Hace unos días hubo manifestaciones contra el matrimonio igualitario (matrimonio entre personas del mismo sexo) en México , el periódico La Jornada lo expone así. “miles de personas de diversas organizaciones religiosas salieron a las calles para expresar su apoyo al modelo de familia tradicional y su repudio a la iniciativa que propone el matrimonio igualitario, adopción de menores entre parejas homosexuales y la enseñanza de la “ideología de género” en las escuelas públicas”. Como vemos el desacuerdo de estos grupos religiosos contra la libertad del cuerpo, la igualdad de géneros y el matrimonio igualitario, viene en combo.
Esto no está lejos de lo que piensan y sienten los poderosos grupos religiosos de nuestro país así lo han manifestado en una televisora religiosa local,en un panel de mujeres entre ellas la representante de “Si a la Vida”, alabando el matrimonio heterosexual, “entre mujeres y hombres así nacidos” y menospreciando por ejemplo las uniones libres, no digamos el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Argumentaban, en base a “una investigación”, que el matrimonio enaltece a las personas, mejora la economía y desarrolla a los miembros del grupo familiar. Escuchándolas pensé entonces en en los datos que nos arroja el VI Censo de Población y V de vivienda, de 2007, “que el 34.9% (490,385 hogares) tienen a una mujer en la jefatura del hogar”. Entonces este porcentaje de hogares jefeados por mujeres, ¿no es honorable, no mejora la economía ni desarrolla a los miembros y miembras del grupo familiar?. Como jefa de hogar que he sido y continúo siendo, educando a 3 hijxs, podría decir que he dado mi aporte para que la sociedad cuente con personas de sensibilidad social, formación y compromiso con ellxs y sus descendientes, así lo hacen miles de mujeres en nuestro país.
Por otra parte, de acuerdo al argumento de estas personas de validar exclusivamente el “matrimonio intacto” heterosexual: ¿donde queda lo expresado en el Código de Familia en el que se considera que “La familia es el grupo social permanente, constituido por el matrimonio, la unión no matrimonial o el parentesco”, validando así distintos tipos de familia.
En este Código se expresa también que la “union no matrimonial” tiene ciertos derechos si los convivientes tienen tres años de relación, y que las hijas y los hijos de esa unión cuentan con los mismos derechos que los nacidos en el matrimonio. Esta normativa constituye un gran avance en un país donde la unión no matrimonial es frecuente.
Conocemos también de miles de hogares en matrimonio o unión libre donde las mujeres viven situaciones de violencia que las afectan a ellas y sus descendientes. ¿Es mejor aguantarse y continuar en la relación con un hombre violento por no echar a perder la unión o el matrimonio?. Definitivamente no, miles de mujeres rompen con el ciclo de violencia y si es necesario con los vínculos legales o afectivos que las unen a los violentadores. Sin embargo, mantener el “matrimonio intacto” a toda costa parecería desprenderse de los argumentos de las panelistas del programa televisivo que les he comentado.
Las y los amantes de la pluralidad, la diversidad sexual y de ideas, personas, uniones, debemos estar alertas para evitar que estas posturas, que ciertamente son válidas en el juego democrático, no vayan en contra de derechos adquiridos por las conquistas ciudadanas, especialmente de los Movimientos Feministas y de mujeres. Esperando este artículo motive a la reflexión, me voy a tomar un café con dona, ¡buen provecho!.