Por Margarita Mendoza Burgos.
Nadie está exento a pecar de vanidoso, de hecho todos en cierta medida cometemos ese error. Pero cuando se trata de presumir las conquistas amorosas, los hombres van un paso adelante. Es cierto, no todos, pero sí una gran mayoría. A menor autoestima, más presunción.
Se suele decir que un caballero “no tiene memoria” y que no anda divulgando sus amores . Esto también está ligado al machismo, ya que un hombre con más conquistas parece ser más hombre. Tener algunas relaciones es positivo en el aprendizaje sexual y de pareja de todo ser humano, pero se percibe diferente si son hombres o mujeres.
¿Por qué necesitan los hombres alardear de sus conquistas? Simple. Tienen que dejar claro sus méritos y, si es posible, posicionarse un escalón por encima del resto. Se alimentan de los aplausos y el reconocimiento externo. Compartir sus logros románticos o sexuales puede hacer que se sientan más seguros de sí mismos y busquen la aprobación o admiración de otros. Además, a la mayoría de esta clase no les agrada usar métodos anticonceptivos ni que lo hagan sus parejas. Y si bien el posible embarazo es un riesgo, también es una prueba fehaciente de su hombría.
En el caso de las mujeres es inversamente proporcional. Su pareja debe ser idealmente su primer novio. Cuantas más conquistas tenga, peor será su imagen. Ellas pueden sentir una presión social más fuerte para comportarse de acuerdo con ciertas normas de conducta, lo que puede llevar a un temor al juicio o la crítica si presumen de sus conquistas amorosas. Esto puede hacer que se sientan más reacias a compartir sus éxitos románticos.
Por lo contrario, el hombre conquistador cree transmitir una imagen sólida que además ayuda a alimentar una fama de exitoso. Algunos han llegado al extremo de tratar de conquistar mujeres que ni les atraen, solo con el afán de alardear de esa “presa”, más aún si el entorno la considera un objetivo difícil o imposible. En ese sentido, celebridades como Julio Iglesias han hecho de eso todo un estilo de vida.
Es, en definitiva, algo así como acumular puntos y galardones en su historial. Sin darse cuenta que ellos también pierden con la constante exposición y el andar de cama en cama. Y no solo pierden moralmente, también, muchas veces acumulan enfermedades que pueden transmitirse a sus otras parejas y a su esposa, si la tienen. Además, se tiende mucho a exagerar o a mentir, a veces llevándose de encuentro a personas que ni por cerca han tenido que ver con ellos y pueden destruir muchas relaciones y vidas.
Hay una teoría análitica que habla de estos picaflores o Don Juanes: “Tanta conquista esconde un miedo inconsciente a una homosexualidad latente, ya que ninguna mujer logra complacerles como para quedarse con ella de forma perenne”.
Existe un viejo chiste que explica a la perfección la necesidad del hombre de alardear permanentemente sus conquistas. Resulta que un náufrago llega a una isla solitaria y tras días de caminar, se encuentra con la espectacular Kim Kardashian. Ambos, únicos habitantes de la isla, inevitablemente inician una relación amorosa. Tras una semana de mucha pasión, el náufrago le pide a la modelo un favor. “Disfrázate de hombre”, le exige. Ella acepta sin entender demasiado: se pone bigotes y un pantalón largo. Él la toma del hombro y le confiesa: “Amigo, tengo que contarte algo… ¿Sabés con quién me estoy acostando? Con Kim Kardashian!!!”