lunes, 6 mayo 2024

San Salvador se ahoga

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Nuestra ciudad capital atraviesa una de sus mayores crisis medioambientales, unida a la del agua: la contaminación ambiental. Un problema que, de no enfrentarlo con medidas efectivas, puede influir grandemente en el desarrollo de nuestra ciudad.

A nivel mundial, las estadí­sticas son reveladoras: En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que una de cada ocho muertes en el mundo se debí­an a la polución del aire. La contaminación atmosférica mata a 8.8 millones de personas anualmente, según un estudio publicado en el European Heart Journal. La polución, pues, está siendo más letal que el tabaco, que causa siete millones de muertos anuales, de acuerdo con estadí­sticas de la OMS.

Aquí­ en nuestro paí­s, gracias a datos del Sistema Nacional de Salud, sabemos que el 60% de los pacientes que pasan consultas en los hospitales de la capital lo hacen por problemas de tipo respiratorio. Este dato indica que, cada vez más, las enfermedades sufridas por los capitalinos son procesos gripales y/o alérgicos, relacionados í­ntimamente con la contaminación. En los niños y niñas, tradicionalmente los padecimientos gastrointestinales ocupaban el primer lugar. Ahora, con el incremento de las enfermedades de las ví­as respiratorias, están siendo relegados a un segundo lugar.

No se necesita ser especialista en neumologí­a para darse cuenta del incremento de gripes, sinusitis y faringitis que padecemos los que a diario transitamos por las atestadas calles de San Salvador, repletas de buses y microbuses que inundan la ciudad con estelas de humo negro. En este caos vehicular, las emisiones de los carros contribuyen, también, a empeorar el aire que respiramos. Si a esto agregamos el humo producido por las industrias, el panorama resulta poco alentador.

Basta con irnos a cualquier parte alta de la ciudad para ver una nube gris-amarillenta posada sobre toda la ciudad. Los estudios nos indican que San Salvador es de las capitales más contaminadas de Centroamérica. Además, El Salvador es de los paí­ses más deforestados de América. Todo esto, unido a fenómenos naturales relacionados al cambio climático, hace que la atmósfera del Gran San Salvador sea irrespirable.

Ante esta situación, ¿qué medidas se pueden tomar? ¿Existe la posibilidad de descontaminar el aire que respiramos en la ciudad? Sí­. Claro que, como en todo, se deben tomar medidas serias y urgentes encaminadas a mejorar el medio ambiente capitalino.

Una opción factible para nuestra ciudad serí­a la que, desde hace años, se realiza en la Ciudad de México: la ley del hoy no circula. Esta consiste en que todo carro, cuya placa tenga determinados números, no circula en dí­as especí­ficos. La medida contribuirí­a a disminuir la contaminación ambiental en una ciudad cada vez más inundada de carros de todo tipo y tamaño.

Otra opción podrí­a ser la encaminada a endurecer las leyes para sancionar a los propietarios de buses, microbuses y automóviles que contaminen. Multas mayores Ë—hasta impedir la circulaciónË— obligarí­an a los dueños de los automotores a darles un buen mantenimiento. En este sentido, la medida de la revisión de emisión de gases en los automóviles ha sido un paso importante para disminuir la contaminación. Aunado a esto, los diputados de la Asamblea Legislativa deberí­an terminar de una buena vez las prórrogas para que los buseros sigan circulando unidades en mal estado, que contaminan en gran parte nuestro aire. Es su deber, como Padres de la Patria, el terminar con ese compadrazgo entre polí­ticos y empresarios de buses, que tanto daño nos ha hecho.

Urge una verdadera modernización del sistema de transporte público: mejora y compra de nuevas unidades, capacitaciones para los choferes y seguridad dentro de los buses para evitar asaltos, asesinatos, etc. De esta forma, podrí­a disminuir la excesiva circulación de automóviles, lo que abonarí­a a crear una ciudad más fluida y menos contaminada. También se deberí­a limitar el tráfico por la ciudad, ofrecer el transporte público con descuentos y el alquiler de bicicletas gratuito, carriles segregados para bicicletas, más zonas peatonales o de acceso restringido a autos. Ubicar medidores de contaminación en lugares de mayor concentración de automotores (y por tanto de contaminación) que ofrezcan datos fiables a las autoridades de salud y medioambiente.

Mejorar la calidad del aire de San Salvador es un desafí­o impostergable. No soñemos con metros o trolebuses, (ya vimos cómo terminó el tan cacareado SITRAMSS), la ciudadaní­a necesita medidas a corto plazo. Si aprovechamos lo que tenemos y lo mejoramos, podrí­amos cambiar el curso de los acontecimientos; si no lo hacemos, dentro de poco, San Salvador sufrirá contingencias medioambientales, como Ciudad de México, Santiago de Chile o San Pablo.

 

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Manuel Vicente Henríquez
Manuel Vicente Henríquez
Columnista de ContraPunto https://twitter.com/Pregonero_SV
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