En las elecciones del 2016 el entonces candidato Donald Trump quedo electo como el presidente 45 de los Estados Unidos. Su triunfo se debió en gran parte al apoyo mayoritario de los votantes evangélicos que representan el 25% del electorado estadounidense. Estos le garantizaron el triunfo en los estados claves de Florida, Iowa, Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin. Así, le ayudaron a ganar el colegio electoral, con 304 votos electorales contra 227 que recibió su contrincante demócrata Hillary Clinton. Aunque esta le superara por 48.2% contra 46.1% en el voto popular.
El 80% de los evangélicos votó Trump
Una investigación del Pew Research Center mostro que Trump recibió el 80% de apoyo de los evangélicos, en comparación del tan solo 16% que recibió Clinton. Es decir que 8 de cada 10 evangélicos votaron por Trump, lo que le dio una ventaja del 65% en este segmento del electorado sobre su contrincante.
Esto sorprendió a quienes nos dedicamos al estudio de la sociología de la religión, porque Trump es la antítesis de los postulados de la “ética moral evangélica”. Durante la campana electoral, elementos muy preocupantes sobre el carácter moral de Trump salieron a relucir. Esto me hizo pensar que se debilitaría el apoyo evangélico a su candidatura debido a que:
Trump utilizo los servicios de trabajadoras sexuales mientras su tercera esposa, estaba embarazada de su hijo. Sí, leyó bien.
Trump se ha divorciado tres veces. El apóstol Pablo exhorto claramente a los primeros cristianos del mundo grecoromano, a cesar las prácticas culturales de tener relaciones sexuales con prostitutas. Se le puede dar al actual presidente el beneficio de la duda por los divorcios. Total, no estaba aspirando a ser obispo evangélico. Pero eso de tener relaciones sexuales con actrices porno, no entiendo cómo se puede digerir.
Trump fue sorprendido con un micrófono en mano, alardeando de como podía escapar ileso después de agredir sexualmente a mujeres, debido a su dinero y poder. En partes del audio, describe explícitamente como colocaba sus manos en las partes íntimas de mujeres, y que besaba a las esposas de sus amigos, sin que estas pudieran decir nada. Uno de los diez mandamientos, establece claramente la prohibición de codiciar la mujer de tu prójimo.
Además, aplicó perfiles raciales a los inquilinos en sus propiedades durante su carrera inmobiliaria, algo que está prohibido por las leyes estadounidenses.
Las acciones de Trump
Trump ha separado por la fuerza a los niños refugiados de sus padres que huyen de la violencia y la pobreza en países centroamericanos. La cifra más reciente indica que son más de 5,000 los casos de separación. Estos niños fueron recluidos en jaulas, en condiciones no apropiadas para menores de edad. Algunos han muerto en reclusión bajo el control del gobierno federal.
Esta es una contradicción con el espíritu cristiano de la Navidad, en la cual en uno de los relatos principales de los Evangelios, se presenta a José y María con el niño Jesús huyendo del tirano Herodes, y buscando refugio en Egipto.
En plena campaña electoral, dijo que los inmigrantes mexicanos que llegan a Estados Unidos son “traficantes de drogas, asesinos, violadores”, que traen enfermedades, y que amenazan el estilo de vida estadounidense.
Se burló de un hombre discapacitado en uno de sus actos de campaña, contrario a todos los relatos evangélicos de un Jesús que sentía compasión por personas con enfermedades congénitas o degenerativas.
Ya en la presidencia, promulgó una orden ejecutiva prohibiendo a los musulmanes ingresar a los aeropuertos de Estados Unidos. Fue un claro acto de discriminación racial e intolerancia religiosa. Muy diferente al Jesús evangélico que sale al encuentro de la mujer samaritana, la que practicaba una religión distinta a la suya.
Uno de sus actos como presidente, fue reducir el monto de pago de impuestos de los multimillonarios. Al mismo tiempo redujo el presupuesto federal de los programas de asistencia social. Especialmente aquellos programas de alimentación que ayudan a combatir la inseguridad alimentaria en los sectores de la población más vulnerable. Muy distinto al Jesús que al ver a la multitud hambrienta, les dice a los discípulos que les den de comer, y luego realiza el milagro de la multiplicación de la generosidad, con los panes y los peces.
No lo merece
La lista podría seguir. Sin embargo con casi tres años de presidencia de Trump, las encuestas indican que su apoyo entre los evangélicos permanece casi intacto. Líderes muy conocidos de la comunidad evangélica con frecuencia son invitados a la Casa Blanca. Allí, en una estrategia de relaciones públicas, son fotografiados y filmados, en la Oficina Oval, orando por Trump. Ahí lo declaran el ungido de Dios para estos tiempos.
Creo que los cristianos deben orar por los presidentes, pero una cosa distinta es dejarse utilizar para lavar la imagen de presidentes nefastos. Un dato interesante es que no hay un solo registro o testimonio de que Trump haya sido miembro o practicado su “fe cristiana” en alguna iglesia local durante su vida adulta antes de ser candidato. Muy diferente del expresidente Jimmy Carter, quien ha sido maestro de escuela dominical casi toda su vida en una iglesia bautista.
No cabe duda: la gran mayoría de los evangélicos blancos en Estados Unidos han sido cooptados y utilizados por los sectores de la derecha política y por empresarios multimillonarios conservadores. Ya lo advertía claramente el reconocido evangelista internacional reverendo Billy Graham, cuando en 1981 expresó:
“No quiero ver intolerancia religiosa en ninguna forma. Me molestaría si hubiera un matrimonio entre el fundamentalismo religioso y la derecha política. La extrema derecha no tienen ningún interés en la religión, excepto para manipularla”.
Es importante que los lectores se den una idea del alcance de estas declaraciones. Se dieron en el contexto de una entrevista del evangelista con Parade, una revista dominical, fundada en 1941, que era distribuida en unos 700 periódicos en Estados Unidos. Actualmente cuenta una circulación de 18 millones y una lectura aproximada de 44 millones de personas.
Heredera de focos conservadores
La Derecha Cristiana emergió a la vida política en EEUU como heredera de los dispersos focos conservadores de la posguerra, cuyo núcleo ideológico se centraba en la convicción de que EEUU y Occidente estaban amenazados por enemigos identificados. Estos eran los liberales y el gobierno federal, que con sus políticas públicas había socavado a la familia, la religión y la moralidad.
La descomposición de la familia, de la sociedad, de la religión y de la moralidad tradicional, el aborto, la permisividad sexual, las drogas, la prohibición de la lectura de la Biblia y la oración en las escuelas públicas, la propagación de los valores laicos, el materialismo y el humanismo que niega la existencia de Dios, todo esto contribuye a la ruptura y decadencia moral y precipitan a la sociedad estadounidense sobre el abismo, decía este grupo.
Sin embargo, una serie de escándalos, en temas de corrupción e inmoralidades sexuales de algunos dirigentes políticos republicanos repercutieron en su descenso electoral y falta de apoyo público a finales los años 80.
El caso Pat Robertson
Esto fue aprovechado por el teleevangelista Pat Robertson para disputar la nominación por el partido Republicano a la presidencia en 1988. Robertson organizó como plataforma electoral a la Coalición Cristiana de América. Pero su candidatura fue un rotundo fracaso electoral.
El mismo Robertson hizo noticia mundial cuando en diciembre de 2009 declaró que al gobierno de Estados Unidos le saldría más económico enviar a comandos especiales encubiertos para eliminar al presidente de Venezuela Hugo Chávez, en lugar de una invasión. Esta le costaría 200,000 de dólares, como las realizadas en países del Medio Oriente. Una idea totalmente en contradicción con la tradición de la guerra justa emanada después de la II Guerra Mundial, que apoyan muchos evangélicos.
En el 2009 quien escribe era asesor externo del entonces embajador del presidente Hugo Chávez en Washington DC, Bernardo Álvarez Herrera. Me encontraba en Miami para participar en una conferencia de la iglesia presbiteriana, cuando recibí la llamada del embajador Álvarez, preguntándome quién era Pat Robertson. Pidió mi consejo respecto al mejor curso de acción para responder a esas declaraciones.
Después de explicarle brevemente el contexto evangélico en el país, propuse al embajador un contacto con el reverendo Bob Edgar, entonces secretario general del Concilio Nacional de Iglesias de Estados Unidos, y con el reverendo Jesse Jackson. Ambos líderes le aseguraron al entonces presidente Hugo Chávez en privado y en comunicaciones públicas, que Pat Robertson no representaba la voz mayoritaria de los cristianos protestantes, y que la mayoría de las iglesias evangélicas repudiaban la sugerencia de la eliminación física de un mandatario extranjero.
La Derecha Cristiana comenzó a declinar a finales de los 90. Algunos de sus líderes, como Jerry Falwell, que en la décadas de los 70 y 80 tuvo millones de seguidores como teleevangelista, pasaron a un segundo plano. Sin embargo otras organizaciones en el seno del movimiento conservador siguieron su desarrollo. Por ejemplo, Focus on the Family, dirigida por James Dobson.
Una nueva estrategia
A partir de los 90 la derecha conservadora desarrolla una nueva estrategia. En lugar de concentrar sus recursos y energías en un solo grupo, decidió desarrollar múltiples estrategias electorales para acceder al poder, cambiando constantemente su centro de gravedad. Diferentes coaliciones están permanentemente formándose y disolviéndose. Los liderazgos individuales no aparecen como indispensables. En cualquier momento un líder determinado puede ser relevado y la coalición continua. Eso fue lo que ocurrió con James Dobson de Focus on the Family, hoy dirigida por Jim Daly.
Irónicamente uno de los dirigentes evangélicos más comprometidos y que ha apoyado mas públicamente a Donald Trump, es el Reverendo Franklin Graham, hijo y heredero del legendario Billy Graham. Ha decidido ignorar la preocupación de su padre, acerca de la utilización del movimiento evangélico por parte de la derecha política. Franklin dirige la organización humanitaria Samaritan’s Purse, y la Asociación Billy Graham.
La semana pasada, la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas, voto por enjuiciar a Trump. Como se sabe, aprobó dos artículos en la acusación: uno por abuso de poder y otro por obstrucción del Congreso. Trump ahora estaría por ser juzgado por el Senado. Sin embargo, Franklin Graham salió en la defensa del presidente, publicando en su cuenta Twitter el 18 de Diciembre del 2019, lo siguiente:
“Aprecio a @ToddStarnes por tenerme en su programa. Compartí eso cuando @POTUS44 asumió el cargo, incluso aquellos que no votaron por él esperaban que le fuera bien. Pero los demócratas han estado tratando de destruir a @realDonaldTrump desde el primer día. Necesitamos orar por @POTUS Trump y esta nación”.
En respuesta a Franklin Graham, el obispo protestante afroamericano Talbert Swann, pastor de la iglesia Primavera de Esperanza, de la denominación evangélica Iglesia de Dios en Cristo, en Springfield MA, publico el siguiente Tweet:
“Usted y sus compañeros evangélicos blancos pasaron 8 largos años tratando de destruir a @BarackObama, un hombre de la iglesia, casado con una esposa, sin amantes, estrellas porno o prostitutas, simplemente porque era negro. No solicitaste oraciones por él, hipócrita”.
Las voces disidentes
Para no ser acusado de antievangélico debo decir que yo profeso la fe protestante de tradición reformada. En la actualidad el movimiento evangélico en los Estados Unidos, no es homogéneo en su teología y practica eclesial. Por el contrario, es muy diverso. Hay en él voces disidentes, no solamente entre los afroamericanos y latinos, sino entre los evangélicos blancos.
Una de las más sobresalientes es la del reverendo Jim Wallis, que es un pastor y activista social, fundador y editor en jefe de la revista Sojourners. También fundo Call to Renewal, una organización evangélica comprometida con la superación de la pobreza y el racismo.
Wallis es un escritor prolífico sobre la relación de la religión y la política estadounidense, entre sus libros más destacados están: “La política de Dios: por qué la derecha se equivoca y la izquierda no lo entiende” (2005), “El gran despertar: revivir la fe y la política en una derecha postreligiosa de América” (2008). Ambos libros estuvieron en la lista de los más vendidos del New York Times.
En su libro más reciente: “Cristo en crisis: por qué necesitamos recuperar a Jesús” (2019), Jim Wallis explora como la fe cristiana puede disminuir la división política en el país.
Tomado del medio de comunicación hermano de EEUU: https://hispanicla.com