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Novatada

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La experiencia ¿cómo la acumulan los políticos? por una serie de métodos, procesos, artilugios por no decirlo de otra manera más fea, pero lo cierto es que al final los políticos concentran experiencia por todos esos años que se han logrado mantener en el poder. No tan fácil se tumban los argumentos, los mecanismos, y el conocimiento del camino de los tatúes de la política, que aún con los ojos vendados  encuentran el camino correcto, para las posturas firmes. Los nuevos políticos, mediante las herramientas mediáticas, transmisión en vivo en televisión estatal, aparentemente van por el esquema correcto, pero eso no le quita que sean novatos políticos, y que su participación sea un desastre y no cuenten con la aceptación de la población, que busca más un desenvolvimiento técnico que un rifi rafa de palabras  en interrogatorios, y que al final no lleguen a lo medular del asunto. En el caso de los políticos con más experiencia, que están en el banquillo de los acusados, van con la hoja de ruta en la mente, las posibles salidas de emergencia, las válvulas de escape, la maña acuñada, que los harán salir triunfantes, con pocos rasguños como el desenlace de una película de acción.

Experiencia versus novatada política, no puede ser tan bueno para la afinación  de la nueva imagen política de un partido emergente, más si se obvia la cordura en el debate, se recurre a la desesperación de apagar micrófonos, de callar y de intimidar. En el análisis, esas acciones se ven como actos desesperados, eso se debe evitar, porque el debate, el cuestionamiento se hace en base a argumentos, pruebas, que buscan esclarecer las anomalías dentro de “x” o  “y” gestión. La intimidación y la humillación hacen que surta un efecto psicológico  de desprecio y de que los del tribunal acusador lleven la prepotencia al máximo.

Ser novato en la política, no significa NO escuchar consejo y  cometer los menos errores posibles, la humillación es repudiable, no debe ser una práctica de los que quieren comenzar a hacer una política diferente.  No han entendido que el que aparentemente se ve más débil, es el que contará con el apoyo colectivo, por esa condición de debilidad, y el que se ve más prepotente, aunque tenga la razón, encontrará el rechazo colectivo.

Las nuevas corrientes políticas, provenientes de débiles cimientos académicos o nulos en esa misma ciencia, son las culpables de que ahora se haya degradado a representaciones de shows, y de eventos de entretenimiento  de baja categoría, sazonados con el destructivo populismo, tales escenas, van a mostrar el desinterés de la población, la debilidad de los inculpadores  en su impotencia del dominio técnico, el acribillamiento de la opinión pública y tanques de pensamiento. Por el bien de la política y la democracia, el consenso, debemos exigir coherencia, seriedad y experiencia en estos debates, comisiones, para tener una verdadera credibilidad a la nueva clase política salvadoreña, no una involución.

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Carlos F. Imendia
Carlos F. Imendia
Comunicador, publicista y mercadólogo salvadoreño; columnista y colaborador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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