viernes, 26 abril 2024

Tontos útiles

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La gran mayoría de miembros de la intelectualidad salvadoreña opuesta a Nayib Bukele presume de ser la capa más inteligente de la población, pero no se da cuenta lo mucho que se parece a los nayilbers: piensan en manada y casi siempre mastican los mismos argumentos. Se lee a uno y se lee a todos. Hasta en la miseria moral se parecen. Ayer, uno de estos brillantes intelectuales insinuó que voces como la mía a lo mejor esperan recibir dinero del actual gobierno ¿En qué se diferencia este presunto intelectual de un vulgar nayiliber? En nada.

Tienen los miembros de la intelectualidad salvadoreña opuesta al gobierno de Nayib Bukele una imagen muy autocomplaciente de sí mismos: se consideran impolutos abanderados de la defensa de los derechos humanos y de la democracia y la cultura liberal. No hay como tener delante el tiro al blanco de una figura autoritaria para recuperar el sentido de la comunidad liberadora. No importa que esa comunidad liberadora piense en manada (igual que los nayibers), no importa que solo posea altos ideales y que no tenga la más mínima idea de qué hacer al día siguiente de que se eche al horrendo dictador.

Yo sí sé quiénes tienen las ideas muy claras de lo que van a hacer al día siguiente de que se eche a Nayib Bukele: las cúpulas de Arena y el Frente.

Como carecen de propuestas políticas claras y de organizaciones políticas que las hagan suyas (a no ser que consideren como una alternativa de poder las vagas defensas de la división de poderes, los derechos humanos y las libertades individuales), la gran mayoría de miembros de la intelectualidad salvadoreña opuesta a Nayib Bukele son serios candidatos a encarnar de nuevo la tradicional figura de “los tontos útiles”, la de aquellas personas bien intencionadas que no saben quién cosechará los frutos de su honesto trabajo.

No seré tan bobo como para sugerir que dejarían de ser “Tontos útiles” si le diesen su apoyo a Nayib Bukele. De ninguna manera. Dejarán de ser lo que en este momento son en la medida en que empiecen de una vez a debatir seriamente sobre la profunda enseñanza que encierra el fracaso del FMLN, sobre la profunda enseñanza que encierra el emponzoñamiento de nuestra cultura política, sobre la profunda enseñanza que encierra el relativo fracaso de nuestra democracia.

De momento solo son los ex–miembros desconcertados de una vieja izquierda que capean los oscuros tiempos actuales aferrados a los dignos restos de un pensamiento liberal decimonónico que también está en crisis.

Más fácil que pensar con mayúsculas, más cómodo, más gratificante, es tirarle pedradas retóricas al infame dictador.

Los miembros de la brillante intelectualidad salvadoreña (tan propensos al ejercicio de las comparaciones hiperbólicas) han tenido todo un año para pensar su relación con esa chusma popular que sigue al flautista Bukele, todo un año para repensar la historia y la experiencia política de la posguerra, todo un año para buscar una tercera o cuarta alternativa, pero no lo han hecho. Y es por eso que su misma desidia intelectual y política, se mire para donde se mire, los condena de nuevo a desempeñar ese papel que no se han cansado de interpretar una y otra vez en el teatro de nuestra historia reciente: el papel de “Tontos útiles”.

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Álvaro Rivera Larios
Álvaro Rivera Larios
Escritor, crítico literario y académico salvadoreño residente en Madrid. Columnista y analista de ContraPunto
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