“Tengo cinco Champions y el Atlético ninguna, ya veremos quién pasa”, fue la frase que Cristiano Ronaldo soltó tras perder el partido de ida ante el Atlético de Madrid en el que salieron derrotados por 2-0. Sin embargo, esas palabras sirvieron como preludio a la noche histórica que se vivió hoy en Turín, en la que el astro portugués marcó tres goles para darle la vuelta al resultado y meter a la Juventus en los cuartos de final de la Champions.
Los colchoneros intentaron imponer la esencia de su fútbol defensivo en Turín, por lo que se replegaron en su propio campo, esperando una contra letal que les diera el ansiado gol de visitante, no obstante, los bianconeros aprovecharon la situación para volcarse encima de la portería de Oblak.
Cristiano estuvo activo de principio a fin, a penas sobre el minuto tres protagonizó una jugada polémica. Durante un saque de esquina peleó con el balón con Oblak y Chiellini apareció para pescar el rebote y mandarlo al fondo de la red, pero el árbitro del juego anuló el tanto por falta sobre el guardameta esloveno.
Allegri tenía clara la estrategia para descifrar el cerrojo defensivo de los colchoneros, la cual era usar a Bernardeschi y Espinazzola para abrir el campo por las bandas y mandar centros sin parar a CR7 y a Mandzukic.
Dicha fórmula rendiría sus frutos al minuto 26, Bernardeschi le arrebató el esférico a Koke y mandó un centro pasado que Ronaldo aprovechó para conectar un fuerte remate de cabeza con el que fusiló a Oblak para el 1-0 y abrir la brecha para la remontada antes de que llegase el descanso.
Al volver de los vestidores, la dinámica no cambió y el equipo bianconero seguía insistiendo en su búsqueda del segundo tanto, que llegó más pronto de lo esperado, ya que sobre el minuto 47 el lateral diestro Joao Cancelo desbordó a la zaga colchonera y mandó un nuevo pase aéreo para el portugués que volvió a conectar otro remate de cabeza, pero esta vez Oblak se estiró al máximo para desviar el balón, no obstante, el silbante recibió el aviso en su reloj que este había superado la línea de gol, por lo que el tanto fue dado por bueno.
Los pupilos del “Cholo” estaban paralizados y no encontraban el camino para revertir la situación y la ansiedad se apoderó especialmente de Ángel Correa, que en un intento desesperado de frenar a Bernardeschi mientras conducía el balón en los límites dentro del área acabó por derribarlo, lo que significó la pena máxima que Cristiano cambió por el tercer tanto de su noche mágica.