jueves, 5 diciembre 2024

Dios político o más allá del bien y el mal

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Sémele una de las amantes humanas de Zeus quedó embarazada. Hera, celosa, esposa legítima del Dios disfrazada la visitó para decirle que Zeus no la ama lo suficiente porque no se unía a ella de la misma forma como lo hacía con su esposa. La amante entonces hace prometer a Zeus que le cumplirá un deseo (sin decirle cuál). El Dios lo promete. Cuando le pide que se una a ella como lo hace con su esposa, Zeus aun sabiendo lo que pasará no puede negarse. Cumple la promesa Sémele muere fulminada.
La sinergia religión y política es ya cuestión de Estado. Tiene que ver con las incumbencias de cada una. Debería de bastar la frase de Jesús: dar a Dios lo de Dios y al César lo de César para las líneas rojas. Pero en su limitada razón lideres religiosos violan ese precepto cuando llegan a la política, tema aparte es cuando el político llega a la religión.
Los religioso-políticos llegan con una ventaja: si la religión tiene el monopolio de Dios en la vida cotidiana en la política usan esa propiedad como un todo homogéneo: son buenos, infalibles, perfectos, sabios, incuestionables y por ello no están obligados a separar o discernir. Y a quiénes se les ocurra enfrentárseles se les tildará de satánicos. No comprenden que hay una gran diferencia entre discrepar de la religión institucional y aceptar a Dios o Jesucristo. Lo mejor y conveniente para la política y religión es estar en campos de estudio y trabajo con los humanos distintos. De allí que en filosofía se crea que iglesia que se mete en política termina vaciándose de lo religioso para sumergirse en las zonas más oscuras de la delincuencia política: narcotráfico, corrupción, culto a la personalidad, oscurantismo y perversión sexual.
Se habla de la crisis de fe que sufre la sociedad pero ¿la sufren los dirigentes de la fe? Si el líder religioso se postula a sí mismo como el primer siervo de Dios pero se ve imposibilitado de obrar milagros o sanaciones desde el altar la política le ofrece una extensión salvadora de su crisis personal de fe. Jesús no es solo lo que dijo sino también lo que hizo y siempre (la muchedumbre lo condena en favor de Barrabás) huyó de la política. Entonces el mejor milagro que un religioso puede obrar en política será imponer la agenda de su iglesia en la vida pública de la nación. Eso siempre traerá conflicto.
La historia nos lo demuestra hasta la saciedad desde la reforma de Akenaton en Egipto pasando por las cruzadas hasta la gran división mundial azuzada por políticos con las desavenencias entre judíos-cristianos y musulmanes que nos tienen al borde de guerras mundiales año tras año. Hay una deficiencia en los partidos políticos nuestros: falta escuela que permite mezclar política con iglesias que no tienen cultura ecuménica que terminará en irremediable conflicto.
El crecimiento desde 1890 de las iglesias cristiano-evangélicas-pentecostales en El Salvador si bien es bueno para la libertad de culto una vez que incursionan en política visto los casos del trumpismo, bolsonarismo, Bolivia, Costa Rica, algunos estados mexicanos no ha terminado bien porque la incursión la justifican en el miedo que tienen de que las grandes doctrinas universalistas están cayendo. Así si una iglesia se siente la autoridad institucionalizada verán en las ideas de posmodernidad: feminismo, animalismo, cambio climático y cientificismo un ataque.
Durante mi pre campaña me tocó conocer el control que sobre el partido tiene La Luz del Mundo y me permitió entender ¿por qué las iglesias no católicas son ideológicamente conservadoras en extremo? Ausentes de toda reflexión teológica que las aleja de la realidad social creen en la inminente venida de Cristo e instauración de su reino. De allí que no les sean  tan importantes las necesidades terrenales. Análisis aparte merecen sus líderes que suelen vivir en la riqueza. Los religiosos que se meten Biblia bajo el brazo y con el discurso religioso en boca a la política no saben que pervertirán el mensaje divino ya que desde el altar tienen la fuerza de la palabra en el límite Dios y que entrar en la política es subirse al muro y entonces el límite ya no será ilimitado será posible. En la política la certeza es el límite en religión la certeza es Dios y, querer mezclar esto es una paradoja insoportable para simples mortales con pocos o carentes estudios o ciencia como son la mayoría de dirigentes religiosos de estos lares. No somos el todo y eso les cuesta entenderlo a los que se consideran CEO de Dios. En política la base de los cuestionamientos es la absoluta desconfianza en religión es Dios. La política es la realidad que el animal racional que es el hombre le exige que haga. En la religión es Dios quien guía. ¿Está facultado un religioso para también obrar en la política? ¿Es un mandato divino incursionar en la política o una necesidad humana de las iglesias? Si el fundamento terrenal de una iglesia es el poder y el dinero y no Dios entonces tenemos una iglesia débil y la política será su tabla de salvación y, el débil jamás podrá perdonar porque la ira y la venganza son lo más fácil para él. El religioso que llega a la política llevará estas costumbres y terminará enturbiando todo para lograr lo que su fe no le valió. Yo lo sé porque en NI me tocó enfrentarme a ellos, su violencia era por miedo y, sus armas contra mis ideales. Se les olvidó a estos religioso-políticos que Dios es verdad, justo y verdadero y que este no puede manifestarse con violencia y mentiras como ellos lo hacen para ganar poder político olvidándose que una onza de acción vale más que toneladas de predica.
¿En qué creo yo? En la naturaleza o sea Dios. Porque la verdad jamás dañara una causa que es justa mientras que una fe que es ciega, muere.
 
(*) Reflexiones sobre filosofía política durante la pre campaña interna de Nuevas Ideas

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto
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