La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advirtieron este martes que la pandemia por el nuevo coronavirus podría aumentar la pobreza extrema en Guatemala del 19.8 al 21.4 por ciento, lo que equivale a 300 mil personas más.
Las estimaciones tanto de la Cepal como de la FAO suponen que 3.5 millones de guatemaltecos no tendrán los ingresos suficientes para alimentarse este año, la mayor parte de estos viven en las zonas rurales, por lo cual los organismos plantearon medidas de emergencia para garantizar su seguridad alimentaria.
“Nos preocupa porque Guatemala tiene una gran dependencia del sector agropecuario, el doble del promedio regional y la mayor parte de los productores son familias indígenas”, detalló Alicia Bárcena, directora de la Cepal, en una conferencia de prensa desde Chile donde los organismos dieron propuestas para evitar que la crisis sanitaria se convierta en una emergencia alimentaria.
Por su parte, Julio Berdegué, representante de la FAO para América Latina y el Caribe indicó que la situación “inaceptable” de desnutrición infantil que mantiene Guatemala, sin especificar si hablaba de la aguda o crónica, “perfectamente se puede agravar”.
El funcionario considera “clave” que una buena parte de los recursos que lleguen a Guatemala desde financieras internacionales sean dedicados a garantizar el acceso a alimentos de la población, en especial la de los niños del área rural.
La reducción de remesas provenientes de los Estados Unidos podría exacerbar los problemas de pobreza y hambre entre las poblaciones que dependen de ellas, especialmente en las zonas rurales.
Tanto Bárcena como Berdegué mostraron especial preocupación por la situación de las personas que habitan el Corredor Seco centroamericano, una región en la que antes de la pandemia 4.5 millones vivían con una situación alimentaria crítica.
“Son personas que viven de cultivar granos básicos. El Corredor Seco es una zona extremadamente vulnerable”, puntualizó el representante regional de la FAO.
Pero la pandemia del nuevo coronavirus ha afectado y dejará secuelas en todo el continente. De hecho, la Cepal indicó que en esta región el coronavirus aumentará el número de pobres hasta 83.5 millones.
Bárcena lamentó que la pandemia esté dejando en el continente americano “la crisis económica más grande de nuestra historia” lo cual causará un retraso de 13 años en la lucha contra la pobreza y dos décadas en contra de la extrema pobreza.
Citó como ejemplo de dicho retroceso que 16 millones de personas que habían logrado salir de esta regresarán a esa condición.
Las instituciones presentaron un documento en el cual resaltan una serie de medidas que recomiendan tomar a los gobiernos para garantizar el acceso a la alimentación, no solo desde el punto de vista de los consumidores como de los productores, puesto que muchos de estos en la región comienzan a experimentar problemas para hacer fluir sus productos.
Sugieren, por ejemplo, la implementación de un bono contra el hambre durante seis meses en forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos para las familias pobres.
Al mismo tiempo, para que los productores no paralicen y garantizar el suministro de alimentos, el estudio sugiere el otorgamiento de subsidios a las empresas familiares, pequeñas o medianas que tienen que ver con la cadena alimenticia.
En ese sentido afirma que es importante que este tipo de empresas puedan tener acceso a créditos blandos y que los países ajusten los protocolos de salud para garantizar el flujo de la cadena alimenticia.
Los organismos precisaron que Centroamérica es particularmente vulnerable por varias razones y no solo porque una buena parte de su población vive en extrema pobreza; entre estas, la subnutrición y la obesidad y porque sus países dependen enormemente de las remesas familiares provenientes de EE. UU., país que experimenta la pérdida de millones de empleos.
La reducción de las remesas en estos países “podría exacerbar los problemas de pobreza y hambre, especialmente en zonas rurales”, señala el informe.
Otro problema que preocupa a Cepal y a la FAO es el hecho de que, debido a la disminución del poder adquisitivo a causa de la crisis, la gente consumirá alimentos menos nutritivos por ser más baratos, con lo cual aumentará la obesidad.
“A medida que se contraen los ingresos en las familias estas lógicamente comen más barato, paradójicamente en América Latina comer mal es más barato que comer bien”, comentó Berdegué, al respecto.
También preocupa el impacto adicional que los fenómenos climáticos pueden causar en la producción agropecuaria, en particular sobre los productores de subsistencia y trabajadores agrícolas.