No hay día en El Salvador, que los periódicos den cuenta de feminicidios; hecho que el Diccionario de la Academia de la Lengua española define simplemente como: “Asesinato de una mujer por razón de su sexo”, etimológicamente Feminicidio deriva del latín “femina” que significa mujer y del ingles “cidio” de “femicide” definido por Diana Russell y Jane Caputi como: “El asesinato de mujeres por hombres motivados por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres”
Pero, ¿que causa ese desprecio hacia las mujeres? lo causa la misoginia ancestral, evidente o sutil, que es la aversión que los hombres sienten por las mujeres y por todo lo que el patriarcado les atribuye según sus normativas, en donde todo lo que consideran como propio o característico de los hombres tiene más valor que lo que identifican, piensan o creen que es femenino.
El patriarcado al ser un sistema de poder que se proyecta en todos los ámbitos de la vida humana, permite y ha permitido históricamente que las mujeres estén sometidas a lo dispuesto por los hombres en cánones regulatorios de conductas, valoraciones religiosas, normas jurídicas, mitos, e incluso conocimientos tergiversados para sustentar el poder masculino
Esa autoridad ancestral que deviene del patriarcado tiene un sistema de ideas que fundamentan su ideología, la que ha sido introducida consiente e inconscientemente en el ideario colectivo de las sociedades, mediante tradiciones conductuales y orales, costumbres y mas modernamente por los tradicionales agentes de socialización, la familia, la iglesia la escuela, los medios de comunicación, los pares , el Estado y otros que bombardean constantemente con símbolos, ideas, explicitas y/o implícitas, la subyugación de las mujeres, la que presentan como si fuera natural.
Es evidente que las instituciones religiosas han marcado la cultura de los pueblos, predicando la inferioridad y el sometimiento de las mujeres, y con su peso ideológico, sus ejemplos de marginación han permeado a hombres y mujeres con ideas erróneas que lleva a pensar a los hombres, que las mujeres son de su propiedad, para su servicio y complacencia y que mediante la fuerza física las pueden doblegar, violentar y en muchos casos hasta asesinar.
Y como no hay dominación sin dominada o dominado, a las mujeres se les impone por medio de las diversas ideologías religiosas la aceptación de las arbitrariedades del patriarcado.
En este sistema social que vivimos, los hombres creen que el cuerpos de las mujeres es también un ámbito de su propiedad para demostrar su poder, de allí los acosos, las violaciones, los maltratos, la imposición de embarazos no deseados y las regulaciones para que los acepten sin importarles su libertad de conciencia e irrespetando su dignidad, y sus Derechos Humanos.
La misma iglesia católica históricamente ha inducido a la violencia contra las mujeres, en determinados momentos ha permitido utilizar violencia contra ellas, por ej. en el primer Concilio Toledano del 7 de septiembre del año 397, entre sus 20 cánones, el 7mo. Decía: “Que el clérigo cuya mujer pecare, tenga potestad de castigarla sin causar la muerte y que no se siente con ella a la mesa” estas ideas ahora posiblemente diferentes fueron creídas y difundidas en su tiempo, dejando un lastre que alimento al patriarcado.
Otro ej. que minimiza a las mujeres es el libro “El martillo de los Brujos” escrito por dominicos inquisidores en el siglo XV, que es una perorata ideológica que afirmaba como verdadera la inferioridad de las mujeres lo que, según ellos, las hacia propensas a la brujería; de allí las miles de mujeres que fueron torturadas y que pagaron con sus vidas el disponer de su cuerpo, así como investigar y obtener conocimientos herbolarios para ayudar a quienes lo necesitaran, ellas al buscar el conocimiento no se conformaron con aceptar acríticamente los mandatos patriarcales, permitiéndose la libertad de superar dogmatismos y fanatismos en la búsqueda de la verdad.
Todo ese peso de las ideologías religiosas, las jurídicas que se sustentan en ellas y otras, están en el inconsciente y subconsciente humano, y afloran concientemente en los hombres violentando a las mujeres, aprovechando su fuerza física para someterlas, maltratarlas y hasta matarlas con saña y perversidad, cuando ellas no se someten a sus designios e imposiciones.