El gobierno salvadoreño ordenó proteger la economía familiar frente al aumento continuo de los precios de bienes y servicios en el mundo. Una de las acciones que instruyó fue absorber el aumento esperado en el precio de la energía, para que los hogares no vean ningún cambio en su recibo mensual.
El artículo 90 del reglamento correspondiente con la Ley General de Electricidad establece que la tarifa de energía debe ajustarse cada tres meses, por lo que en estos días se realiza cálculo de cómo debe quedar para el trimestre de abril a julio.
El mercado salvadoreño tiene participantes del sector estatal y del privado que aportan a la oferta total del recurso. Entre las operaciones que efectúan los proveedores y las distribuidoras, el precio del megavatio por hora (MW/h) es uno de los elementos de más influencia cuando se hacen los ajustes de tarifa.
Durante los primeros tres meses de 2022, el MW/h en el mercado salvadoreño encareció entre 57 % y 89 % en comparación con el mismo período de 2021.
En ese panorama, el presidente Bukele promovió reformas para garantizar que este aumento no lo van a percibir los hogares, y con apoyo de la Asamblea Legislativa, ya están vigentes. Es decir, los usuarios seguirán pagando lo mismo que los tres meses anteriores.
La Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) y sus empresas compartieron sugerencias para que los hogares hagan un consumo más eficiente de energía y entre todos cuiden este recurso.
Uno de los más efectivos es evitar el consumo fantasma, es decir, cuando la familia sale de vacaciones, puede apagar aparatos que permanecen conectados al tomacorriente sin estar necesariamente funcionando, como la televisión, la licuadora, el microondas, las computadoras.
El recibo de energía para el consumidor final es uno de los que ha fijado el Gobierno, junto con el de los combustibles, el agua, las gasolinas, el diésel, el gas propano y el pasaje de autobús. Para esto, será el Gobierno quien absorba el aumento para mitigar el impacto en las familias.
