“Las pandillas engañan y seducen a los niños, niñas y adolescentes regalándoles bienes, ofreciéndoles cosas, esto genera que se vayan incorporando a estas estructuras”, expresó la directora del Consejo Nacional de la Niñez y de la Adolescencia (CONNA), Zaira Navas al referirse sobre las afectaciones que genera en la niñez la criminalidad que se vive en el país.
“Las pandillas no son un fenómeno nuevo y fueron creciendo por la falta de políticas de prevención, ahora tenemos una alta presencia de las mismas en las comunidades y adentro de las escuelas también, los niños se ven amenazados por estos y son seducidos para incorporarse a las maras”, explicó Navas.
En el país la población de 0 a 17 años, según datos proporcionados en 2012 por la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTIC), equivale a un tercio de la población total, es decir, dos millones 807 mil personas; de la cifra, el 51.2 % son niños; y el 48.8 % son niñas.
El Salvador es uno de los países más violentos del mundo con una cifra de 105 asesinatos por cada cien mil habitantes. En el primer trimestre de 2016, el Instituto de Medicina Legal (IML) informó que 266 niños y niñas fueron asesinados.
“los niños y niñas reciben violencia, escuchan violencia, son criados y educados en este marco y por eso es importante intervenir no solo en corrección, ni represión sino dándoles oportunidades de desarrollo”, acotó la directora.
Un estudio sobre violencia realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destacó que los niños, niñas y adolescentes sin hogar y provenientes de lugares marginados son los más propensos a ser reclutados por estructuras pandilleriles.
Pandillas en las escuelas
Una investigación psicológica realizada por la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC) demostró que la mayoría de alumnos de centros escolares ubicados en zonas asediadas por pandillas poseen adecuada salud mental a pesar de las circunstancias delincuenciales que se viven.
“La salud mental puede afectarse por factores exógenos como la violencia, según como perciba la persona el grado de intensidad de la situación al ser víctima directa o indirecta de un acto delictivo que puede generarle trauma y desarrollar gradualmente un cuadro clínico psicopatológico”, reza el estudio.
La investigación se realizó con 640 estudiantes y en diferentes centros educativos de San Salvador, San Miguel, Santa Ana y La Libertad.
Entre la muestra, el 61.4% sienten que desempeñan un papel importante en la vida; el 68.7% demostraron tener capacidad para tomar decisiones; 74.5% son capaces de hacer frente adecuadamente a los problemas; y el 60.3% son razonablemente felices a pesar de las circunstancias.
Los datos también demostraron que entre la muestra, hay alumnos que presentaron niveles altos de estrés y ansiedad delincuencial, las cuales se presentan más en las mujeres que en los hombres.