martes, 10 diciembre 2024
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La evolución tecnológica y el estancamiento polí­tico

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El tiempo se curva como el viento. La distancia se curva con el tiempo. En estos dí­as, en que se puede registrar y multiplicar al infinito, las imágenes que nos envuelven, el tiempo se vuelve tan relativo, que hasta lo rompemos. Las fotografí­as, para el caso, nos testimonian y evidencian nuestro paso por la vida, nos refrescan el pasado y el pasado se vuelve presente. Las grabaciones de música que escuchamos en nuestros años infantiles o juveniles, nos remontan a emociones pasadas y las vuelven actuales. El cuerpo sigue su curso, la evolución hace su parte y plantea nuevos perfiles al organismo, cabellos blancos o desaparecidos, rodillas cansadas, vientres abultados, etc., pero aquellos registros, nos vuelve actuales, los dí­as que no han pasado, que están allí­, en el eterno presente. Y nos rejuvenecen.

No me puedo imaginar cómo era la vida cotidiana hace un siglo. Al no tener un registro palpable de la juventud, tampoco se tení­a la idea del proceso de desarrollo fí­sico y, por ende, basado en los acontecimientos que marcan un hito en la vida, matrimonios, nacimientos, logros académicos, traiciones, sucesos sociales y naturales, muertes, etc., el concepto de sí­ mismo, cambiaba, sin referencia, por lo que las personas iban a brincos a través de sus edades. Por eso, a los treinta años, ya eran viejos y a los cuarenta, ancianos. De esta forma, la noción del tiempo ha cambiado. Nuestra percepción de nuestro paso por la vida, también ha cambiado.

Agreguemos a esto, que la tecnologí­a ha encogido el mundo. La informática, las exploraciones del espacio sideral, los nuevos principios cientí­ficos de la cuántica. Lo que ayer era ciencia ficción, ahora es de uso corriente.

Ahora bien, en contraste, los paradigmas del pensamiento, las ideologí­as y doctrinas sociales no han avanzado desde el siglo XIX. La moda marxista que arrasó con las filosofí­as anteriores y dividió el pensamiento en un una visión binaria, entre materialismo e idealismo, se impuso en piedra, como el código Hamurabi. Marx elaboró su pensamiento deslumbrado por la revolución industrial, antes de que existiera la electricidad, el motor de combustión interna, y ni hablar de todos los avances del siglo XX. La Revolución Rusa, que nadie le quita lo glorioso, llegó a su declive en la segunda mitad del siglo y, aunque allí­ revisaron su pensamiento, la perestroika y el glásnost no llegaron hasta nuestras tierras.

Torpemente, nuestros intelectuales siguen consultando los textos pre perestroika y el librito de la Harneker. Incluso han tomado la Monografí­a de Roque Dalton como la ciencia infusa, sin saber que fue un texto propagandí­stico.

De esa manera, tampoco se han roto los paradigmas del autoritarismo y el patriarcado tipo colonial, que tanto problemas están dando en estos momentos, donde la izquierda adolece de los vicios tan criticados en la derecha y reproducidos por ella, como son el racismo, el machismo, la intolerancia, el sectarismo, el culto a la personalidad y la manipulación de la doble moral.

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Carlos Velis
Carlos Velis
Escritor, teatrista salvadoreño. Analista y Columnista ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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