lunes, 15 abril 2024

Noviembre en mi memoria

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El mes de noviembre ha sido muy especial en mi vida (comparado únicamente quizá, con los últimos días de diciembre en que se celebran la navidad y la llegada del nuevo año). Aquello fueron los días de una felicidad totalmente blanca, en tanto que los días de la niñez son los días de pureza y bondad en nuestras vidas.

Pero es noviembre el mes que ha dejado impresos los recuerdos más impactantes en mi vida, comenzando por el 28 de noviembre que celebramos el cumpleaños de mi esposa Norma Emilia. Remontándonos unos cuantos años atrás, viajemos a los días de mi niñez: noviembre era la vacación, la prolongación de los vientos de octubre, de horas tirándonos de las pilastras del puente viejo sobre una de las pozas más hondas del Rio Grande de San Miguel, de ganar dinero para apoyar a mis padres cortando algodón, de jugar billar, de practicar futbol día y noche, de jugar ladrón librado, con trompos, con chibolas, de ir al cine a ver a Cantinflas y los 3 chiflados; y de tantas otras diversiones propias de aquella época.

Noviembre es también, el mes de la Virgen de la Paz, de la feria y la llegada de las ruedas, del Carnaval de San Miguel. Podría hacer varios artículos o contar varias historias con cada uno de estos momentos. Pero voy a detenerme un poco más en dos hechos de importancia histórica y política: la Ofensiva del 11 Noviembre de 1989 y la Caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre del mismo año. Del 12 al 13 de agosto de 1961, fue construida la mayor parte del muro entre Alemania Oriental y Alemania Occidental. El muro medía más de 120 km. Y la construcción inicial fue mejorada hasta llegar a el Muro de “Cuarta Generación” que era de hormigón armado y de un altura de 3,6 m. Esta fue la pared que vimos que los alemanes del este estaban destruyendo en las escenas que le dieron la vuelta al mundo ese 9 de noviembre para amanecer 10.

Mientras tanto, nosotros en El Salvador avanzábamos con nuestras tropas guerrilleras ese 10 de noviembre para amanecer 11, desde los frentes de guerra hacia las principales ciudades: San Salvador y el área metropolitana, desde el norte y el poniente. El ERP avanzo’ desde el volcán de San Salvador y el norte de la capital, y resistió especialmente en la zona de “la gran manzana” de la colonia Zacamil. Al mando estuvieron los dos chicos,  Claudio Armijo “Chicón” y Carlos Argueta “Chiquito”. Y nuestro esfuerzo principal fue en el oriente del país: en San Miguel, conducido por Jorge Meléndez “Jonás”, en donde se mantuvieron nuestros combatientes por casi dos semanas. Y Usulután donde el ataque nos fue encomendado a Hernán Eleno Castro “Carmelo” y a mí. Compartiendo el mando por diferentes direcciones de ataque nos acompañaron, Elmer, Jerónimo, Javier, Lino Caballero “Melo”, Rolando Elías Julián “Federico”, Roger Blandino Nerio “Jeremías”, Chamba, Calin, Chunguito, Pedrito, Linón, Francisco Velis del PRTC y Renato de la RN.  

De cómo estuvieron los combates, lo hago constar en mi libro “Memorias de un Guerrillero”. Debo destacar, que en medio de la ofensiva, en la madrugada del 16 de noviembre, fueron asesinados los mártires de la UCA, seis sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras. Este lamentable y doloroso hecho, inclino’ rápidamente la balanza a favor de una negociación. Aunque también debo aclarar, que el objetivo de la “Ofensiva al Tope” era la obsesión o ilusión de una insurrección popular. Pero logramos una negociación que nos permitió abrir los espacios políticos democráticos que le permitieron al FMLN gobernar 2 periodos, con los resultados fallidos ya conocidos. Ahora, se abre otro capítulo de esperanza con el nuevo gobierno de Nayib Bukele, esperemos que esta vez sí se inicien las transformaciones sociales tantas veces postergadas.

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