viernes, 6 diciembre 2024
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Preparación del desfile bufo

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Varias semanas antes del desfile se reuní­a la comisión designada por AGEUS, en la cual siempre estaba presente Roque Dalton, esta definí­a el objetivo del desfile, es decir que lo que se denunciarí­a de la gestión gubernamental, como se harí­a, los principales slogan, las carrozas y los grupos de jodarria (vestidos de putas, culeros, militares, etc.; también se definí­a la comisión financiera (encargada de ir a pedir a tiendas y fábricas una colaboración monetaria o en especie, por ejemplo la colaboración de La Constancia era en decenas de barriles de cerveza y las empresas embotelladoras de bebidas alcohólicas lo hací­an donando un vergazo de cajas de botellas de guaro; así­ como la comisión encargada del orden y disciplina; así­ como la de protección de los dirigentes estudiantiles más importantes.

Todas las comisiones se reuní­an a partir de las cinco de la tarde, dos veces por semana y las dos últimas semanas se trabajaba todos los dí­as, en un edificio que alquilaba la Universidad de El Salvador para la recreación de los estudiantes, allí­ habí­a un billar, una mesa de ping pong, varias mesas de ajedrez y damas chinas, así­ como la oficina pública de AGEUS; ese edificio estaba bajo la responsabilidad de un ordenanza pagado por la Universidad, el cual cumplí­a con funciones de limpieza y vigilancia durante el dí­a, pero AGEUS le daba algún dinero adicional para que se quedara al menos hasta las nueve de la noche; claro que un montón de dirigentes estudiantiles tení­an llave de ese edificio y allí­ llegaban a emborracharse durante la noche, especialmente los fines de semana y dí­as festivos. En ese edificio se hací­an todos los preparativos para el desfile bufo, en algún lugar del mismo se reuní­an los que redactaban "La Jodarria" en completo secreto; este era  un panfleto de al menos diez páginas, en que se le decí­an todas las verdades al gobierno, a los militares, al partido gobernante y a la oligarquí­a, en una forma amena y jocosa; nadie sabí­a quiénes eran los redactores, pero era evidente que allí­ estaba Roque Dalton con su grupito de poetas revolucionarios de la época.

Todos estos preparativos se hací­an en forma clandestina, de tal manera que ninguno de los que estaba en una de las comisiones sabí­a lo que estaba haciendo las otras comisiones, todas las comisiones informaban al miembro de la AGEUS designado para ese fin.

Lo bonito era después de las nueve de la noche, cuando las comisiones dejaban de trabajar, ya que los buses transitaban hasta las diez de la noche y algunos de los colaboradores tení­an que viajar a los municipios cercanos; como por arte de magia aparecí­a la cerveza y las botellas de guaro (especialmente Flor de Caña, cuya empresa destiladora tení­a una relación muy amistosa con los estudiantes revolucionarios, en forma de broma se decí­a que esa amistad  era porque los estudiantes universitarios eran los principales impulsadores de la venta de esa bebida alcohólica. En las últimas semanas, los encargados de la redacción de La Jodarria, se trasladaban a alguna taberna a continuar ese trabajo tan delicado, ya que en el edificio estudiantil todas estaban a verga a partir de las nueve de la noche.

Roque también supervisaba los diseños y elaboración de los escenarios que se presentarí­an en cada carroza, poniendo mucha atención en la estética y en la seguridad de los compañeros que irí­an en cada una de ellas; así­ también tení­a reuniones con los encargados de la comisión de orden y disciplina para que se mantuvieran sobrios, mientras el resto ya estaba a verga; así­ como para abrir paso al desfile bufo apartando a la gente, conminándola a dar paso al desfile o de los contrario se le manchaba la ropa con pintura, todo esto sin que la población se enojara, sino que como parte de la jodarria colectiva, en donde la mayorí­a reí­an y coreaban consignas contra el gobierno.

Después del desfile bufo y de vender "La Jodarria", la cual era impresa en una imprenta amiga de los estudiantes, la mayorí­a de los participantes se dedicaban a emborracharse, de choto en el edificio estudiantil o en alguna taberna de mala muerte, en el Centro de San Salvador.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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