Muchos han celebrado que finalmente la gremial de la empresa privada haya accedido a reanudar reuniones con el gobierno del Fmln. Esto es necesario o normal en tanto el gobierno es de carácter nacional, elegido por una mayoría en forcejeo y porque la empresa privada constituye el sector más importante de la economía del país.
Sucede después que la Anep renovara su dirigencia y aparentemente decidiera desmontar los mecanismos y dispositivos de permanente confrontación y desestabilización que encabezaba el anterior líder empresarial. Sin embargo, el nuevo líder también ha manifestado que “lo social es importante pero las reglas del mercado se respetan porque si no, entonces nada funciona”.
A su ver, unas reglas del mercado que solo ellos quieren decidir. Un mercado por encima de la sociedad, por encima del bien común, del Estado, del Derecho y de la Naturaleza.
Las políticas neoliberales aplicadas desde los 90s por el partido del gran capital local, en alianza con las transnacionales, han provocado una miopía o ceguera testaruda. Cuando terminó la guerra (no el conflicto sociopolítico) se lanzaron como locos a hacer de los bienes del Estado una enorme piñata a la cual solo ellos estaban invitados.
Todo el “empresariado” se lanzó a escurrir las más altas ganancias al más corto plazo y para ello la privatización de la banca y las empresas nacionales del Estado fueron el pavo de la fiesta neoliberal. Ya se sabe que un expresidente salió del gobierno con un banco bajo el brazo. Pero no solo él: las grandes familias de la opulencia se sirvieron con la cuchara más grande que encontraron bajo la connivencia de los órganos de gobierno. Hay muchas otras “historias” en (más de 150) expedientes presentados a la Fiscalía que al parecer pasarán a ser “normales leyendas urbanas”. Algo que el mismo actual partido en el gobierno ha dejado pasar como la melaza hacia el río Paz.
El señor Cardenal, el nuevo presidente de la Anep, en sus primeras declaraciones ha manifestado que un problema que ellos ven es el asunto de la “confianza”, que nunca han tenido con los gobiernos del Fmln. La confianza es un asunto vinculado a la certidumbre, que ellos reclaman como patronales. Lo que no dicen es que quieren tener certidumbre para seguir obteniendo altas tasas de ganancia y que quieren recuperar el perdido control, “por transparencia” y al centavo, de las acciones del gobierno.
Ya el anterior e innombrable presidente de la Anep había dejado en claro y en público que la Anep, la gremial de patronales, es una institución “política” (la misma que se opuso a la reforma agraria del coronel Molina en los `70). Que esa es su misión, además de que su genético partido, no había cumplido las misiones encomendadas respecto a las “políticas públicas” estando en la oposición.
Sin duda, la avaricia y el autoritarismo siguen palpitando en las venas de los líderes patronales. Quizá no se enteran que la llegada de los gobiernos del Fmln no ha sido producto de una revolución del Estado, que las leves reformas sociales realizadas han sido junto a otras fuerzas de derecha y empresarios y que el mismo Frente constituye un gran y buen envoltorio del sistema burgués. Y a pesar de ello, han maquinado y se han empleado (no tan) a fondo para desestabilizar, sabotear y descarrilar a un gobierno y sistema que aún les permite producir altísimas ganancias a los grandes núcleos económicos oligárquicos-financieros.
La gremial de las patronales y sus representaciones políticas se niegan obtusamente a incrementar el salario mínimo (hoy en menos de $250 en el comercio y $120 y pelos en lo agrícola), a hacer una racional reforma de pensiones, a corregir y aprobar la ley del agua y de soberanía alimentaria.
Ya la Uca presentó un estudio económico donde se indica que las empresas nacionales evaden el 50% en el pago del impuesto de la renta, recursos que no se invierten en materializar un modesto servicio social a la población. El FMI (el “gran astro” y sacerdote de los neoliberales) indica que es necesaria la reforma de pensiones y, además entre otras “recomendaciones”, aplicar el impuesto al patrimonio.
Pero algo más, evidencia la actitud de las patronales. Los “grandes” medios de este pequeño país han escamoteado que los principales accionistas de La Prensa Gráfica, El Diario de Hoy, la TCS y otros empresarios y políticos (entre ellos se nombra a un par del Fmln), esconden, ocultan y no pagan impuestos nacionales por sus ganancias depositadas en paraísos fiscales.
Los “grandes capitalistas locales” ponen el grito en el cielo negando un mejor salario a los trabajadores, pero ocultan del conocimiento público, de los trabajadores formales e informales, sus enormes ganancias, sus reales mecanismos de explotación, opresión y sometimiento de dónde y cómo las obtienen y acumulan.
La gremial de las patronales se niega a que el presente gobierno establezca mejores condiciones materiales de salud y educación, de seguridad y cultura, tanto a los trabajadores “formales” como a los amplios sectores sociales, que puedan disfrutar de esos derechos elementales como seres humanos. Los veinte años de gobiernos de Arena y los más de 60 años de gobiernos militares, demuestran que no tienen capacidad ni interés de resolver los problemas de la gente.
El Estado ya no puede seguir siendo un instrumento obediente y servil del capital, de una minoría, que sigue sometiendo a las grandes mayorías. Es claro que no basta ganar el gobierno en unas elecciones dentro del actual sistema.
Es claro, además, que la Anep sí defiende los intereses del gran capital. Por eso pelea pelo a pelo. La próxima pregunta se las dejo a los lectores.
(*) Columnista de ContraPunto.