El enfrentamiento social y político entre un sector importante de la población en contra de diputados, jueces, funcionarios gubernamentales y los dirigentes de los partidos políticos, que han conducido o gobernado el país durante los últimos quince años, tiene raíces históricas, que datan desde la firma de los Acuerdos de Paz e incluso de la mayor parte del siglo pasado.
La crisis política que ahora existe es producto de los efectos económicos, sociales y políticos acumulados durante la guerra civil y de la instalación del modelo patrimonialista/neoliberal en el ámbito político-institucional y económico-social en la posguerra: durante la guerra civil se hizo evidente la contradicción entre las grandes mayorías de la población y el grupo económico-social políticamente dominante; ese grupo dominante fue afectado económicamente con la Reforma Agraria, así como por la nacionalización bancaria y del comercio de exportación agrícola (Noviembre 1979 a Diciembre 1984); participó en el asesinato de Monseñor Arnulfo Romero (Marzo 1980) por considerarlo el principal instigador de la rebeldía de la mayoría de la población; organizó su propio partido político y le dio el nombre de Alianza Republicana Nacionalista (Septiembre 1981), para defenderse de la política de los EEUU que estaba apoyando al gobierno del Partido Demócrata Cristiano, aliado con la cúpula de los militares salvadoreños; se organizó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el cual se fortaleció con personas que formaban parte de la mayoría de la población; EEUU ha venido apoyando económicamente a los grupos económicamente dominantes mediante el fortalecimiento de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (1983 a 2018), para que modernizara el planteamiento económico, social y político de los grupos dominantes; la cooperación internacional proporcionó el dinero para las negociaciones de paz y la aplicación de los acuerdos de paz, especialmente las gratificaciones monetarias que recibieron todos los involucrados (1992/1993).
La crisis social y política se vino desarrollando durante el período de debilitamiento de los mecanismos de dominación de la oligarquía emergente trasnacionalizada: a fines de la guerra civil, los grupos económicamente dominante habían logrado apoderarse del poder político, el partido ARENA empezó a ganar las elecciones y Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol llegaron a la Presidencia de la República, se adoptó el modelo económico neoliberal y se ejecutó la primera fase del ajuste estructural (estabilización económica y primeras privatizaciones); la oligarquía emergente salvadoreña se transnacionalizó prefiriendo invertir en otros países, lo que constituye uno de los factores del debilitamiento de sus mecanismos de dominación al interior del país.
La crisis también fue un resultado del desgaste político de la democracia, como medio de dominación de la mayoría de la población: era evidente que la oligarquía emergente escogía a las personas que ocupaban las principales posiciones en los tres órganos del estado, esto fue aprovechado por el grupo de Francisco Flores y el de Antonio Saca que habían sido seleccionados por la Oligarquía trasnacionalizada, gobernaron en función de los intereses de su propio grupo económico dominante; también contribuyó el desprestigio de los tres poderes del Estado, así como la pérdida de importancia de la dominación política que habían venido ejerciendo los medios tradicionales de comunicación de masas.
Durante el gobierno de Saca se hizo evidente que una parte importante de la población había dejado de creer en el discurso neoliberal, no obstante los programas ejecutados por el gobierno orientados a paliar la pobreza y los efectos negativos de la aplicación del modelo económico neoliberal.
La crisis del sistema tradicional de partidos políticos afectó también al FMLN: disminuyó su democracia interna, algunos de sus dirigentes se enriquecieron y se establecieron mecanismos que impidieron que las nuevas generaciones inyectaran sus energías para su mejoramiento y desarrollo.
La crisis social y política se desató ante la poca capacidad de los dos gobiernos del FMLN de resolver la crisis económica, la criminalidad y la falta de empleo, así como de no evitar la profundización de la crisis financiera del Estado.