aceptar uno que había firmado mi abuelo como quince años antes, en donde ellos eran los únicos herederos.
Yo apoyé a mi joven abuela (de unos cuarenta años), para evitar que perdiera la casa en que vivíamos y otros inmuebles que mi abuelo le había comprado, pero que ella no había querido que los pusiera a su nombre; ella hizo un trato con los otros herederos para evitar perder esos inmuebles, yo no estuve de acuerdo porque estaba seguro que la engañarían; la situación se volvió insostenible y yo me fui de la casa enojado, a trabajar en lo que sea para costear mis estudios universitarios en San Salvador.
Cuando había aprobado el primer año en la Facultad de Economía, conseguí trabajo de ordenanza en la Universidad a espaldas del Rector de la misma, el cual era mi tío (hijo de una hermana de mi abuelo paterno, cuyos estudios de derecho habían sido financiados por mi abuelo).
En mi nuevo trabajo y en la Facultad de Economía, los dirigentes comunistas me consideraron como su aliado democrático, porque el Partido Comunista había analizado los resultados de su trabajo político durante los treinta años desde su creación y habían decidido ampliar su estrategia de alianzas y reclutamiento; luego me mandaron a la Unión Soviética a cumplir tareas como dirigente estudiantil, porque había mostrado disciplina y valentía en la lucha contra la dictadura militar que existía en el país.
La Universidad me becó a estudiar mi maestría en Chile, porque mi mejor amigo había sido nombrado Decano de la Facultad de Economía y el Rector era Fabio Castillo Figueroa, a quien habíamos apoyado desde la dirigencia estudiantil para su elección.
Conocí a la que fue mi esposa en una fiesta, en donde otro becario salvadoreño en Chile quiso caerle y el mejor amigo de ella le dijo: te voy a ir a sentar al lado de aquel joven que parece muy educado y cierra los ojos para bailar.