miércoles, 6 noviembre 2024

Gracias médicos y demás trabajadores de la salud

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“La mujer del César debe ser honrada y también parecerlo”, se dice de una frase que se remonta a la época de la Roma antigua, cuando al emperador y a sus allegados, además de honradez, se les exigía transparencia.

Igual, hoy como ayer no basta ser honrado, es necesario parecerlo. Y aunque cumplirlo es un imperativo para todos, para los políticos es hasta imprescindible, por su condición de figuras públicas.

Por eso, en el marco de la pandemia cruel, ahora más que nunca el pueblo exige honradez y transparencia a los diputados, aun cuando es más que evidente que carecen de criterio propio y que sus acciones responden más a intereses económicos, nunca a velar por la vida y la salud de las personas.

Nadie aprecia la salud hasta que está enfermo. Mientras el Órgano Ejecutivo y el Órgano Legislativo, uno en cada extremo, enfrentan tremendo conflicto -que más suena a capricho y a revanchismo de los diputados- el pueblo en el centro, por decisión propia -y solidario con la justa petición de los médicos y demás trabajadores de la salud- exige la cuarentena estricta y las otras medidas contra el Covid-19, que propone el Órgano Ejecutivo.

Es el reclamo urgente de la mayoría de la población más humilde y laboriosa; es decir, “los que nada tenemos/ que no sea un grito universal y alto/ para espantar la noche”, como escribiera el poeta de mayor conciencia popular, Oswaldo Escobar Velado.

¡Gracias, estimados médicos, enfermeras/os y demás trabajadores del Sector Salud! Todos y de todos los niveles, sin distingos de ninguna clase. Con excepción de algunos profesionales del ramo, que recurren a filosofantes exposiciones o a reclamos técnicos que, por ahora, no urgen tanto como la salud, a ustedes si se vale llamarles -hoy por hoy y con toda propiedad- verdaderos héroes de la vida.

Verlos desarrollar -entre agobiados y extenuados- su humanitaria y extenuante labor,  conmueve de veras hasta al menos sensible de los mortales. Pero, a los diputados parece que no. Salvo contadas y -por eso- apreciadas excepciones, a ellos les fascinan las prebendas y privilegios, extensivos a sus familiares y amigos.

Más que invocaciones jurídicas, exposiciones técnicas y cantinelas con incoherente rebalse “de luchar por el pueblo” (¿?), debe escucharse a las voces médicas autorizadas -por sus evidentes resultados contra la pandemia- que unidas al clamor popular, piden una cuarentena estricta, como la reimpulsan otros países en un intento saludable de aplanar la curva; de lo contrario, en un par de semanas será el caos total. 

Cuestión de conciencia ciudadana. Si -como dicen- los diputados representan al pueblo (¿?), su compromiso sería no oír a sus malos dirigentes y no obedecer un mandato antipopular, como línea de partido. Es decir, servir con honradez y transparencia y -por cuestión de principios- rechazar el revanchismo político, la falacia de injustas acusaciones penales, insultos, trasnochadas amenazas de guerra y el ajeno personalismo… ¡cuestión de conciencia!

Se verán cosas…  aquí y ahora, como en el antiguo Egipto:

– el doliente, triste y conmovedor fallecimiento de médicos, demás trabajadores/as de la salud y de tantos compatriotas, mientras los diputados y otros sectores -en rara unión- cuestionan las medidas de protección contra el Covid-19;

– el papel de los medios de comunicación social impresos -más activismo que periodismo- con claro sesgo informativo, convertidos   en total muestrario de solo notas antipopulares y anti gobierno;

 – la lista negra de diputados que intentan reelegirse -evidenciando  mucho apego a privilegios y prebendas- como para revivir el cuento de Augusto Monterroso: “Y cuando despertó el dinosaurio todavía estaba ahí”…

– Y muchas más…

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Renán Alcides Orellana
Renán Alcides Orellana
Académico, escritor y periodista salvadoreño. Ha publicado más de 10 libros de novelas, ensayos y poemas. Es columnista de ContraPunto
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