lunes, 6 mayo 2024

Ser Madre: un derecho o un estereotipo

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Ya por finalizar el mes de mayo, en el cual se dan muchas fechas simbólicas de  parte de nuestra sociedad, a mi parecer se dan dos fechas que me gustarí­a recatar y reflexionar sobre estas: el Dí­a de la madre (10 de mayo) y el Dí­a de Acción Mundial a favor de la Salud de las Mujeres (28 de mayo). Cada una de estas tienen un origen diferente, sin embargo ambas poseen especial aplicación para las mujeres; la primera como parte de la cultura tradicional, principal formadora de los estereotipos y la segunda desde los derechos civiles de las mujeres: el derecho a la salud.

Sin embargo ambas se entrecruzar por considerar a las mujeres como objetivo, no obstante ambas se distancian a partir de su respetivo enfoque: desde el cultural tradicional de la femineidad la una y  desde un enfoque de derechos la otra.

Desde el enfoque cultural los valores se han conformado desde el patriarcado, en donde estos son construcciones mentales que generan concepciones genéricas organizadas e influyen en los comportamientos y conductas humanas. Estos valores son cambiantes de unas sociedades a otras, así­ como de unas épocas a otras.

La sociedad crea sus propias pautas de conducta que impone a las personas a través de complejos sistemas de valoración, determinando lo deseable y lo indeseable, desarrollando códigos de comportamientos establecidos.

Para el caso desde la construcción social del ser mujer, ha estado marcada por la valoración que la mujer para llegar a considerarse como una persona plena deberá ser madre, con este mandato hemos considerado que nuestro destino final es ser madre, llegando a ser madres de manera compulsiva.  De allí­ no es difí­cil ver como  mujeres llegan a realizarse métodos sumamente dolorosos y peligrosos para su misma salud por la idea de la obligatoriedad de ser madre. Otra elemento a considerar es la conformación de la identidad femenina la cual se basa a través de los mandatos sociales de completar el binomio mujer=madre.  La maternidad se ve como la única forma de realización, de ser mujer completa, se nos socializa  para buscar la completud de ser humana a través de la maternidad y como única forma de ejercer nuestra sexualidad,  de allí­ que caigamos muchas veces en una maternidad compulsiva, lo cual es inconsciente.

Ahora bien, enfocando la maternidad como parte de uno de los derechos que las mujeres tenemos, la situación y significado del ser madre cambia. Desde el Dí­a de Acción Mundial a favor de la Salud de las Mujeres se focaliza la maternidad como parte de los derechos sexuales y derechos reproductivos. Se busca la mejora de la calidad de la atención a la salud de las mujeres, teniendo un impacto directo sobre las posibilidades de la mujer de gozar de salud y disfrutar de sus derechos a través de todo su ciclo de vida.

Al partir desde los derechos sexuales y reproductivos, las condiciones de las mujeres son lo fundamental y desde ese punto de vista la maternidad se concibe como fundamental para evitar las muertes de mujeres por esta razón, también otras situaciones que va en detrimento de la salud de las mujeres como el hecho que estas experimentan mayores riesgos de ser infectadas por el virus VIH o como las mujeres embarazadas están más expuestas a situaciones de violencia domestica la cual puede desencadenar en un aborto.

La maternidad conformada como parte del núcleo fundamental de la femineidad no nos permite ver esta como un derecho de ser o no ser madre así­ como el visibilizar los derechos sexuales como parte fundamental de los derechos humanos que forman parte inherente a nuestra calidad de humanas. Como que va siendo hora que las mujeres nos reconozcamos con derechos a ejercer una maternidad libre y voluntaria incluso el derecho al aborto y los servicios correspondientes necesarios.    

La falta de conciencia sobre sus derechos no permite que las mujeres decidan sobre sus cuerpos y su salud, ya que muchas veces para la planificación de los embarazos por métodos anticonceptivos o el realizar la citologí­a para prevenir cáncer cérvico no les son “autorizadas por sus parejas” lo que vulnera su salud pues limita su acceso a dicho derecho, en conclusión la sumisión vulnera nuestro derecho a la salud de manera integral.

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Gilda Parducci
Gilda Parducci
Columnista Contrapunto
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