domingo, 12 mayo 2024
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El Frente pasó a la historia

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Y llegó el final del experimento. Una década en la que vimos derrumbarse la esperanza de un pueblo. Desde la distancia (emigré el 5 de mayo de 2010), las cosas se ven diferentes. Aunque se aprecia mejor el bosque, se pierde algún detalle de los árboles. Pero eso no es óbice para formarse un criterio, sobre todo, cuando se tiene el conocimiento histórico de primera mano.

Juro solemnemente, que personalmente, traté de mantener la seriedad y objetividad sobre lo que estaba pasando, sin dejarme arrastrar por la ola de crí­ticas calenturientas y llenas de odio. Tarea muy difí­cil, porque fue inevitable hacer comparaciones entre el primer gobierno y el segundo.

Llegado el momento, pensé que debí­a de poner una voz de atención, ante la inminente debacle que se avecinaba. No lo entendieron. Ya las divisiones internas, las mismas de siempre, amplificadas por la ambición del poder, hací­an imposible una revisión y, menos, una rectificación.

Sin embargo, creo que los dos gobiernos hicieron lo que pudieron. O lo que estuvieron dispuestos a hacer sin arriesgarse a un enfrentamiento con los sectores recalcitrantes, que han mutilado el alma social y han estancado el desarrollo de la conciencia y nos tienen en el oscurantismo cultural, entendida la cultura como el eje transversal de toda la vida de la Nación. Yo esperaba ver acciones como que el presidente indultara a las mujeres injustamente encarceladas por aborto. Además de implementar una verdadera educación sexual y reproductiva en los sistemas educativos del paí­s. O que se hablara de renegociar la deuda externa, de suyo inmoral, una deuda adquirida para asesinarnos en la guerra y que terminó en cuentas particulares.

Que habí­a un gobierno de izquierda, pero no se notaba.

Que hubo boicots a las acciones que se trató de hacer, eso no lo puede negar ni los plumí­feros a sueldo. Pero también es cierto que los boicots fueron acompañados por aquellos oportunistas internos. Personajes mediocres que, con una pequeña influencia en el gobierno y el partido, se atrevieron a denostar gente muy valiosa, luchadores de muchos años, verdaderos intelectuales, como es el caso de Dagoberto Gutiérrez y Salvador Arias, entre otros, en lugar de debatirles sus ideas. Serí­a que no les daba la cabeza para tanto. Los hay que han llegado a la osadí­a de que, en aras de usurpar un lugar en la historia del Frente, por lo demás, noble y heroica, han tratado de reescribir su historia personal, vendiéndose como heroicos y legendarios a la opinión internacional.

En cuanto a la cultura, que es lo mí­o, opino que es lo que más se descuidó y las consecuencias están a la vista. No me refiero a los apoyos (muchos o pocos) que los gobiernos brindaron a proyectos artí­sticos, prácticamente arrancados de la voracidad de un sistema neoliberal. En un artí­culo anterior, yo lanzaba la pregunta de por qué los paí­ses asediados, Venezuela, Nicaragua y Cuba, aún resisten. Y es porque han generado una cultura. Solo la cultura mueve las masas. La cultura es lo que da el orgullo de la pertenencia. Y eso es lo que el Frente no logró. Se habla del fidelismo sin Fidel, del sandinismo sin Sandino y del chavismo sin Chávez. ¿Podemos esperar que haya un frentismo, o farabundismo sin el Frente? Lamentable, pero no.

Sin embargo hay un hecho histórico que salva esos diez años, y que el dí­a que nuestro periodo sea revisado sin rencor, a sangre frí­a, será valorado como el único hecho histórico que ha valido la pena en la vida republicana de nuestra nación. Y ese es la canonización de nuestro Santo, Oscar Romero. Jamás antes, habí­a habido un suceso que alegrara a todo el pueblo y nos acercara de corazón.

Honor a quien honor merece, nuestro Embajador ante la Santa Sede, Manuel López, trabajó con una verdadera diplomacia de altura, para desentrampar la Causa, de donde la tuvieron por tantos años, los gobiernos anteriores.

Gracias FMLN, gracias Mauricio, gracias Leonel, por darnos esa alegrí­a.

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Carlos Velis
Carlos Velis
Escritor, teatrista salvadoreño. Analista y Columnista ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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