Hemos caminado 68 años en El Salvador, para tener una representación obligada del 30% de mujeres en los listados electorales, ¿tienen que pasar otros muchos años para llegar a la paridad?. Esperemos que no. Los resultados electorales han sido desalentadores en relación a la equidad de género: En la Asamblea Legislativa, preliminarmente, han quedado 26 mujeres diputadas de 84 cargos, que representan el 31%. Y 26 mujeres alcaldesas de 262 cargos, que representan el 10%, en ambos casos se ha bajado un 1%. En departamentos como San Miguel un desafiante 0% es la cuota de mujeres de todos los partidos y coaliciones participantes. Como dice un refrán popular: “Hecha la ley, hecha la trampa” la actual formulación de la Ley de Partidos políticos, no garantiza la presencia de mujeres en posiciones ganadoras a nivel municipal, departamental, y regional.
Mientras tanto, demos una ojeada a algunos puntos de la agenda del movimiento feminista y de mujeres, relacionados con los intereses estratégicos, que para ser efectivos, deben ser sometidos a debate y votados en la Asamblea Legislativa, estos son: La despenalización del aborto por cuatro causales: por malformación del feto, por enfermedad de la gestante, por violación y en menor de edad y/o víctima de trata. Otro punto es la ratificación del Convenio 189 de la OIT referido a los derechos de las y los trabajadores domésticos y varias reformas al Código de Trabajo, para garantizar derechos a un salario, a tiempo justo, y otros derechos que por ahora no gozan las trabajadoras del hogar. Otro más es la ratificación del Protocolo de la Convención contra todas las formas de Discriminación contra la Mujer -CDAW-, cuya importancia ha sido relegada, debido a manipulaciones de parlamentarias/os de derecha que le atribuyen a este Protocolo connotaciones satanizadas. Agregamos a estos puntos, la propuesta de Ley de las trabajadoras sexuales, en la que piden considerar el trabajo sexual, como un trabajo al que le corresponden derechos.
La nueva correlación de fuerzas que se vislumbra en la Asamblea Legislativa, con el gane de la derecha, además de una pérdida del contrapeso que hacía la izquierda en el juego democrático, no resulta muy amigable con estas demandas u otras como una Ley del agua con justicia para todas y todos o la Ley de Identidad, enarbolada por la Diversidad sexual.
Si bien no todos los feminismos dan igual importancia a los espacios institucionales, la diversidad en el movimiento feminista y de mujeres, deberá enfrentar culturalmente la proyección mediática de una cosmovisión neo conservadora, fundamentalista y anti derechos de algunas y algunos referentes de la derecha y estemos vigilantes también con la izquierda. Que estos 68 años de transitar en la participación política nos sirva para hacer recuento de los logros y ver también los muchos desafíos. Y como dijeron las mujeres en el XIV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe:”Diversas pero no dispersas”, la lucha continúa.