Tras haberse recuperado con fuerza de la crisis financiera global del 2009, la economía latinoamericana perdió velocidad desde el 2012, alcanzando un crecimiento de apenas 1% en el 2014. Las expectativas para este año apuntan a una expansión inferior al 2%.
Este contexto refleja deficiencias macroeconómicas históricas en América Latina, que en las épocas de bonanza habían quedado en segundo plano: la baja productividad y las brechas en inversión en infraestructura.
De acuerdo con el presidente ejecutivo del banco de desarrollo de América Latina (CAF), Enrique García, ahora más que nunca es necesario impulsar una transformación productiva orientada a insertar las economías en cadenas globales de producción para lograr un crecimiento sostenible con inclusión social.
La transformación productiva implica la adopción de dos grandes estrategias: la acumulación de más capital, innovación y tecnología, junto con una asignación más eficiente de los recursos productivos para pasar de economías basadas en ventajas competitivas tradicionales a modelos diversificados con valor agregado.
De acuerdo con el CAF, uno de los principales caminos hacia esta transformación comienza por cerrar la crónica brecha de inversión en infraestructura de la región, un tema que abordará el Foro Estratégico Mundial 2016, que celebra su sexta edición este 11 y 12 de abril en Miami, con la presencia de García y una serie de paneles que debatirán los desafíos que enfrenta la región.
América Latina ha avanzado en el desarrollo de infraestructura, aunque el progreso ha sido desigual por países y sectores, indica García. Las cifras más actuales disponibles revelan que los avances se han dado a un ritmo considerablemente inferior al necesario: el crecimiento ronda el 3% del PIB – debajo del 5% requerido para cerrar la brecha y del 6% alcanzado, por ejemplo, en Asia.
El reto es cómo financiar estas obras, un desafío que implica recurrir a métodos innovadores de financiamiento para reducir la dependencia de fondos públicos, sobre todo en momentos en que las arcas de los gobiernos de la región no ofrecen recursos adicionales disponibles.
“Los bancos comerciales, con las restricciones impuestas a través de los Acuerdos de Basilea, tienen ahora limitaciones y de lo que se trata es de conseguir el aporte de otros fondos institucionales, como fondos de pensión”, afirma Jorge Kogan, Asesor Senior en la Vicepresidencia de Infraestructura de CAF. “El rol de estos inversores es crucial, sin estos aportes no va a ser posible cerrar la brecha en materia de inversión en infraestructura en la región”.
Los bancos de desarrollo multilaterales juegan un papel destacado para atraer capitales, ya que por los acuerdos que tienen con los gobiernos gozan de protecciones y garantías que ofrecen confianza a estos fondos, de naturaleza siempre conservadora.
La principal limitación es la falta de condiciones institucionales y jurídicas adecuadas en los países de la región. La segunda está íntimamente ligada a la primera. “Los fondos están en el mercado y buscan proyectos, los países tienen que hacer los deberes para mejorar la calidad de las instituciones y sus regulaciones y tener buenos proyectos para atraer estos fondos”, dice Kogan.