Por Alberto Ramos
El 17 de septiembre de 1980, Ernesto Jovel, Secretario General y Comandante de la Resistencia Nacional, junto a Augusto Cotto, secretario de Relaciones Internacionales y Anabel Ramos, radista de la organización, volaban de Managua hacia Panamá para cumplir con la misión de reunirse con el General Omar Torrijos, Presidente de Panamá.
La misión consistía en lograr que el General Torrijos se convirtiera en garante del apoyo de la Resistencia Nacional al Coronel Adolfo Arnoldo Majano, Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno de el Salvador, con el objetivo que se decidiera a separar de la Junta de gobierno y del ejército al coronel Jaime Abdul Gutiérrez. Sin embargo, aquella misión quedaría inconclusa porque la avioneta nunca llegaría a su destino.
EL CONTEXTO DE LA MISIÓN DEL COMANDANTE JOVEL
De acuerdo con Pierre Bordieu y otros autores, es necesario estudiar el contexto para entender las decisiones que se toman en los diferentes momentos de la historia. Desde septiembre de 1979, se abrió una situación revolucionaria en el país, definida como el momento en el que “los de abajo ya no quieran vivir como antes que y que las clases dominantes ya no puede mantener el poder”.
Se produjeron dos acontecimientos principales que lo demuestran: el primero era el triunfo sandinista en julio de 1979, que se tradujo rápidamente en movilizaciones en El Salvador y sobre todo en la consigna “Si Nicaragua venció, El Salvador vencerá”, el otro suceso era la existencia de un borrador de condena en las Naciones Unidas, por las violaciones a los derechos humanos por parte del presidente, Carlos Humberto Romero, la cual sería dada a conocer en octubre.
Desde Septiembre de 1979 comenzaron a producirse reuniones de los movimientos populares y de los partidos políticos con militares jóvenes, quienes informaban sobre la preparación del golpe de estado. Esto dio lugar a la formación del Foro Popular y a la firma de una plataforma común firmada por todos, en el que se pedía la disolución de ORDEN y de todas las bandas paramilitares.
Cuando se produce el golpe, el 15 de octubre de 1979, el Foro Popular elije a Guillermo Manuel Ungo como su representante, lo que amplió la participación de dirigentes de izquierda en el gobierno liderado por Majano. Pero también se coló en la junta el Coronel Abdul Gutiérrez, dando lugar al ascenso de militares de ultraderecha en el Ministerio de Defensa, en la Policía Nacional, Guardia Nacional y Policía de Hacienda, levantando sospechas entre los Juventud Militar de un contragolpe para ser sustituidos en los mandos de los cuarteles.
Además en diciembre de 1979, se unen las Fuerzas Populares de Liberación, representadas por Salvador Cayetano Carpio, la Resistencia Nacional, representada por el Comandante Jovel y el Partido Comunista Salvadoreño representado por Schafick Handal , en la cual Handal soltaría lágrimas por la emoción de ver unidas a las fuerzas revolucionarias en la Coordinadora Político Militar. Su primer acuerdo fue unir a las organizaciones populares de cada organización, pero
Cayetano Carpio puso como condición, que el PCS retirara a todos los dirigentes del Partido Comunista que participaban en el gobierno de la junta, y que esta organización iniciara la lucha armada. Posteriormente se integrarían el Ejército Revolucionario del Pueblo y el Partido Revolucionario de los trabajadores.
Sin embargo los acontecimientos sociales se producían con mayor velocidad. La ultraderecha organiza una marcha de mujeres hacia casa presidencial para exigir la renuncia de Ungo, quien fue destituido de la Junta, el 9 de enero de 1980. Abdul Gutiérrez estaba ganando poder.
Es el 11 de enero de 1980 cuando se forma la Coordinadora Revolucionaria de Masas, en un suceso sin precedentes, que se retrasó un poco más de una hora por la negativa inicial del Bloque Popular Revolucionario, para que se cantara el Himno Nacional en dicho acto.
El 22 de enero, se organiza la más grande marcha de la historia de El Salvador, con la participación de 350 mil obreros, campesinos y personas de las capas medias. Pero no logró culminar su destino en el Parque Libertad, porque fueron atacados por la Guardia Nacional y la Policía de Hacienda en varios puntos de la capital.
Aunque hubo resistencia armada a estos ataques, con pistolas y algunas ametralladoras, la potencia de fuego de la guardia y la policía se impuso y se dio la orden de retirada de los manifestantes bajo el temor de otra masacre como la de 1932.
Otra prueba de fuego vendría el 24 de marzo de 1980: las personas asistentes al sepelio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, serían atacadas con bombas y fusiles por la Guardia Nacional y la Policía, dejando centenares de muertos y heridos.
No hubo respuesta de las organizaciones populares porque se trataba de un acto de la Iglesia Católica, mientras las organizaciones revolucionarias agrupadas en la Dirección Revolucionaria Unificada, apenas comenzaban la búsqueda de armas.
Se produce el consenso en la Resistencia Nacional de que la Situación Revolucionaria se está agotando, además del convencimiento del Comandante Ernesto Jovel de que para triunfar se necesita de una alianza con la Juventud Militar. Los militares jóvenes temen un contragolpe de los coroneles Abdul Gutiérrez y José Guillermo García para destituir al coronel Majano.
En otras palabras, en el contexto de la situación revolucionaria en Salvador entre 1979 y 1980, la tesis del Comandante Ernesto Jovel, es que el conflicto en El Salvador sólo podía resolverse mediante la alianza de los revolucionarios con los militares jóvenes.
Es cuando la Resistencia Nacional, representadas por Roberto Cañas y Alberto Ramos, acuerdan con el Teniente Coronel René Guerra y Guerra y otros militares jóvenes, concentrar a fin de mes, unos 5 mil militantes de la RN, que participarían en la insurrección, convocada por Majano en caso de que el coronel Abdul Gutiérrez y el coronel José Guillermo García firmaran la orden de destitución. Esta concentración de fuerzas de la RN se repetiría durante los 5 meses siguientes.
De acuerdo con el Teniente Coronel Guerra y Guerra, tenían el control de los mandos dentro de los cuarteles, pero tenían que esperar el llamado de Majano para efectuar el contragolpe para la destitución de los coroneles Gutiérrez y García, debido al denominado Principio de Antigüedad en el ejército, que los obligaba a obedecer al militar activo de más alto rango, y este era el Coronel Majano.
En Julio de 1980, el comandante Ernesto Jovel había movilizado a las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional en todo el trayecto de la carretera Sonsonate-Acajutla, como una práctica insurreccional que permitiera desarrollar combates posteriores. Mientras el Frente de Acción Popular Unificada, participando en la convocatoria de la Coordinadora Revolucionaria de Masas había impulsado la paralización de todo el país en las huelgas generales de junio y agosto de ese mismo año.
Después del desaparecimiento del Comandante Ernesto Jovel, la Resistencia Nacional suspendió los contactos con la Juventud Militar y la concentración de sus militantes al final de cada mes cuando se emitía la Orden del ejército para hacer cambios en las estructuras militares, la cual debía ser firmada por el ministro de defensa coronel Guillermo García.
El coronel Majano fue destituido como presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno el 13 de diciembre de 1980. Culminaba la búsqueda de una solución pacífica de la guerra entre la Juventud Militar y la Resistencia Nacional.
La tesis del Comandante Ernesto Jovel de que no podría darse el triunfo de las fuerzas revolucionarias sin una alianza con los militares, al igual que la tesis de la Juventud Militar de la necesidad de parar la guerra mediante una alianza del Ejército con las fuerzas revolucionarias y que el proceso político salvadoreño sería diferente al de otros países, continuaría vigente durante muchos años…