lunes, 15 abril 2024

Iglesia Martirial – Las víctimas del mes de julio

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Con el objetivo de conmemorar a los mártires de la Iglesia Popular de El Salvador que en este mes de julio tienen la fecha de su martirio, queremos animar a otras personas familiares de víctima a que se unan a nosotros, para denunciar los hechos violentos y reclamar verdad, justicia, reparación y medidas de no repetición

El 23 de septiembre de 1979 el hoy SANTO DE LOS DERECHOS HUMANOS, SAN ÓSCAR ARNULFO  ROMERO, NOS DECÍA:

 “¿Por qué se mata? Se mata porque se estorba. Para mí que son verdaderos mártires en el sentido popular. Naturalmente, yo no me estoy metiendo en el sentido canónico, donde ser mártir supone un proceso de la suprema autoridad de la Iglesia, que lo proclame mártir ante la Iglesia universal. Yo respeto esa ley y jamás diré que nuestros sacerdotes asesinados han sido mártires todavía canonizados. Pero sí son mártires en el sentido popular, son hombres que han predicado precisamente esa incardinación con la pobreza, son verdaderos hombres que han ido a los límites peligrosos donde la UGB amenaza, donde se puede señalar a alguien y se termina matándolo como mataron a Cristo, Estos son los que yo llamo verdaderamente justos. Y si tuvieron sus manchas, ¿quién nos las tiene hermanos? ¿qué hombre no tiene algo de qué arrepentirse? Los sacerdotes que han sido matados también han sido hombres y tuvieron sus manchas. Pero el hecho de haber dejado que les quitaran la vida y no haberse huido, no haber sido cobardes y haberlos situado en esa situación de tortura, de sufrimiento, de asesinato, para mí es tan valioso como un bautismo de sangre y se han purificado. ¡Tenemos que respetar su memoria!”

(Homilía 23 de septiembre de 1979, VII p. 287)

– La deuda de la iglesia

En el diario personal de San Romero encontramos:

“El viernes 13 de julio de 1979 en la casa de las hermanas pasionistas, camino a los Planes de Renderos, tuve una reunión muy interesante con los familiares de los cinco sacerdotes asesinados, se acordó escribir la memoria de cada uno de ellos para ejemplo de los cristianos y que el ejemplo de estos cristianos no se valla a perder y también se haga respetar en ellos la justicia de Dios.”

Sobre el martirio de José Ohtmaro Cáceres

 Nació el 19 de septiembre de 1951, en un humilde cantón del Municipio de Suchitoto llamado, Platanares. Su padre fue el Sr. Manuel Cáceres y su madre, la Sra. Juana Arévalo. La familia de Ohtmaro fue numerosa. Catorce en total.

José  Sintiendo el llamado de Dios, ingresó al Seminario Menor Pío XII de San Vicente, para luego trasladarse al Seminario San José de la Montaña, el 3 de febrero de 1973. Su Obispo, le envió en 1979, al Seminario de Guadalajara, México. Como seminarista: Le gustaba visitar las casas y siempre compartía con la gente; celebraba la palabra de Dios, como era la costumbre

de todos los seminaristas que llegan a sus respectivos lugares de origen… insistía mucho en la vida comunitaria, las relaciones fraternas y el espíritu de solidaridad. Fue un gran promotor vocacional, llevó a muchos jóvenes al Seminario con él, algunos de ellos son sacerdotes actualmente, entre ellos el Arzobispo de San Salvador que también tienen parentesco sanguíneo, son primos, y aún así no lo recuerda en sus aniversarios.    De haber sido ordenado sacerdote, Ohtmaro, seguramente, hubiera continuado; y agrandado estos dones.

 Muerte Martirial

Habiendo finalizado sus estudios en el Seminario de Guadalajara, México, había venido s su país para recibir la Ordenación sacerdotal. El testimonio recogido sobre su muerte es de su hermana Imelda Cáceres: El responsable directo fue un pistolero de la zona… quien había organizado a gente armada en los famosos escuadrones de la muerte, y en un operativo de la fuerza armada, en conjunto con la guardia nacional, habían comenzado una limpieza de subversivos desde el cantón El Líbano hasta Platanares; ese día sólo venían a matar y encontraron a trece personas reunidas, entre ellos a una mujer, les dispararon con escopeta a doce, a Ohtmaro le desmoronaron la cabeza. Mi hermana mayor tuvo el valor de recoger los pedazos de sesos y echarlos en unas hojas ¡Que doloroso  estas muertes injustas! Muertes surgidas de falsas acusaciones y odios.

Junto a él – ese histórico 25 de julio de 1980 – murieron doce personas. El nombre de una de ellas se desconoce; los demás son:

José Belarmino Reyes León

Santos Adrián Reyes León.

Gilberto Antonio León.

José Alfonso León.

Lucio Eduardo Reyes León.

David Hernández.

José Ángel Rivas.

Consuelo Molina (a ella la quemaron).

dos hijos de la niña Julia: Víctor y

el otro nombre no se ha registrado;

y Amílcar

Estaban dentro de la Ermita del Cantón, estudiando la Palabra de Dios; fueron interrumpidos abruptamente y llevados fuera para matarlos en el patio de la Ermita. Murieron abrazando la Biblia, acostados boca abajo. Hermoso testimonio que este joven seminarista nos dejó junto a sus compañeros; seguir a Cristo hasta sus últimas consecuencias. Los testigos dicen que antes de morir, Ohtmaro dijo a sus asesinos: “Espérenme que me voy a preparar” y se puso en oración y luego lo mataron. El martirio fue su ordenación sacerdotal.

En este mes también sucedieron varias masacres en la campiña salvadoreña, donde varios miembros de comunidades ofrendaron su vida. Entre estas acciones cobardes de ejército están: Cantón San Ildefonso de San Esteban Catarina, se le conoce como la masacre del Chilío, 9 víctimas.

En el Cantón Sicahuite, Chalatenango, el campesino Perfecto Mejía es asesinado. También la masacre de Amatitán arriba en la jurisdicción de San Esteban Catarina el ejército asesina cobardemente a 4 personas. En el cantón Las Cruces (Ciudad Arce) cuerpos mal llamados de seguridad, asesinan a 7 personas. En el cantón San Luis, Nejapa, 8 personas fueron desaparecidas

II.

También en Julio

En este mes también sucedieron varias masacres en la campiña salvadoreña, donde varios miembros de comunidades ofrendaron su vida. Entre estas acciones cobardes de ejército están: Cantón San Ildefonso de San Esteban Catarina, se le conoce como la masacre del Chilío, 9 víctimas.

En el Cantón Sicahuite, Chalatenango, el campesino Perfecto Mejía es asesinado. También la masacre de Amatitán arriba en la jurisdicción de San Esteban Catarina el ejército asesina cobardemente a 4 personas. En el cantón Las Cruces (Ciudad Arce) cuerpos mal llamados de seguridad, asesinan a 7 personas. En el cantón San Luis, Nejapa, 8 personas fueron desaparecidas.

Este día recordaremos a unos cristianos mártires, de los cuales las comunidades no recuerdan la fecha exacta de su acto de amor más grande, el de dar la vida por sus hermanos.

DANIEL PINEDA.-Agricultor en pequeño y sastre de la comunidad La Cruz de Jucuarán. Su trabajo pastoral fue ser catequista y celebrador de la palabra, reconocido por su capacidad y alto espíritu de servicio. Murió en la toma de la alcaldía de Chirilagua.

INÉS ROMERO.- Le llamaban Inesito por su baja estatura. Como cristiano servía a la comunidad celebrando la palabra, impartía charlas prebautismales y prematrimoniales. Visitaba comunidades vecinas para servir en las mismas actividades. En una invasión cobarde de los militares es capturado, torturado y desmembrado.

ANTONIO Funes.- Catequista y celebrador de la palabra, confortaba a los enfermos visitándoles en sus casas. Su mensaje era de conversión y denuncia de las injusticias y atropellos que el pueblo sufría. En una de sus tantas visitas a las comunidades fue capturado y desaparecido.

CARLOS RIVERA.- Celebrador de la palabra e integrante del coro, por estas actividades recibió amenazas de parte de las autoridades. Una noche el ejército invadió el cantón Los Planes jurisdicción de San Agustín y un cobarde soldado le disparó, causándole la muerte.

JUANA HERNÁNDEZ.- Catequista de niños y adultos en el cantón Linares Caulotal en el municipio de San Agustín, visitaba otras comunidades para evangelizar y a luchar en contra de las injusticias. En una ocasión los soldados allanaron su humilde vivienda y al encontrar la Biblia se la quemaron. Estas amenazas y la necesidad de cumplir sus tareas cristianas, la llevaron al deterioro de su salud  hasta su fallecimiento.

TOMÁS ESQUIVEL.- Catequista y celebrador de la palabra en el catón San Pedro del municipio de Jiquilisco. Visitaba hogares para estudiar la palabra, tenían que esconder la Biblia para que los delincuentes con uniforme no las encontrasen. Por el simple hecho de ser catequista el fue señalado como subversivo y amenazado por los orejas del pueblo; él sabía que iba a morir por promover el estudio de la palabra de Dios y permaneció firme en esa verdad, permaneció en su comunidad. Su muerte fue cruel, lo ahorcaron y luego lo degollaron.

VÍCTOR MANUEL TREJO.- Celebrador de la palabra, sus actividades siempre tenían una invitada muy especial, la guitarra, es decir una animación muy especial, se involucró en la letrinización y arreglo de la calle del cantón. Sufrió fuerte persecución que tuvo que trasladarse al cantón Tres Calles, salió una mañana a comprar sus alimentos y un soldado le disparó acabando con su vida.  

 

22 de julio de1984, fueron asesinadas por el Batallón Atlacatl Ana Gloria Rivera Monge y Anita -Abrego de Alvarenga.

– Ana Gloria Rivera Monge:

En la ermita del cantón Pepeishtenango, Ana Gloria reunía a los niños chiquitos que no podían asistir a la escuela ya que sus padres andaban ambulantes de un lado para otro huyendo de la guerra. Ella los recogía y les daba clases, enseñándoles lo que sabía y recibía el apoyo del arzobispado a través de Laura López (ver testimonio), quien se encargaba de coordinar la ayuda, y de llevarle el material didáctico necesario para impartir las clases a los niños. Ana Gloria se había incorporado a la estructura sanitaria de las FPL, pero no para tomar un arma y combatir, sino que para trabajar en un hospital clandestino, donde inyectaba, ponía suero y curaba a los heridos

– Anita Abrego de Alvarenga:

Originaria del caserío El Sitio, cantón Guadalupe, municipio de Suchitoto, departamento de Cuscatlán. Se desconoce su grado de escolaridad, pero sabía leer y escribir; y se dedicaba a los oficios de la casa. Provenía de una familia reconocida en la comunidad por su honestidad y amabilidad, y por las atenciones que brindaban a todo aquel que llegaba a visitarles a su casa. El haberse criado en este ambiente influyó bastante en el carácter de Anita, quien era una persona muy amable y muy popular. Estaba casada por la Iglesia con Estanislao Alvarenga y tenían seis hijos. Era una esposa y madre muy responsable en el cuido de su hogar y en la crianza y educación de sus hijos a quienes desde pequeños supo guiar por el buen camino y con sólidos principios cristianos.

Servicio a la Iglesia

Ella era catequista de niños para la Primera Comunión, y su trabajo lo había comenzado en la ermita del cantón Pepeishtenango, hasta donde llegaba el párroco. Cuando comenzó el conflicto armado, su trabajo pastoral lo desarrolló en los lugares en donde se encontraban grupos de gente desplazada, porque aunque se trabajaba en medio de la guerra siempre existía la necesidad de preparar a los niños pequeños con la catequesis.

Trabajaba con el padre Tilo Sánchez, en equipos pastorales, que a pesar de las dificultades de la guerra siempre se reunían para tratar de llevar a cabo el trabajo pastoral. Anita permaneció en Pepeishtenango, pero luego los pobladores fueron obligados a abandonar el lugar y se trasladó al cantón El Cacao, en el departamento de Cabañas.

Servicio a la comunidad

Primeramente se integró a FECCAS, después formó parte de lo que en aquellos días se llamaba “masa”, de la organización FPL.

Su muerte

Estando en el cantón El Cacao, las masas recibieron la orden de los superiores de la guerrilla, que tenían que abandonar el lugar y trasladarse para Las Mesas, en la república de Honduras, porque ellos consideraban que entre más gente estuviera reunida en un sólo lugar más peligro corrían, por ese motivo siempre las estaban intercambiando de zona para que la gente conviviera más y pudiera defenderse.

Anita y su grupo familiar fueron trasladados a Las Mesas, en la república de Honduras. Pero ella quería estar con su gente y siempre se pasaba para este lado. En una de esas venidas ella se encontró con la invasión del ejército y fue donde falleció.

Ella quedó en un lugar que le dicen El Petén, conocido en ese entonces por la Poza del Tigre, en el río Quezalapa, en unos zanjones cercanos. En ese mismo lugar también fue asesinada Ana Gloria Rivera, de quien también se encuentra su testimonio en este libro.

El batallón Atlacatl hizo el operativo en la zona y fue el encargado de masacrar a la población durante dos días, 21 y 22 de julio de 1984.

22 de julio de 1981 Masacre en RIO LEMPA entre la “zona Ángela Montano” de Usulután y la “zona Marcial Gavidia” de San Vicente; la Fuerza Armada del Gobierno de turno hundió dos lanchas con 50 niñas y niños a bordo, cuando estos buscaban refugio en medio del operativo militar.

UN DIA COMO HOY 22 de julio de 1982, fue asesinado en una emboscada Pedro Ángel Sánchez Serrano.

Estudió hasta noveno grado. Trabajaba como profesor popular en la CONIP (Coordinadora Nacional de la Iglesia Popular), enseñando catequesis, a leer, escribir, y al mismo tiempo formar a la gente. También pertenecía al ala política de las FPL y se encargaba de procurar los alimentos para las tropas guerrilleras, los recolectaba y después los repartía.

Casado por la Iglesia con doña Nora Ávalos, con quien había procreado un hijo, quien al momento de su muerte contaba con cuatro meses de edad. Para el sostenimiento de su familia trabajaba cultivando la tierra. Él era un hombre dinámico, popular, entregado a la gente, el motor y ejemplo de su familia. Nunca anduvo tomando, ni en malos pasos. Era un excelente hijo, muy amoroso con su mamá, a quien nunca dejó de llevarle su regalito para el Día de la Madre, “aunque sea un pedacito de pan siempre me lo llevaba”, recuerda ella con lágrimas en los ojos. Con sus vecinos se llevaba bien, nunca tuvo enemigos.

A su familia la aconsejaba y le aclaraba muchas cosas. Sus reuniones las tenía en otros lugares o en la Iglesia, pero no en su comunidad.

Servicio a la Iglesia:

Cuando tenía 18 años de edad comenzó su trabajo en la Iglesia como catequista, trabajaba con niños y con adultos. En su misión catequética salía a visitar muchas comunidades; en el cantón San Rafael es recordado porque se portó muy bien con toda la gente.

Su última salida la hizo a San Martín cuando llegó Monseñor Romero de visita. Algunas veces acompañaba al padre Tilo Sánchez, al padre David Rodríguez y otros sacerdotes que se reunían con él.

Participaba en el coro de la Iglesia, tocando la guitarra y la mandolina. Había compuesto y modificado varios cantos religiosos, los cuales aún se atesoran en un libro de su inspiración.

Su muerte:

Entre sus responsabilidades como militante de las FPL, estaba el servir de guía a los muchachos, y esa vez iba guiándolos a una salida a la calle Litoral, lugares que él conocía muy bien.

Cuando llegaron al Puente Las Guaras (entre Istagua y el cantón San Francisco), allí se encontraban de posta los de la Defensa Civil y no se podía pasar.

Fueron detectados y entonces se entabló el combate y él murió en fuego cruzado. En la confusión no se sabe si fueron los mismos muchachos o el ejército quienes lo mataron. Fue una bala que lo alcanzó y sobrevivió como media hora. Él no portaba arma y nunca usó una, ya que no era combatiente, su trabajo se limitaba a dar catequesis, educar a la gente y conseguir el abasto para la tropa.

Su hermano Héctor, quien también se encontraba en esa zona de combate pero desconocía la misión de su hermano, fue avisado al final de la tarde de la tragedia. En medio de su tribulación solamente alcanzó a sacar un permiso para no dejarlo botado, luego, lo disfrazó, se lo echó al hombro y buscó la manera de sacarlo del campo de batalla para poder darle cristiana sepultura.

FUENTE: libro “Testigos del Evangelio, departamento de Cuscatlán”. Asociación de Frailes Franciscanos, OFM de C.A. y Panamá. Año 2012.

UN DIA COMO HOY 22 de Julio de 1982 cayó en combate la compañera Antonia Elizabeth Trejo de 15 años de edad; en cantón La Primavera jurisdicción de Santa Ana, sobre la carretera que de Santa Ana conduce a Ciudad Arce. Antonia Elizabeth Trejo era estudiante del Colegio Bautista. La noticia de dicho suceso apareció en uno de los periódicos de El Diario de Hoy o La Prensa Gráfica.

FUENTE: Una amiga.

21 de julio de 1983, fue capturado y desaparecido Alex Alfonso Roldán:

Nació el 21 de diciembre de 1954 en el Barrio El Calvario la ciudad de Nueva San Salvador, hoy Santa Tecla, siendo el primer hijo de doña Dolores Roldán, en aquel entonces madre soltera. Por esta razón, Alex se crió en casa de sus abuelos a quienes les profesaba un gran cariño. Allí en su barrio era un modelo de muchacho; saludaba, con mucho respeto y amabilidad, a toda la gente que encontraba. Siempre se le veía ayudando a su abuela -quien era una persona bastante mayor- y a quien le gustaba llevar del brazo.

Era el mayor de seis hermanos y, desde muy joven, siempre se distinguió por su capacidad intelectual. En aquellos tiempos, se acostumbraba a transmitir por radio programas de inteligencia; pues él participó en uno de ellos y tras un concurso muy extenso ganó el primer lugar. Al momento de su muerte estaba estudiando último ciclo de Ingeniería Industrial, en la Universidad

Nacional. Estaba a punto de graduarse. A sus 28 años era un joven serio en su manera de conducirse, pero un muchacho muy atento, servicial, amigo de todos, que vivía valores morales más allá de simples entusiasmos juveniles. Además, abrigaba ideales más allá de los personales, más allá de sacar su carrera. Era un muchacho diferente.

En sus conversaciones no tocaba temas personales, jamás hablaba sobre temas individuales referentes a sus proyectos de vida después que se graduara o algo así. Sus conversaciones siempre eran sobre proyectos o ilusiones que la gente de comunidades abrigaba, como por ejemplo, el de ir haciendo surgir una nueva forma de vida, el de fortalecer la unidad del pueblo y transmitir los valores que ellos habían adquirido.

Estaba soltero y tenía una novia quien estudiaba en la UCA. Ella fue testigo del momento en que lo capturaron. Además de estudiar, trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas, en la División de Caminos; pero siempre estaba al cuidado de que sus compañeros en el trabajo no se dieran cuenta de su participación en actividades populares, porque él decía: “el tener un empleo me

proporciona como un poco de seguridad personal”. Decía que teniendo un trabajo, sería más difícil que lo señalaran en otro tipo de actividades. Aunque, la verdad, su trabajo era puramente en la Coordinadora Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base.

Cuando alguien se despedía de él y le decía:

“¡Cuídese Alex!”, él respondía: “¡Cuidémonos todos!”.

Servicio a la Iglesia:

Pertenecía a la Comunidad Eclesial de Base de la ciudad de Santa Tecla, fundada por el Padre Rafael Palacios, y había ingresado un año después de que ésta fuera fundada. Él era una persona joven, pero se caracterizó por su integración con los miembros de mayor edad de dicha comunidad.

Después del asesinato del Padre Rafael Palacios, él asumió la responsabilidad de quedarse al frente de la Comunidad. Con él se conversaban las situaciones, los pequeños problemas y proyectos de la comunidad; siempre estuvo dispuesto a apoyarlos, a involucrarse con ellos, al grado que también se quedó con el compromiso de dar charlas pre-sacramentales en las Parroquias San Antonio, Concepción y El Calvario, también de Santa Tecla, formando parte del equipo que Impartía esas catequesis.

Cuando el Papa Juan Pablo II, visitó El Salvador, para Alex fue una gran alegría y se entusiasmó mucho porque consideró que era el momento de hacer presente el recuerdo de nuestros mártires, allí delante del Papa: “tenemos que llevar carteles con los nombres de los sacerdotes asesinados, tenemos que buscar la oportunidad de que el Papa se dé cuenta que a Monseñor Romero, el pueblo lo amaba”, decía.

Su participación fue modesta, porque las comunidades acordaron que no iban a estar presentes en los actos oficiales sino que estarían junto al pueblo, donde las Comunidades Eclesiales hicieron sentir su presencia mediante mantas y cartelitos que recordaban a sus mártires.

Servicio a la comunidad:

Junto con su comunidad, se encargaba de planificar y acompañar las actividades relacionadas con el pueblo. Cuando se realizaba alguna concentración de tipo popular en San Salvador e iban a participar los miembros de su comunidad, todos debían siempre confirmar su asistencia. Como ya se vivían tiempos de represión había que estar seguros de que todos los asistentes regresarían sanos y salvos a sus casas.

Él tenía la paciencia de estar pendiente de todos, y si alguien se desaparecía del lugar donde estaban, al regresar iba a la casa del compañero o compañera para asegurarse de que esa persona se encontraba bien. Era muy responsable en ese sentido. Si alguno de los miembros de la comunidad estaba atravesando por una situación difícil, ligerito se lo hacía saber a los demás, para buscarle una solución y solidarizarse con esa persona.

La casa de Alex era una casa de puertas abiertas, con la que las organizaciones contaban para reunirse a planificar, estudiar y para hacer análisis del momento, siempre tomando todas las precauciones que en ese instante se requerían. Estaba abierta a todas las personas que luchaban por ideales comunes y por impulsar el nacimiento a una vida diferente, menos egoísta, competitiva y sectaria, donde todos nos sintiéramos como hermanos. Porque sentía que era casi como una obligación de todos los cristianos, los que creían en el Señor Jesús, colaborar con la organización popular en la medida que se pudiera.

Su desaparición:

El 21 de julio de 1983, Alex fue capturado a inmediaciones del Parque Cuscatlán y nunca jamás se supo nada de él. Los acontecimientos sucedieron de la siguiente forma, según lo narra «Doña Raquel de Cañas (madre de su novia Mercy): Esa tarde a Alex lo habían mandado del trabajo a unas reuniones a las Cajas de Crédito que estaban ubicadas sobre la 25 Avenida Norte, por la ex-embajada de Estados Unidos. Habían quedado en que su novia iría a esperarlo a la salida, para caminar un ratito y después cada quien se iría para su respectiva universidad.

Como a eso de las cinco de la tarde llegó Mercy a su casa, muerta en llanto, asustada, fuera de sí, diciendo: “¡Mamá, capturaron a Alex!”. Ella contó que estaban por despedirse, sobre la calle que queda atrás del Parque Cuscatlán, la que llamamos Sexta-Décima, ya llegando a la parada de buses, cuando de repente se paró violentamente, al lado de ellos, un carro blanco Toyota Corona, con vidrios polarizados. Ellos se asustaron y se apartaron. Rápidamente se bajaron dos hombres armados y le preguntaron: “¿Vos sos Alex Roldán?” “Sí”. -les respondió él- “Bueno, entonces a vos te buscamos”, le dijeron. Él les mostró sus documentos y dijo donde trabajaba.

Pero todo fue inútil. Acto seguido tiraron al piso a Mercy y a él lo subieron al carro. Y hasta allí, ya no se volvió a saber nada de él.» El motivo de su captura y posterior desaparición, se podría decir que fue por su apoyo incondicional a las luchas del pueblo en contra de la opresión y la injusticia que se vivía en ese tiempo, y por ser coordinador de una Comunidad Eclesial de Base.

NOTA: Carlos Palacios es hermano del asesinado mártir padre Rafael Palacios y miembro de la agrupación de Víctimas Demandantes (VIDAS)

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Carlos Palacios
Carlos Palacios
Miembro de Víctimas Demandantes (VIDAS)
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