El pueblo palestino destapó una vez más el rostro sionista (1) e imperialista del estado israelí. Con sorpresa y admiración vimos que las Brigadas Izz al-Din al-Qassam de Hammas, restablecieron la línea geográfica de Palestina unos kilómetros y vencieron al ejército israelí sin mucho problema. Así mismo, la reacción israelí se está viendo en las dimensiones que un estado imperialista tiene contra un pueblo sometido y de eso no repetiré lo que en redes se está denunciando.
Lo que si resalto es la forma como Hammas respondió a la guerra israelí desplegada particularmente contra el pueblo palestino. En esta se pueden identificar como un estado usa integralmente sus armas sobre un territorio y la vida de un pueblo, poniendo más peso en unas armas que en otras dependiendo de la coyuntura o del momento específico que compone la estrategia general sionista. Es decir, en la estrategia israelí se implementan las fuerzas militares, tecnología de inteligencia militar, de control de movilidad y vigilancia a cada palestino, el aparato jurídico, el brazo económico, el control sobre los bienes naturales como el agua, con el fin de “administrar” la cotidianidad palestina; junto a esto están los colonos que invaden el espacio palestino con su estilo de vida israelí, siendo esta comunidad un brazo violento estatal cuando se necesita.
Cuando se desmenuza el discurso europeo-gringo sobre este nuevo episodio del conflicto palestino-israelí, se encuentra con una guerra no-convencional cuyos componentes no-militares (en este caso colonos israelís, puestos de control israelís, administración de servicios públicos del estado israelí hacía el pueblo palestino, por ejemplo) también se alinean para influir en el comportamiento humano y controlar un territorio. Una guerra prolongada intencionalmente para no desaparecer de tajo a un pueblo, pues las consecuencias para el estado israelí serían casi que la misma, pero por vías diplomáticas, económicas y políticas por parte de la comunidad internacional (incluyendo a sus patrocinadores y socios europeos y gringos), por el contrario, se proyecta el sometimiento palestino para sobrevivir como estado y nación parasitaria que no cuenta con los bienes naturales y geográficos necesarios para existir.
Tal vez por eso, esta invasión paulatina contra Palestina ha permanecido intacta durante el siglo XX hasta nuestros días. Son muchos los conflictos armados entre Estados y entre Estados y organizaciones subversivas “resueltos” con acuerdos de paz que han pasado por el lado de Gaza, desarrollados y analizados bajo la lupa occidental de un conflicto (confrontación, negociación, acuerdo, desarme y el régimen que motivó el levantamiento armado sigue intacto) que excluye los nuevos factores y desarrollos de las guerras proxy o no convencionales; en este nuevo episodio de la resistencia palestina se revela ese enfoque occidental, pero la realidad (protestas y apoyo internacional a Palestina) junto a las causas históricas del apartheid (2) israelí se contraponen a dicha narrativa construida y difundida desde UE y EEUU.
No quiero comparar cuál es el mejor conflicto armado en la historia reciente de la humanidad como el mejor ejemplo para aprender de su experiencia, sería un irrespeto a los pueblos que los protagonizaron. Por el contrario, tienen mi reconocimiento de experiencias ejemplares para las subsiguientes luchas populares, al igual que Palestina, pero en este caso su particularidad de prolongación ininterrumpida hasta hoy, su articulación a nivel mundial en términos simbólicos, políticos, diplomáticos, culturales con otros pueblos, organizaciones sociales, Estados e institucionalidad internacional, le imprimen rasgos que deben profundizarse para afianzar la solidaridad con Palestina y para conocer como ha actuado el capitalismo en representación de Israel.
Uno de los trasfondos de esta invasión histórica, es controlar las fuentes de agua en Franja de Gaza y Cisjordania (río Jordán) y de gas natural (extraídos del mar) palestinos. Bajo la violación de los acuerdos de Oslo en adelante, Israel ha controlado y administrado a su favor el acceso a estos bienes naturales dejando al pueblo palestino una reducida cantidad para sobrevivir. Otro factor del trasfondo es que Israel, como pasa con Colombia, es un aliado de Norteamérica y sirve como su peón en la geo-política del medio oriente (fuente estratégica de bienes naturales) con la función de oponerse a Irán, Siria, Turquía y por ahí derecho a Rusia-China. Este panorama subterráneo infla la fuerza de Israel en el continente asiático y le impuso a Palestina no solamente el rol de su esclavo moderno sino también de su escenario de entrenamiento.
Entonces lo que vimos el pasado 07 de octubre no fue un ataque terrorista, sino otra respuesta legitima de un pueblo contra su opresor. De nuevo se alinean las potencias europeas y la gringa junto a sus gobiernos satélites para “denunciar” dicha acción legitima, que al igual que Ucrania, intentan imponer la narrativa del “Estado bueno” contra el “enemigo malo”, no obstante, las imágenes en redes sociales (X, Telegram) de las víctimas palestinas bajo los escombros de sus hogares y hospitales, al igual que las protestas en Yemen, Bareín, Jordania, Estambul, Beirut, Argelia, Jerusalén, París, Valencia, Bogotá, el capitolio de la casa blanca en Washington, Reino Unido, Qatar, Túnez, Siria, Marruecos, Grecia, cambian la balanza en la lucha por revelar lo que realmente viene pasando entre Palestina y el estado israelí.
NOTAS:
1- Movimiento político judío centrado en sus orígenes en la formación de un estado de Israel y, después de la proclamación de este en 1948, en su apoyo y su defensa.
2- Segregación racial, especialmente la establecida en la República de Sudáfrica por la minoría blanca.
fuentes:
https://www.rtve.es/noticias/20231018/manifestantes-ataques-embajadas-israel-eeuu/2458600.shtml
Las guerras del siglo XXI / Ana Esther Ceceña… [et al.]; Coordinación general de Ana Esther Ceceña. – 1a ed. – Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO; Ciudad de México: Instituto de Investigaciones Económicas; Ciudad de México: Observatorio Latinoamericano de Geopolítica; Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2023.
