La vida de Juan Carlos Alvarado, un excombatiente del FMLN, dio un giro inesperado en 1985 cuando una mina lo dejó mal herido y su pierna derecha fue amputada, recibió ayuda en El Salvador, pero debido a la atención que requería, dos años después, fue enviado a Cuba, experiencia que califica de “agridulce”.
Su salida en 1987 fue negociada entre la guerrilla y la Fuerza Armada de El Salvador (FAES), en la que prisioneros de guerra del ejército serían puestos en libertad a cambio de que la FAES concediera el paso para que lisiados de guerra pudieran ser enviados a distintos países donde recibirían ayuda.
“Dichosamente a mí me tocó viajar a Cuba y tener la oportunidad de solidaridad del pueblo cubano que Fidel había construido con la revolución”, dijo Alvarado. Agregó que la “experiencia (de llegar a Cuba) era un sueño del que no lograba despertar, fue un sueño agridulce el estar en la Cuba de Fidel”.
El excombatiente, ahora parte de ALGES, recibió en Cuba atención psicológica, física y le otorgaron una prótesis. Alvarado es uno de los cientos de excombatientes de la guerrilla que recibió ayuda en Cuba.
Alvarado aseguró que la atención al llegar a Cuba fue de manera integral y que ” fue un agrado de cómo nos recibieron en cuba, recibir y conocer esa experiencia de un pueblo que había logrado un desarrollo gracias a la revolución nos llenaba de esperanzas y nos daba aliento para recuperarnos”.
Él estuvo junto a cientos de lisiados de la guerra en el campamento "26 de Julio",, en la Habana, lugar al que habían bautizado como “el pequeño territorio salvadoreño en Cuba”. En ese lugar le proveían de todo lo necesario para vivir. “Vimos los frutos de la revolución que Fidel inició, nos dejó legados de principios de solidaridad de los pueblos”¦ nos enseñó la manera de cómo ayudarnos entre nosotros “, expresó Alvarado.
“Estar fuera del país mediante una circunstancia así, que uno tampoco la planificó de esa manera no es fácil, sentirse fuera de su ambiente, pese a la guerra, era triste. Añorábamos estar acá, pero el hecho de que en Cuba nos reuniera nos ayudó, mantuvimos un poco de nuestro país entre los compañeros”, aseguró.
Alvarado narra que la ayuda recibida en Cuba fue integral, no solo atención médica, pues les impartían cursos de albañilería, mecánica automotriz, capacitaciones sobre el manejo de rayos X, cursos para la elaboración de prótesis y órtesis. Además jornadas de alfabatización.
“Todos, los que recibimos ayuda, ante su muerte estamos tristes, pero expresamos gratitud, con Fidel y su pueblo, los que la vivimos somos los que con más naturaleza ahora lo expresamos porque lo vivimos, porque lo sentimos y gracias a esa solidaridad, ahora muchos siguen con vida”, expuso Alvarado.
La guerra salvadoreña duró 12 años y dejó más de 75.000 muertos y más de 8.000 desaparecidos.
Artículos relacionados: