Desde Ginebra, Juan Gasparini.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, mandató en Ginebra a 3 expertos independientes para que le informen el estado de situación antes de fin de año, sobre «el encarcelamiento de más de 1400 presos políticos y otras personas por haber ejercido» de forma pacífica, «sus derechos humanos en Bielorrusia … tanto frente a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania», como ante el «apoyo» del gobierno de Alexander Loukachenko, «a dicha agresión».
Se trata de «la practica continuada de detenciones arbitrarias … que implican la reclusión en régimen de incomunicación, por motivos políticos o por ejercer sus derechos; miembros de la oposición, periodistas y otros trabajadores» de prensa, salud y cultura, «defensores del medio ambiente, académicos, profesores, estudiantes, abogados, niños y personas que expresan opiniones disidentes», sindicalistas o miembros de comités de huelga, y de minorías nacionales.
Las ONU los considera víctimas «de actos sistemáticos y generalizados de tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes y de violencia sexual y de género contra personas, incluidas mujeres, niños, y jovenes detenidas y encarceladas por las autoridades bielorrusas, en condiciones inhumanas y la denegación de servicios médicos puntuales y adecuados y de asistencia jurídica independiente, recluidas en centros de detención y prisiones».
Se destacan además «restricciones opresivas a la libertad de reunión pacífica, de asociación y de expresión, tanto en línea como en medios no electrónicos, que dan lugar al enjuiciamiento, el acoso, la intimidación, la represión y el exilio forzoso», que afectan a «medios de comunicación independiente, incluidas órdenes de cierre a gran escala o la autodisolución forzosa de organizaciones de la sociedad civil», en particular «los sindicatos independientes», dispuestas por Loukachenko, en el poder desde 1994, 5 años antes de la entronización de Vladimir Putin.
La ONU adelanta los ejemplos de «cancelar licencias profesionales, la revocación de las acreditaciones de trabajadores de» la prensa extranjera, y «la prohibición de medios de comunicación independientes, el bloqueo de sitios web y el cierre de Internet», junto a la desinformación patrocinada por el Estado en Bielorrusia», mediante «redadas en domicilios particulares y oficinas, y las medidas represivas contra familiares de presos políticos, así como contra quienes han abandonado el país».
También expresa su «profundo pesar por que las autoridades bielorrusas no hayan cumplido sus obligaciones con respecto a derecho de todos los ciudadanos a votar y a ser elegidos en elecciones periódicas libres y limpias, celebradas mediante procesos transparentes e inclusivos, de conformidad con las obligaciones del Estado en virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU», ratificado por Bielorrusia, no habiendo invitado observadores europeos para supervisar el desarrollo de las elecciones parlamentarias y locales de 2024.
La ONU consigna que «la privación del derecho a la vida, y a la libertad, las denegaciones del derecho entrar en el propio país, de las garantías procesales y del derecho a un juicio imparcial, la practica de la desaparición forzada, la tortura, la violencia sexual y de genero, y las violaciones de la libertad de expresión, reunión pacifica y asociación pueden constituir crímenes del lesa humanidad cuando se cometen como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la población civil, con conocimiento de dicho ataque», como sucede en Bielorrusia.
Por cierto, sobresalen 2 hechos emblemáticos. La captura el 21 mayo del 2021 del periodista Roman Protassevitch, titular del blog «Nexta», de amplia difusión en la oposición bielorrusa. El reportero viajaba en un Boeing 737 de Ryanair, que cubría la conexión entre Atenas y Vilnius (Lituania), el cual fue inducido por un Mig 29 despachado por Loukachenko, mintiendo que había una bomba a bordo, para hacerlo aterrizar en Minsk, donde Protassevitch fue secuestrado. (1)
El segundo ejemplo remite al encarcelamiento del jefe de la oposición bielorrusa, Sergueï Tsikhanovski, otro «blogueur», condenado en diciembre de 2012, a 18 años de reclusión, cuya esposa, Svetlana Tsikhanovskaïa, ahora refugiada en Lituania, sancionada en ausencia a 15 años de prisión, ha logrado unir a la oposición, venciendo electoralmente a Loukachenko en 2020. Desde el exilio denuncia la ocupación dispuesta por Vladimir Putin en Bielorrusia, estacionando tropas militares rusas, misiles y bombas nucleares tácticas, al acecho para atacar a Ucrania. (2)
1) «Le Monde», Paris, 23 de mayo de 2021
(2) «Le Monde», Paris, 29 de abril de 2023.