Por Margarita Mendoza Burgos
El divorcio puede ser un proceso emocionalmente agotador y estresante para cualquier persona, independientemente de su género. Sin embargo, hay algunos problemas específicos que las mujeres sufren más a la hora de rehacer su vida.
Para las mujeres es más complicado debido al estigma machista. He oído comentarios como “con esta no hay problema, pues no hay compromiso”, algo muy vulgar y despiadado, pero así suelen hablar algunos de las mujeres. Y no solo los hombres, tristemente, pues alguien me comentó que el machismo se escribe con M de mamá. Es cierto. Nosotros los educamos y perpetuamos el machismo.
Un tema clave es entender cuánto tiempo debe pasar para empezar a tener otra relación. Si bien no hay una cifra específica, ambos deberían esperar hasta resarcir las heridas, tanto de ellos como de los hijos y un poco el resto de la familia.
Una vez que una mujer ha tenido tiempo para procesar sus emociones, puede comenzar a centrarse en la creación de una nueva vida para sí misma. Aunque parezca increíble, en muchos casos la principal preocupación no es encontrar una nueva pareja sino abordar el aspecto económico. Muchas mujeres dependen de sus esposos para mantener un estilo de vida determinado, por lo que el divorcio puede dejarlas con incertidumbre financiera.
También es importante el modo en que se produjo el divorcio. Una cosa es “cuando el amor se acaba”, que puede ser algo que se va viendo en el proceso de una relación deteriorada. Otra es cuando hay infidelidad de por medio y es pillado, ya que se trata de algo abrupto, inesperado. Puede darse también por maltrato, desinterés en aportar económicamente y con la crianza de los hijos, drogas, alcoholismo, maltrato, abuso o violación de algún hijo.
El divorcio, y en consecuencia el hecho de rehacer la vida, es más complicado cuando hay hijos de por medio, ya que eso obliga a seguir manteniendo cierta relación con la otra parte por temas de manutención y tenencia. Además, es probable que los hijos tengan la última palabra a la hora de aceptar o no la nueva pareja de mamá o papá.
Es fundamental que la pareja nueva realmente acepte y se comprometa con estos hijos. No es fácil, pero ellos serán parte de la otra pareja hombre o mujer. Como el hígado al cuerpo; en este caso corazón y cerebro deben aceptar a estos hijos nuevos.
Después del divorcio, es común que la autoestima de la mujer se vea afectada. Por lo tanto, es esencial enfocarse en actividades que la hagan sentir bien consigo misma, como el ejercicio, la meditación o el cuidado de ella misma. Esto la ayudará a aumentar su confianza y a sentirse mejor consigo misma.
Según datos de la Oficina de Censos de Estados Unidos, el 12 por ciento de los hombres y el 13 por ciento de mujeres se habían vuelto a casar por segunda vez. Y el 3 por ciento de ambos vuelve a contraer matrimonio por tercera o más veces. Otros, en cambio, rehacen sus vidas sin necesidad de oficializar esa relación en un registro civil o una iglesia.
En países tan grandes como este eso es más posible, pero a más pequeño y tercermundista, más difícil será, para ellas.
En el caso de las mujeres, es inevitable el miedo a poder volver a fracasar en otra relación. El divorcio les pesa más porque han sido víctimas del machismo y lo pensarán dos veces antes de aventurarse a otro nuevo matrimonio. Sin embargo, a pesar de que el divorcio puede ser un proceso difícil, también es una oportunidad para que las mujeres reinventen sus vidas y creen un futuro más brillante para sí mismas. Al centrarse en su bienestar emocional y físico, su situación financiera y sus relaciones interpersonales, las mujeres pueden construir una nueva vida satisfactoria y exitosa después del divorcio.