Rufina Amaya fue una de las tres personas que sobrevivieron a la masacre de El Mozote, en Morazán. Dedicó su vida a dar testimonio sobre lo que vio y escuchó el 10 de diciembre de 1981 cuando el Batallón Atlacatl irrumpió en el cantón para llevar a cabo el operativo “Yunque y Martillo”.
El plan era asesinar a toda la población del lugar para intimidar a los pobladores de zonas aledañas y que desistieran de supuestamente colaborar con la guerrilla.
Por los crímenes cometidos durante ese operativo, el Tribunal Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera de Morazán convocó a 20 militares acusados de haber participado en la masacre. Los citados deberán presentarse los días 29 y 30 de marzo para que les lean los señalamientos de intimación y las acusaciones en su contra.
El caso fue abierto luego que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declarara en junio del año pasado inconstitucional la Ley de Amnistía de 1993 que impedía juzgar crímenes de guerra de la pasada guerra civil (1980-1992).