La escuela pública del Distrito Italia es un oasis de paz en medio de una comunidad inmersa en la violencia que agobia al municipio de Tonacatepeque, que se encuentra a pocos kilómetros al norte de la capital salvadoreña.
Es un refugio en el cual se esconde un mundo lleno de arte, música y proyectos de emprendedurismo a pequeña escala.
La fachada del complejo educativo es similar a cualquier escuela pública, pero al ingresar en él, los visitantes se encontrarán con muchas sorpresas, empezando con las exposiciones en los pasillos donde se pueden apreciar esculturas y pinturas de alumnos, algunos de los cuales han sido galardonados y son expuestos en una galería de prestigio en Manhattan, Nueva York, Estados Unidos.
En el ambiente se puede escuchar melodías que provienen del “rincón de la música”, un espacio delimitado de un salón de clase, donde los estudiantes tocan violines, como parte de la filarmónica escolar que ha producido una generación de nuevos valores que incluso forman se han integrado a la Orquesta Sinfónica Juvenil, como es el caso de Miguel Ángel Cerritos de 11 años de edad.
“Me siento bien estar estudiando música”, manifestó el joven, a pesar de que esto le genera inconvenientes cada mañana que sale de su casa con su violín, cuando es detenido por los policías para registrar su estuche sospechando que carga armas dentro de la funda.
“La música me motiva para salir adelante. Quiero llegar a ser integrante de una orquesta profesional en el futuro”, anhela Ángel, que ve en la música una escapatoria de su realidad compleja de violencia social en la comunidad, en la cual está depositando una potencial carrera y forma de ganarse la vida honradamente.
“Me siento alegre por mi hija que está en este programa. Es un bien para ella. Quién sabe que obtenga algo mejor con esto y además me la apartan de la delincuencia que existe acá”, destacó Manuel de Jesús Molina, padre de familia.
La música de la filarmónica se mezcla con los gritos, silbatos y chapuzones en el agua, donde el maestro junto a sus alumnos practican la clase de natación en la única piscina (de 12.5 metros de ancho por 22.5 metros de largo), construida en una escuela pública, como parte del proyecto piloto del denominado plan Educación del Cerebro.
Además, la escuela enseña emprendimiento de formación de competencias básicas con una panadería, huerto escolar, una granja de gallinas ponedoras y un taller de bisutería para que los jóvenes aprendan un oficio y de la venta de pan, repostería y huevos generan ingresos económicos para el centro educativo.
La combinación de atención en salud mental, esparcimiento deportivo y cultural, proyectos de emprendurismo, así como la sensación de pertenencia, están cambiando la vida de los jóvenes de la comunidad del Distrito Italia.
“Del Distrito Italia se dicen muchas cosas, pero en la escuela es una realidad diferente. Es un lugar de sana convivencia, esparcimiento y de verdaderos aprendizajes, desde este lugar si podemos luchar por un cambio verdadero para que las niñas, niños, y jóvenes tengan un proyecto de futuro promisorio y de vida”, manifestó Edwin Mauricio Pérez, director del centro educativo.
El Distrito Italia, a pesar de no haber resuelto sus problemas de inseguridad ni pobreza económica en la zona, puede contar con un proyecto a largo plazo de cultura de paz que cambiará la forma de vida de la gente, le da nuevas esperanzas, metas y sensación de seguridad y sentido de pertenencia.
Este esfuerzo educativo que desarrolla la escuela cuenta con el apoyo social de organizaciones como la Asociación de Derechos Humanos Tutela Legal "Dra. María Julia Hernández", que impulsa procesos de formación y concientización sobre promoción de los derechos humanos.
La escuela del Distrito Italia es un ejemplo de rescate de principios y valores de algo positivo que estimulan a los jóvenes a intentar cubrir necesidades, y también a cumplir deseos y anhelos de superación personal y comunitaria.