En estos días de encierro, el tiempo se prolonga hasta correr el límite donde empieza el aburrimiento. Por lo que las películas son una buena alternativa para no dejar correr dicho límite y de paso se abre un campito para la reflexión del mensaje de la película, el tiempo, la vida, si Dios existe o no (esto último requiere de mucho más tiempo).
Así que les comparto otro trabajo cinematográfico digno de ser comentado en esta columna. La memoria es un eje principal de la cinta Olvidado, dirigida por Jang Hang-jun, estrenada el 29 de noviembre de 2017 en Korea del Sur cuya historia empieza de una forma en el transcurso de la vida de un joven de 21 años (Jin-seok), se presentan episodios que hacen dudar de la veracidad de su vida familiar cuando se trastean a una nueva casa. Un hermano mayor (Yoo-seok) secuestrado durante 19 días, con amnesia de esos días de encierro, pero con un sonambulismo inesperado que lo presenta como alguien que lleva dos vidas paralelas.
A pesar de esa zozobra familiar, un cuarto cerrado con llave que no se puede abrir hasta que llegue la persona que vendió la casa, sin perder de vista ese detalle llegan persecuciones, intentos de daño físico, sospechas de Jin sobre la verdadera cara de su hermano, alimentan la idea de que su paranoia es la causa de todo eso porque no se toma su medicamento contra la ansiedad. Hasta ahí, todo normal.
No obstante, un giro inesperado destruye toda el panorama inicial para redescubrir un plan de fondo mucho más elaborado quirúrgicamente durante años; un plan de venganza para saber de una vez por todas porque una mamá y su hija pre adolescente murieron apuñaladas en su casa (la casa comprada por la familia de Yoo y Jin). Antes de continuar con el casi spoiler de Olvidado, debo mencionar que en 1997 la nación surkoreana surfrió una crisis económica que obligó a tocar fondo a su pueblo para lograr sobrevivir, dejando la ética a un lado, acelerando la función del capital sobre la razón y encerrando con llave cualquier sentimiento. Los protagonistas fueron víctimas de esa crisis y es el contexto que nunca se aparta de la historia, a pesar de moverse entre ese año y el 2017.
Una esposa asesinada, porque la crisis económica ayudo a pensar la brillante idea de cobrar el seguro contra la muerte pagado para la señora, aunque la hija no pudiera disfrutar de ese cobro. ¿Quién hundió el cuchillo? Un joven desesperado por buscar la plata para pagar la cirugía que necesita su hermano mayor para salir de un coma, debido a un accidente automovilístico que le quitó la vida a mamá y papá. Así mismo, la crisis económica fue también la tutora que modificó las vidas de estas personas que diez años después seguían resolviendo los problemas de esa modificación estructural.
La tristeza recorre las venas de estos jóvenes, una generación sin futuro porque sus cortas vidas las dedicaron a resolver la crisis personal de 1997. Una crisis que desunió familias pero unió a los sobrevivientes que en la historia son piezas de una memoria incompleta y que solo el encuentro de ambos polos puede terminar el círculo montado sobre la tristeza, la nostalgia, la impotencia, la inseguridad, la inocencia y la venganza.
Remueve las tripas esta historia donde el futuro no se llena de una motivación esperanzadora, caminando en el interior de un laberinto sin luz, sin las voces amadas, con ninguna condición digna para cosechar ideas libertarias que movilicen el cuerpo hacia otros horizontes. Nada de eso. Esta pieza audiovisual es un poema melancólico salido de un corazón con la mitad podrida.
¿Quiere ver cómo opera el modelo capitalista sobre la tranquilidad del individuo? ¿también le interesa saber la cara real de la búsqueda del bienestar dentro de ese modelo? Le recomiendo Olvidado, pero no con el ánimo de no encontrarle sentido a la vida que observa con sus ojos, por el contrario, la recomiendo para motivar la búsqueda permanente de transformar colectivamente la realidad representada en esta película.