viernes, 26 abril 2024
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Fui un dirigente estudiantil de derecha

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Llegué a la Facultad de Economí­a en el año 1959, era un joven de diecinueve años, con una ideologí­a de derecha, con mucho entusiasmo por aprender. Al final del primer año me hice miembro del Frente Anticomunista de la Facultad de Economí­a, realizamos una fuerte lucha hasta lograr que renunciara el Decano de la Facultad el Dr. Piloña Araujo, quien era considerado por nosotros como un destacado comunista. Apoye al Dr. Sol Castellanos como Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, porque no era comunista, habí­a trabajado en la creación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y era de una familia adinerada; puse todos mis esfuerzos como dirigente estudiantil, para que tuvieran éxito las medidas de mejoramiento de la docencia y la investigación, adoptadas durante su administración. Me destaque como un buen estudiante, por preguntar en clase, estudiar mucho y obtener las mayores calificaciones; no obstante que mi profesor de filosofí­a, el Dr. Napoleón Rodrí­guez Ruiz, quien era mi tí­o y Rector de la Universidad, me rebajó tres puntos en la calificación final de esa asignatura por mala ortografí­a, redacción  y capacidad de sí­ntesis.

Participaba activamente en todas las reuniones estudiantiles para discutir los problemas de la Facultad, la Universidad y el paí­s. Posiblemente eso motivo a que  alumnos de años superiores, identificados con la izquierda, empezaron a conversar conmigo de todos aquellos aspectos de mis crí­ticas en las que estaban de acuerdo. Los miembros de la Junta Directiva de la Sociedad de Estudiantes de Economí­a, controlada por los comunistas, me invitaron a que participara con mis puntos de vista en las cuestiones relativas al mejoramiento del trabajo académico de la Facultad.

En el año 1960 comencé a trabajar en la Rectorí­a de la Universidad de El Salvador como ordenanza, con el apoyo de la Oficial Mayor de la misma, a escondidas de mi tí­o el Rector, porque él no estaba dispuesto a nombrar como empleados de la universidad  a sus familiares.  A los pocos dí­as se me asignaron funciones de oficinista por ser bachiller, sin mejorar mi sueldo. Me correspondió ser testigo del brutal proceder de las instituciones policiales durante la toma del edificio en que funcionaban la Rectorí­a, Facultad de Ciencias Económicas y Facultad de Humanidades, así­ como de la paliza que le dieron al Rector y al Secretario General. Posiblemente esta vivencia me hizo reflexionar sobre el proceder del gobierno y me hice de la oposición, pero continuaba teniendo una ideologí­a de derecha. Además de la gente de izquierda de la Facultad de Economí­a, dirigida por Antonio Osegüeda, yo tení­a contacto con otros destacados personeros del Partido Comunista como Roberto Cea (Poeta), José Napoleón Rodrí­guez Ruiz (mi primo, escritor, Decano de la Facultad de Humanidades), Roque Dalton (Poeta)y Tirso Canales (Poeta).

A principios del año 1961 gané las elecciones estudiantiles de la Facultad de Economí­a para ser miembro del Consejo Ejecutivo de la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS), francamente creo que algunos estudiantes de izquierda creyeron mis promesas de luchar por la reforma universitaria. En AGEUS  encontré que los representantes de las facultades de Derecho (Tomas Guerra), Ingenierí­a (Eduardo Dada) y Humanidades eran comunistas, mientras que los de las facultades de Quí­mica (Armando Bukele), Odontologí­a, Medicina y Economí­a éramos de derecha; sin embargo,  todos estábamos dispuestos a luchar contra la dictadura militar, mantener a la Universidad al lado de las luchas populares, defender la autonomí­a universitaria y lograr un presupuesto adecuado. Efectivamente así­ lo hicimos, teniendo que reunirnos y vivir en un cierto nivel de clandestinidad, dirigí­amos la lucha de calle del estudiantado y la lucha interna impulsando la reforma universitaria (planes de estudio, mejoramiento de la planta docente, mejoramiento de bibliotecas, creación de institutos de investigación, fortalecimiento de la proyección social). En la lucha social me especialicé en dirigir marchas estudiantiles sin poner en peligro a los participantes, resolver problemas logí­sticos de sonido, así­ como lograr una salida segura de algunos de los oradores del lugar del mitin o protesta.

La Facultad de Economí­a se habí­a trasladado al Edificio Chahí­n y se habí­a convertido en refugio de varios dirigentes revolucionarios (incluido mi primo Pepe Rodrí­guez Ruiz). Yo luché para forzar la salida de los mismos, porque consideraba que las instalaciones universitarias no debí­an tener ese uso, además que esas personas hací­an una vida de parrandas y recibí­an la visita de sus amigas.

Teniendo una ideologí­a de derecha me integré en el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), dirigido por el Partido Comunista, que impulsaba la lucha armada, como una de las formas de democratizar al paí­s; creo que tomé esa decisión porque allí­ estaban mis nuevos amigos de izquierda y la represión militar se habí­a hecho más fuerte.

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Santiago Ruiz
Santiago Ruiz
Columnista Contrapunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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