Ese código internacional de la OMS se usa, generalmente, para estadísticas de seguimiento de salud de las poblaciones y en consecuencia incide directamente en las políticas de salud de los gobiernos. “Y por supuesto para certificaciones médicas, de defunción y para los seguros. Por ejemplo, los seguros de salud, de viaje y otros. Puede ser limitante en varios aspectos” advierten algunos expertos.
Varios científicos, instituciones médicas y organizaciones especializadas han levantado su voz por todo lo que significa esa nueva calificación, que impactará en muchos de los servicios que debe recibir el adulto mayor.
El Comité Latinoamericano y del Caribe de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría (COMLAT – IAGG) declaró enfáticamente que “La vejez no es una enfermedad” y algunos especialistas recuerdan que no deben uniformizarse a la franja de personas mayores de 60 años.
“Es un concepto erróneo ya que no es lo mismo una persona de 60 años que una de 80, por ejemplo”, dijo a CONTRAPUNTO la Psicóloga y Pisco-gerontóloga uruguaya Marta Huertas. Para ampliar su posición agregó: “Es el mismo error que considerar que es igual un adulto de 25 años que uno de 55 años”.
Las personas tienen una edad cronológica y una edad biológica y considerar que por haber pasado la frontera de los 60 años de edad sufre alguna patología es una barbaridad. “A veces una persona de 65 años y más está en mejores condiciones físicas y mentales que una de 35”, agregó Huertas. La edad biológica depende de muchos factores como los hábitos de vida o la actividad que desarrolla la persona.
Publicaciones médicas de los países industrializados parecen corroborar la opinión de que envejecimiento es sinónimo de enfermedad y se asimila a la “persona mayor” con debilidades o patologías, tomando en cuenta la edad cronológica y no la verdadera edad que es la biológica “. “Y nuestro organismo puede haber vivido en mejores o peores situaciones y haber desarrollado mejores o peores enfermedades o patologías”.
“Cuando una persona tiene prejuicios hacia algo eso se traduce en conductas, en la forma de actuar y entonces fomenta el desarrollo de conductas, prácticas sociales, de cuidados incluso y de políticas económicas, sociales y legislaciones que llegan a ser discriminatorias hacia las personas de más de 65 años, por el único hecho de tener más de 65 años”, comenta Huertas.
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, suscripta en el año 2015 a nivel de la OEA (Organización de Estados Americanos) define el envejecimiento como “un proceso que se desarrolla durante el curso de la vida y conlleva cambios biológicos, fisiológicos, psicosociales y funcionales, de variadas consecuencias, sin que estas alteraciones constituyan por sí mismas una enfermedad”.
Las convenciones de la OMS suelen someterse a revisión cada tanto, porque a nivel de la ciencia siempre están surgiendo cosas nuevas, aunque parece difícil que la CIE-11 sea revisada antes del 1 de enero.
Link:
OMS-CIE-11
https://icd.who.int/icd11refguide/en/index.html
COMLAT