domingo, 12 mayo 2024
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El Salvador

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El Salvador nación en el corazón de América que fue próspera y a su gente se le daba el calificativo de trabajador; ha sufrido una trasformación en los últimos cincuenta años que lo ha convertido en la antí­tesis de lo que antes fue.

Sí­, durante estos años se comenzó a establecer un método de gobierno que suprimió la democracia y el sistema polí­tico paso a ser controlado por una élite económicamente poderosa que, para alcanzar beneficios no legales debe corromper funcionarios, gobernantes, instituciones civiles, militares y polí­ticas, dando paso a nuevas estructuras hegemónica corruptas.

Para lograr esto la mente del pueblo debió ser distraí­da con la polarización ideológica, lo que facilitó que el régimen corrupto se estableciera y aceptado como normal por la mayorí­a.

De esta forma, la instauración de la corrupción se vuelve la causa del fin de la buena educación, el fin de un sistema de salud satisfactorio, el fin del Estado de derecho y el fin de la prosperidad de todos los salvadoreños.

La corrupción destruyó la generación de empleo, y como solución el pueblo crea el negocio informal, la carencia de empleo provee mano de obra a los negocios ilí­citos y el crimen y se expande la criminalidad, todo esto producto de tener una estructura corrupta que dirige al paí­s.

Quiénes se encuentran dentro circulo corrupto son una minorí­a asalariada, diputados y funcionarios que se abrogan derechos como: tener seguros médicos, cuando el pueblo tiene mala atención medica y carece de medicinas. Funcionarios que se asignan vehí­culos de lujo y guardaespaldas cuando el trasporte urbano es pésimo y además debe ser además subsidiado y el ciudadano común carece de la mí­nima seguridad.

Funcionarios a los que asigna salarios extraordinarios, viáticos y prestaciones, mientras a los trabajadores de les priva de aumento el salario por diez años. Se asignan estos funcionarios un equipo de asesores con altos salarios y los maestros en las escuelas y universidades apenas si ganan para sobrevivir.

Toda esta injusticia tiene una sola causa y se llama “corrupción”. Este gobierno es el que se ha venido creando con el paso de los años y que ahora nos gobierna.

Nosotros el pueblo no es corrupto.

Hemos sido engañados durante muchos años porque los medios de difusión, ahora de propaganda eran pocos y controlados; hoy los medios digitales nos permiten conocer lo que se nos ocultaba. Estamos despertando, conociendo la verdad.

El ejercicio electoral de febrero pasado es una muestra de que el soberano pueblo está despertando, este ha sido el principio de un cambio que no será fácil instrumentar pues la estructura anterior y sus cómplices asalariados no desean perder sus privilegios y lucharan para mantenerlos.

Entiéndase que no ha bastado con ir a votar y elegir un nuevo presidente, este fue solo el primero de muchos pasos a dar si es que queremos que nuestra voluntad, la del pueblo sea la que dirija el rumbo de nuestro futuro y no permitir nunca más que una minorí­a corrupta lo haga.

El voto, el triunfo electoral fue solo la primera batalla, el presidente que elegimos no cuenta con diputados, tampoco cuenta con una corte suprema imparcial; solo cuenta con nosotros el 53 % quiénes continuamos siendo el verdadero apoyo de este emergente poder ejecutivo, no debemos abandonarlo en las duras cruzadas por venir.

El autor es: Escritor

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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