Los evolucionistas no creen en la existencia de un Dios creador, pero para ellos es fácil creer que el universo fue creado a partir de una gigantesca explosión equivalente a la explosión de billones de bombas atómicas que los científicos llaman el “Big Bang”, y que dio origen a las galaxias, estrellas y planetas, y que por supuesto, todo ocurrió de una forma no planificada, sino descontrolada sin una supervisión inteligente.
En tal teoría, la primer célula viviente fue creada a partir de un casual movimiento de átomos sin una reacción física y química inteligentemente guiada, así como el espectacular sistema solar donde vivimos fue creado por una casualidad de tal manera que todo el maravilloso equilibrio entre todas esas tremendas masas llamados planetas suspendidos y girando en perfecta armonía alrededor del sol fue un simple golpe de suerte. Lo cual hace a esta teoría anticientífica por sí misma.
Aun más, una teoría para que sea teoría debe ser probada, y la tan llevada y traída "teoría de la evolución" nunca ha sido probada, por lo que simplemente es una hipótesis. El mismo Darwin admitió que lo que él veía era el resultado de millones y millones de años atrás, y que había que encontrar las evidencias en fósiles que probaran la transición de una especie a otra para probar su hipótesis, cosa que él esperaba que lo harían científicos que vendrían después de su muerte, los que, más de 150 años después, no han podido encontrar dichas evidencias a pesar de años de investigación por científicos modernos. Así que, los que la llaman "teoría", la llaman así en un acto puro de dogmática fe ciega, y no por una verdad científica.
Científicos como Newton y Einstein, concluyeron, que existen leyes invisibles con precisión matemática que gobiernan la materia y la energía de la "naturaleza", que irrefutablemente no pueden ser de otro origen más que el de una mente divina. Científicos modernos como el profesor de Bioquímica en la universidad de Harvard y premio Nobel de Medicina, George Wald, quien hizo estudios del ADN concluyó con estas palabras, "Que ese misterioso código solo pudo ser creado por una mente infinitamente inteligente, y que antes de todos estos descubrimientos, muchos teníamos la tendencia a creer lo imposible, que la vida apareció de forma espontanea".
Es de sentido común el preguntarse como con semejante calor de tal explosión pudo sobrevivir una minúscula primer partícula viviente que con el tiempo originó la vida en una infinidad de expresiones, la cual los evolucionistas no tienen idea de donde tal primer partícula surgió. Igualmente con tal calor, es improbable que pudiera existir agua pero aseguran los evolucionistas que la vida empezó precisamente en el mar, y que los peces se convirtieron en reptiles y los reptiles en aves porque deducen que sus esqueletos muestran inequívocos signos de una evolución.
Nada de esas especulaciones son valederas ya que en el mar continúan viviendo los peces, además, el esqueleto en los insectos recubre el cuerpo y no reside dentro como en los otros animales, y las plantas no tienen ni siquiera esqueleto, así que, los insectos, las plantas, y el hombre, que es el único que tiene espíritu, y que es precisamente lo que lo distingue de los otros seres vivientes, no encajan en ninguna forzada forma de querer justificar lo que con la mayor ignorancia algunos llaman “cadena evolutiva”.
Los evolucionistas no pueden esbozar una idea inteligente sobre de donde surgió ni la explosión del “Big Bang”, ni mucho menos los billones de billones de toneladas de material que explotó, de donde según ellos, surgieron las galaxias, estrellas y planetas. Desde luego que el Dios creador además de su simple palabra pudo valerse de mecanismos que desconocemos para llevar adelante su creación, pero en algunos países se ha enseñado el evolucionismo para desvirtuar la existencia de Dios, y así más fácilmente convencer a la gente de que la revolución, el estado y su gobernante, es Dios. En otros, porque sin el respeto a un Dios, la corrupción en todas sus manifestaciones corre con naturalidad, libre y sin freno, cosas que podemos ver y constatar por nosotros mismos, y con nuestros propios ojos.
No hay excusa para no ver la mano del Dios creador, la cual se manifiesta claramente a simple vista en el planeta tierra empezando por la gravedad, la atmósfera y su perfecta combinación de oxígeno y otros gases, todo obedece a un orden inteligente para permitir la vida tal como la conocemos. Los sofisticados órganos y sistemas de plantas y animales, y además de eso el espíritu en los humanos, todo, es obra de una ingeniería e inteligencia tal, que no puede ser atribuida a la casualidad o a golpes de suerte, sino a un Dios infinitamente poderoso, lo que no es entendible por la mente de los evolucionistas.