martes, 14 mayo 2024
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¿El fin de las clases sociales en El Salvador?

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El propósito de este artículo es esclarecer la falacia de la afirmación de que ya no existe derecha o izquierda en el debate político, es decir, la afirmación de que en política ya no hay representación de los intereses de los trabajadores, o, en su defecto, que la clase trabajadora ha desaparecido

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Por Myrna López Águila

Con alguna frecuencia he escuchado decir (casi siempre  a algún ¨milenial¨) que ya  ¨no se puede hablar de izquierda o de derecha¨ en términos políticos sino que hay necesidad de otras categorías. En este punto solo considero válidas las  formulaciones que presenten un claro punto de partida epistemológico, y si en este, se  evade el molesto punto de las clases sociales, lo consideraré como la historia aquella de un grupo de ingenieros planeando  elevar un elefante hasta el  décimo  piso de un edificio. Cuando el jefe de ingenieros comenzó a explicar el método  que usarían para la elevación del elefante dijo:

 ¨Si  hacemos abstracción del peso del elefante…¨

Todo lo que dijo a continuación no valía la pena oirlo. Yo no quiero oírlo tampoco.

Mi punto de partida conceptual es que existen clases sociales

Y por lo tanto, esas clases sociales, con intereses diferentes y contrapuestos, se organizan para tener expresiones políticas  que defiendan sus intereses de clase. Esas agrupaciones pueden  pretender el poder político de una nación, como el Partido de los Trabajadores de Lula en el Brasil, o estar en otras trincheras, como el movimiento sindical.  Hay también  las que defienden y organizan  los intereses de la clase dueña de los medios de producción como ASI  o ANEP. O la máxima expresión política de ellos, que pretende el poder del estado, ARENA. 

Siempre hay,  manifestado  o no, de manera expresa o tácita,  una representación de clase  en estas organizaciones y una discusión de cuotas de poder.

Que existan agrupaciones que defienden los intereses de clase, es la expresión más clara  de la existencia de esas clases sociales y de  sus intereses en pugna. Es esta la verdad axiomática que se quiere negar.

Tradicionalmente, y debido a una anécdota histórica  de inicios de la Revolución Francesa en 1789,  hemos llamado a las organizaciones que defienden y representan  los intereses de los asalariados, izquierda, y a los que defienden los intereses de los dueños de los medios de producción, derecha.   Por extensión, se llamaron de izquierda los regímenes que se abrogaron la representación de los trabajadores en la fallida Unión Soviética y los países satélites de esta.

Obsérvese que no estoy hablando del carácter irreconciliable de las clases sociales, ni de la necesidad de una revolución social que instaure la dictadura del proletariado. O sea, en este artículo, no estoy tomando una posición a favor de ninguna teoría del cambio, sino solamente exponiendo las alternativas posibles..

Pero el propósito de este artículo  es esclarecer la falacia de la afirmación de que ya no existe derecha o izquierda en el debate político,  es decir, la afirmación de que en política ya no  hay representación de los intereses de los trabajadores, o, en su defecto, que la clase trabajadora ha desaparecido.  ¿Qué intereses hay detrás de esta afirmación? ¿ a los intereses de quien o  quienes favorece decir que es  el fin de la izquierda. ?

Esta  afirmación  lleva implícito el juicio  que  ya no hay  clases sociales, que ya no hay clase trabajadora, o bien que la derecha bien podría representar los intereses de los trabajadores también.  O sea el lobo cuidando las ovejas.

Las expresiones políticas de clase, partidos, asociaciones, sindicatos, etc  terminarán cuando ya no haya clases sociales. Sencillamente. La desaparición histórica del ¨bloque socialista¨ no marca el fin ni de la clase trabajadora ni la necesidad de sus representaciones políticas

Ha habido en el mundo, partidos y agrupaciones que, con la bandera de la defensa de los trabajadores, han tomado el poder, e instaurado dictaduras cuya sola existencia es una negación de los ideales de la gente que luchó por una sociedad más justa. Partidos y grupos que han enriquecido a las cúpulas corruptas que alegremente se reparten los bienes del pueblo que dicen representar. Experiencias  que la derecha  con  regocijo ha corrido a calificar como ̈ fracaso del socialismo¨. Pero honestamente, ¿Hay alguna mente sana y honesta que se atreva a decir que un adefesio de estado como la Nicaragua de Ortega es la prueba de que las aspiraciones de justicia de los trabajadores en Centroamérica o Latinoamérica no son legítimas?.

Habría sido realmente un  acto  de honestidad que USA no hubiera bloqueado a Cuba y Venezuela. Habríamos podido ver  un ensayo de ejercicio de poder post-perestroika para saber  realmente qué funciona y que no en los intentos de poder de otros actores que no son la derecha. ¿Se corrompen siempre? Es la paranoia belicista de USA que los vuelve radicales?¿ Son  los intentos de un reparto más justo de la riqueza el origen de un innegable  fracaso económico o es una construcción creada por el bloqueo?  No podemos  saberlo. El  bloqueo se interpone como una sombra que lo tiñe todo.

¿Es el FMLN la izquierda en El Salvador?

En El Salvador, el FMLN que luchó por los intereses de clase de los  obreros y campesinos salvadoreños jamás gobernó.

En su lugar, y por circunstancias históricas, gobernó el Partido Comunista, con uno que otro alibí   de  las otras organizaciones que integraron el FMLN histórico.  Se apoderaron de las siglas y del prestigio del FMLN histórico. Barrieron a todos sus enemigos políticos. 

Consideraron como principales enemigos políticos, no a la derecha, sino a los integrantes del FMLN histórico, a los viejos revolucionarios que fundaron el movimiento revolucionario que quería luchar por un estado de los trabajadores  con un modelo diferente del que ya había fracasado en la Unión Soviética.  

Al igual que Stalin, los jerarcas del PC, arropados por las siglas FMLN  purgaron a todos sus enemigos políticos, la gente que combatió para que ellos llegaran al poder.

El Partido Comunista combatió rabiosamente  a esos revolucionarios en los 70s. El término  ¨ultraizquierdistas¨ no tiene el cuño de la derecha: Lo acuñó el Partido  Comunista, que siguiendo las directivas de la URSS estaba empeñado en alinearse en esa política que impidiera romper los equilibrios de la guerra fría, una política que en nada concierne a los obreros y campesinos salvadoreños. Por eso fundamos organizaciones independientes en los primeros años de la década de los 70.

Cuando la insurgencia revolucionaria ya era un hecho que ponía en jaque  el poder hasta entonces irrestricto de la oligarquía salvadoreña, Shafik Handal se subió en el último vagón del tren ya en los 80s. Después de los acuerdos de paz, cuando se hicieron del poder, cambiaron la historia. 

A  una en la cual, el PC lideró esta lucha, y Shafik Handal tuvo un papel protagónico   que en realidad nunca tuvo. 

Para colmo  gobernaron en la post- Perestroika, es decir, sin  una URSS que les marcara ¨la línea¨. El poder se convirtió en un objetivo en sí y devinieron en una clase política mucho más  rápidamente que sus maestros. Se volvieron adictos al poder.

Por  lo tanto ya no representan los intereses de los trabajadores. El lugar de la izquierda está vacante. No es la izquierda la que ha fracasado. La historia ha destruido ese remedo de partido que pretendía representar a los trabajadores.

Los asalariados de El Salvador necesitan con urgencia un órgano político que represente sus intereses, sobre todo ahora, que la derecha casi logra convencer a toda la población que todos son clase media, aunque vivan en ¨La fortaleza¨.

La izquierda salvadoreña ESTUVO representada en los 70s y 80s por el FMLN histórico, a quien le cabe el honor de haber  luchado y logrado un espacio  democrático. . Tal vez imperfecto, pero en el cual, el pueblo pudo por lo menos elegir el presidente que quería. Sin este  espacio, Bukele, sería Duarte.

Quizá la crítica principal que se hace al fracaso del estado que se formó como ¨Estado de los trabajadores ¨en la Unión Soviética, fue el estricto control del estado  que asfixió la sociedad civil que decía representar, y con ella las libertades, iniciativas, etc.. En vez de eso, a la sombra de ese estado descomunal y controlador, surgió una clase política privilegiada que era la  negación misma de la abolición de las clases.

¿Pero son las alternativas solamente dos? ¿ O  la burocracia poderosa de un estado totalitario o un capitalismo caníbal y desaforado que sume a millones en la miseria?.¿ No hay otras alternativas que comprendan un estado fuerte pero no totalitario, un estímulo a la producción que no impida una distribución más justa de la riqueza?

Y aún en un estado así, que probablemente veamos en su realidad en los estados  de inspiración socialdemócrata, siempre habrá clases. Y sus intereses estarán en pugna. Es el arte de los verdaderos estadistas que posibilitará que  la dinámica de las dos clases sociales principales fluya,  que negocien mutuamente sus intereses como clase, mientras se construyen estados más fuertes y sociedades más justas. Y en el  mundo moderno,  eso es una condición para la supervivencia de la especie humana.

(*) La autora es Socióloga,  Trabajadora  social. “Renata” es veterana combatiente del FMLN,   en la Resistencia Nacional (RN) y en el FSLN, de Nicaragua. Radista, enfermera  en Nicaragua. Cuadro político en el trabajo de base desde 1974. Jefe del colectivo logístico de la Zona metropolitana en E.S., con el grado de “comandante”. Luego fue “purgada” de las filas guerrilleras.

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Myrna López Águila
Myrna López Águila
La autora es Socióloga,  trabajadora  social y escritora. Se conoció como "Renata" en el seno de la insurgencia; es veterana combatiente del FMLN, el cual fue purgada a finales de los 80. Colaboradora de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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