viernes, 26 abril 2024
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Diáspora se moviliza en ví­spera de elecciones 2019

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Pudiéramos estar opinando respecto de las elecciones de alcaldes y diputados, pero en lo individual los candidatos a legisladores no están ofreciendo agenda de interés alguno para una población binacional que busca esperanza desde un ambiente hostil. En esa incertidumbre, un movimiento que promete refundar El Salvador representa una esperanza para remeseros y receptores de remesas familiares. Aunque la presencia de activistas de la diáspora durante coyunturas polí­ticas en El Salvador no es una novedad, la participación que estos están teniendo en su paí­s natal no tiene precedentes. El rechazo y la criminalización de la administración Trump a los salvadoreños en Estados Unidos les obliga a procurarse un lugar seguro — lo cual, implica cambiar la polí­tica económica de destierro que los gobiernos de las últimas tres décadas han impuesto en el paí­s centroamericano. Tanto los que aun luchan por sobrevivir y ayudar a sus familias, como los que se han erigido en empresarios y profesionales exitosos, han adquirido una experiencia que los potencializa para ser parte de la fuerza motriz de un movimiento que ayude a El Salvador a recobrar la soberaní­a, dignidad y sobriedad que lo saque del abismo en que lo tiene la clase polí­tica y la oligarquí­a de turno.

Tanto la concentración del movimiento Nuevas Ideas en Morazán como en San Miguel han contado con la presencia y esfuerzo de activistas salvadoreños que viven en el exterior. Lí­deres e iconos de la diáspora como el empresario Luis Reyes, propietario del restaurante salvadoreño más grande en Washington donde nació la organización Nuevas Ideas, han participado no solo en la convocatoria dentro y fuera del paí­s a través de las redes sociales, sino en la organización y desarrollo de dichas demostraciones de fuerza de un movimiento que de subestimado como virtual está cobrando presencia fí­sica tanto en la capital como en el oriente del paí­s. La presencia de dirigentes como Luis Reyes es instrumental tanto en proveer una cara a la agenda de los salvadoreños en EEUU, como la construcción y promoción de la agenda misma.

No ha sido mera casualidad que este movimiento haya nacido en Washington, ni accidente que ellos hayan escogido apoyar a Bukele. Como inversionistas que monitorean la bolsa de valores, los remeseros se mantienen al corriente de la situación del paí­s para corroborar el beneficio y certeza de la utilidad de sus remesas familiares. Al igual que muchos en territorio salvadoreño, los llamados “hermanos lejanos” han presenciado la ineptitud, corrupción e incapacidad de la clase polí­tica. También ellos han caí­do en la desesperanza y ven en la corta trayectoria de Nayib Bukele el potencial para resolver la pobreza que tanta violencia está causando en EL Salvador.

La obra de Bukele como alcalde bajo la bandera del FMLN y su crí­tica a la clase polí­tica y dirección de su partido impresionó a los salvadoreños en EEUU, especialmente el reconocimiento del rol de estos y su potencial para el desarrollo del paí­s. También lo destacó el ser el primer funcionario que públicamente se opone a la polí­tica económica de destierro de los gobiernos de ARENA y FMLN.

La expulsión del edil de las filas del frente provocadas por altercados con una miembro de su partido favoreció el que su primera visita a Washington se convirtiera de una convocatoria en declaratoria de formación de su mismo partido con el impulso del movimiento Nuevas Ideas. Tanto el edil como el FMLN sabí­an de su inminente divorcio. Que harí­an de con su propia existencia serí­a cosa del desarrollo mismo de sus respectivas luchas. A los salvadoreños en Washington les impactó tanto que no les viniera a solicitar ayuda monetaria, sino participación en la búsqueda de una fórmula de desarrollo sostenido para el paí­s. Nadie antes le habí­a dado carácter estratégico a los remeseros, sino solo a sus remesas.

A pesar de que Nayib Bukele y el movimiento Nuevas Ideas aun no tienen una plataforma programática para el paí­s y los salvadoreños en el exterior, sus filas se engrosan y su movilización desafí­a cada vez más a la clase polí­tica que no ha encontrado una forma efectiva de enfrentarlos. Aunque el edil arremete contra toda la clase polí­tica, sus ataques parecen provocar más ira y desconcierto en la dirección de su ex partido. El frente no ha podido elaborar una estrategia efectiva de restarle adeptos y protagonismo al alcalde de San Salvador. Después de menospreciarlo declarándolo como espuma debido a su expresión virtual en las redes sociales, ahora trata de detenerlo confrontándolo en espacios públicos como lo hizo en la Universidad Nacional, y los parques y plazas de San Miguel y Morazán.

ARENA parece no darse por aludida, como esperando que la lucha de sus dos adversarios termine en la derrota de ambos o una posible alianza con el que gane durante la primera vuelta de los comicios electorales del 2019 – en polí­tica, nada está escrito. De alguna manera, la no respuesta del partido del Mayor Roberto D´abuisson a las crí­ticas de Bukele, lo exponen menos ante la población, y proyectan el debate entre este y el FMLN. ¿Sera que ya estamos en otro momento y el FMLN es quien defiende el statu quo? ¿Habrán los exrebeldes remplazado a los otrora defensores del sistema y orden establecido? ¿O se trata solamente de un acomodo en la recomposición de la clase polí­tica?

Las bases del FMLN parecen enfrascarse en ataques personales y poco sustanciosos hacia Bukele y miembros del movimiento Nuevas Ideas, a través de memes en las redes sociales, en vez de cuestionar las propuestas del edil y proponer las suyas. La infantilidad del enfrentamiento está mayoritariamente limitada ataques del aspecto fí­sico y apodos de los dirigentes. Ojala y después de las elecciones de alcaldes y diputados los salvadoreños dentro y fuera del paí­s puedan conocer las plataformas polí­ticas de los partidos para apoyar a aquellos cuya agenda incluya sus intereses. Aunque la mayorí­a de ideas que Bukele ha mencionado públicamente son de carácter administrativo y anticorrupción, también ha manifestado interés en el desarrollo de la agricultura en el paí­s. Además de prometer restablecer Usulután como el Granero de El Salvador, habló sobre el desarrollo agropecuario en Morazán y reactivación del tren en oriente.

Pero lo que más ha repetido Nayib en sus discursos en cuanto a desarrollo económico es el contraste entre el Japón de antes de que Estados Unidos le lanzara dos bombas atómicas y El Salvador. Parece que está impresionado con el desarrollo de ese paí­s. Lo cual es bien prometedor, porque Japón fue refundado – y, Bukele promueve la idea de refundar El Salvador. La reforma agraria, que fue uno de los ejes de desarrollo del Japón, contó con la ayuda económica, tecnológica y militar de Estados Unidos, que además desmanteló las clicas fascistas oligarcas durante su ocupación. La experiencia japonesa es un modelo exitoso que puede emularse en muchos aspectos, ya que no se limitó la compra forzosa de latifundios, sino que implementó subsidios, mecanización, reorganización y hasta cambios en su moneda.

Cuando la campana electoral para las elecciones generales para presidente de la república comience se verán las plataformas programáticas de los candidatos. Si lo que dice Bukele de que el flujo de ideas debe ir del pueblo para el pueblo, las universidades deberí­an estar estudiando los problemas económicos, polí­ticos y sociales del paí­s y proponiéndole soluciones no solo al edil, sino también a los candidatos de todos los partidos. Es necesario pasar de los comentarios infantiles que ingenua e ingeniosamente se vierten en las redes sociales, y trascender a una actitud propositiva verdaderamente ciudadana. La lucha está limitada a la caricaturización de los lí­deres y candidatos. Más que apoyar a personajes, la población debe aprender a expresar sus problemas y abrazar soluciones. Solo haciendo suya una agenda de soluciones a la pobreza, violencia y corrupción, podrá defender su implementación y prevenir la demagogia y engaño que ha sufrido el paí­s con la clase polí­tica.

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Mauricio Alarcón
Mauricio Alarcón
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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