El triunfo masivo del Partido Nuevas Ideas, le dio la mayoría de diputados y alcaldías, es una victoria, que se le puede considerar de abrumadora, la población salvadoreña se hartó de la corrupción de los partidos tradicionales.
El Partido Nuevas Ideas sufrió de forma similar lo que el ciudadano común y corriente soportó del sistema político podrido de El Salvador, el sistema, a toda costa trató de evitar que el Partido Nuevas Ideas participara en las elecciones del 2019, asimismo, trató de sabotear a través de irregularidades a las elecciones de este año 2021.
Los dirigentes de los partidos tradicionales no dimensionaron, que la ciudadanía salvadoreña en su inmensa mayoría le iba a dar el poder legislativo total al Partido Nuevas Ideas. Es una forma de decir, Presidente Nayib Bukele y Vicepresidente Félix Ulloa, “realicen los cambios estructurales que el país necesita, nosotros los apoyamos y respaldamos”.
Los cambios estructurales comienzan con la eliminación de la corrupción en todos sus niveles y la modernización de la Administración Pública, no puede haber transformaciones si no se despiden a los funcionarios que dejaron enquistados en las instituciones públicas los partidos tradicionales.
No obstante, con la oposición legislativa, y de las demás instituciones estatales corrompidas, el gobierno Bukele – Ulloa, han comenzado con la modernización del Estado en particular, con la salud, educación, energía y obras públicas.
Los dirigentes de los partidos tradicionales, al actual gobierno, le llaman dictadura, precisamente, porque sus privilegios e inmunidades históricas llegaron a su fin, y se está por inaugurar la demanda judicial contra los funcionarios y empleados públicos involucrados en hechos de corrupción, cuando los procesen penalmente por delincuentes, entonces le llamaran persecución política.
En El Salvador, las elecciones fueron una insurrección ciudadana a través del sufragio. Este gobierno es más fuerte que los resultados de revoluciones, por ejemplo, de Cuba y Nicaragua, porque según las encuestas de los últimos seis meses, el 93 por ciento de la población aprueba la gestión Bukele – Ulloa, además, tienen el poder casi absoluto sin muertos ni heridos.
Es un éxito de la Tercera Vía, sobre el bipartidismo pernicioso salvadoreño, que mantenían los partidos ARENA y el FMLN. El gobierno de Nuevas Ideas, no se puede catalogar como derecha o izquierda, porque va más allá de una simple tipología; observamos que se ha dejado de lado el neoliberalismo, porque ha primado el ciudadano no la ganancia, en lo político se ha privilegiado la participación ciudadana.
Esta revolución pacífica y democrática ha causado preocupación en el continente americano, porque es un bello ejemplo, de cómo cambiar las estructuras de dominación, con la participación y la colaboración de las clases sociales, que tiene por fin común, profundizar la democracia y modernizar el país.
A los teóricos marxistas y liberales se les complica la comprensión de la nueva realidad política y económica salvadoreña, porque el éxito de Nuevas Ideas no es la ideología política y económica, sino, la puesta en práctica de la ética y la moralidad.