martes, 8 octubre 2024
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Los vecinos pudientes

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"Al parecer, cuando reciben los pudientes notificaciones de advertencia por alguna violación, estos recurren a sus amigos en algún puesto público": Nelson Rojas.

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Por Nelson López Rojas.

Hace algunos meses vi cómo el Cuerpo de Agentes Metropolitanos junto a la Policía desalojaban bruscamente un puesto de pupusas y una venta de frutas y les decomisaron todo: pupusas a medio cocinar, tambos de gas, planchas, etc. Grabé todo con mi teléfono y hablé con las afectadas quienes expresaron que ya tenían advertencias previas que en esa zona no podían vender y que, de no acatar, serían desalojadas. Y así fue.

Uno de los jefes del CAM, al ver que grababa todo, se me acerca y me pregunta qué me ha parecido el trabajo de desobstrucción de aceras. Procede a explicarme que el problema es la basura que dejan los clientes y que se orinan a orillas de los árboles causando mal olor y, por ende, malestar entre los vecinos.

¿Desobstrucción de aceras?

Le comenté que si fuera ese el caso, también deberían quitar los rótulos que obstaculizan el paso de los peatones y la visibilidad de los automovilistas. Habrá también que obligar a los dueños de inmuebles a mantener su pedazo de acera libre de maleza, que los que están remodelando retiren el ripio adecuadamente y a tiempo, que los que sacan la basura en un día sin recolección se les notifique el procedimiento adecuado, pero, principalmente que los carros que atrapan las aceras sean desalojados.

En primer plano, el agente me dice que no tienen suficiente personal para recoger la basura ni hacer lo que le expongo, pero la conversación se torna más interesante cuando me habla de mis “vecinos pudientes” que se creen intocables.

En la zona hay prostíbulos sin rótulo, para los pudientes. “Nadie” sabe que son prostíbulos. Las camionetas con placas de la Cruz Roja, de MI, CD y los sin placa llegan seguramente en alguna misión oficial. La gente utiliza sus cocheras como bodegas para guardar cosas y no sus carros y usan las aceras como extensión de sus casas, incluso se atreven a poner piedras, troncos u otros obstáculos para guardarse el puesto. ¡Hasta hay casetas de vigilantes en medio de las aceras! ¿Por qué el CAM no actúa con la misma rigurosidad y vigor que con las indefensas pupuseras?

Al parecer, cuando reciben los pudientes notificaciones de advertencia por alguna violación, estos recurren a sus amigos en algún puesto público para arreglar las cosas y de ahí todo sigue igual. Cuando algún vecino clase media les dice algo por atrapar las aceras o se estaciona cerca de sus mansiones, responden con prepotencia.

Me insta el agente que hable con mis amigos pudientes para que todos cumplamos la ley y así crear una sociedad más justa. Se ríe. Me río. Sigo caminando con mis perros esquivando los carros que siguen en las aceras y con el sinsabor que deja una conversación donde todos sabemos que nada va a cambiar.

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Nelson López Rojas
Nelson López Rojas
Catedrático, escritor y traductor con amplia experiencia internacional. Es columnista y reportero para ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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